De cada una de sus exploraciones, Tchai siempre traía algo nuevo.
Unos vasos, un juego de café, sillas buenas, una mesa...
Y cada noche Alek la reconfortaba.
Le gustaba sentir su cuerpo. Le hacía sentirse en donde quería estar.
En casa.
Y así pasaban los días, explorando, trayendo objetos útiles, durmiendo y yaciendo; Explorando, trayendo, durmiendo y yaciendo...
Hasta que un día encontró lo más útil
Los planos del reactor cuatro.
Asombrada, los cogió con fuerza y miró a los lados. Nada, solo estaba Alek.
Le cogió la mano y le besó cada uno de los dedos, con una sonrisa dulce
-Alek, lo conseguí. Solo necesito tiempo
Él la miró curioso y la besó con ternura, como le había enseñado
-¿Qué querer decir?
-Quiere, Alek. Pronto conjugaremos verbos. ¿Vale?-Le revolvió el pelo y le enseñó los planos- Esto es lo que quiere decir
-... ¿Eso ser?
-Son planos del enemigo al que voy a eliminar. Chernobyl
En ese momento, el salvaje se mostró nervioso. Temía una sobrecarga que lo hiciese peligroso, salvaje y asesino. Temía dañar a Tchai
-Alek no va a Chernobyl.
-¡Si, vas a Chernobyl!
-¡No, no iré jamás!
-¡Si muero moriré contigo!
Y el timido salvaje bajó la mirada, porque no podía sostenerle tanto la mirada cuando se sonrojaba. Y porque la amaba
-Vale... porque te quiero...
-Sabía que te iba a ganar-Y entonces ella se fue caminando por la calle, hasta su casa, con una risita burlona.
Dios, lo volvía loco.
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Infierno Radiactivo
Science Fiction¿Qué harías en un mundo vendido? ¿Sumirte a una empresa o luchar? La familia de Tchaikvosky Williams luchó durante generaciones por la libertad del ser humano, y ahora ella es la última superviviente... ¿Llegará a la altura de las demás generacione...