El calefactor de Ψempre

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-Aaaaahhhh, hace demasiado frío ahora. -Kaidou frotaba sus brazos para tratar de generar algo de calor, a pesar de tener cerca de 3 suéteres puestos.

-Qué llorón. Ni siquiera hay nieve o algo.- Dijo Nendo burlándose por la actitud del peliazul.

-Dices eso porque eres un monstruo gigante. Es obvio que un monstruo como tú no tenga frío.

-¡¿A quien le dijiste monstruo?!

Yare yare, no se por que tengo que soportarlos también camino a la escuela. Es verdad que es una mañana helada, pero a mi no me causa problemas gracias a mi piroquinesis... Y creo que el problema seguirá un largo rato más.

Apenas llegaron al salón, sintieron una ola de frío saliendo de él. Todos los alumnos tenían algo de escarcha en en cabello y casi se podía ver nevar dentro de la habitación; el piso estaba cubierto por una fina capa de hielo, donde fácilmente se podría patinar, y por alguna razón extraña (y porque se me dio la gana) había tres pingüinos paseándose entre las mesas.

-¡Qué demonios! ¡Está helando aquí dentro!

-Si. Nuevamente se dañó la calefacción, pero al menos hay alguien arreglándolo en este momento.-Aren señaló a un hombre ligeramente gordo que se encontraba sobre una escalera, moviendo algunos cables y desatornillando algunas cosas del calefactor.- Mientras tanto, estamos buscando el modo de sobrevivir.

Por un lado, un grupito rodeaba a Hairo, que, para mantener el calor, y por rutina, se encontraba haciendo ejercicio; por otro lado, Saiko tenía un pequeño calefactor a su lado y recibía chocolate caliente de sus subordinados, mientras varios imploraban por que les permitiesen acercarse aunque fuera un poco, a lo que el joven rico se negaba ya que no quería tener cerca a gente de "tan baja clase"; Mera, ya acostumbrada a vivir de manera "salvaje", había comenzado una fogata con algunos trozos de madera que probablemente provenían de su escritorio; Teruhashi, recibía atenciones especiales por parte de los chicos, lo que incluía varias chamarras de su parte, pues no les importaba morir de hipotermia mientras ella estuviese bien.

-Hola chicos, día helado, ¿No es verdad? - Karen entró a aquella habitación con una simple chaqueta.

-¿No tienes frío con tan solo esa chaqueta? Ni siquiera llevas bufanda o algo similar. -el pelimorado la veía un tanto preocupado.

-¿Ven? Incluso ella es menos llorona que ustedes. -El más alto se reía a carcajadas de los otros dos. Saiki por su parte, trataba de ingeniárselas para mejorar la temperatura de ese lugar sin ser descubierto.

-Ah, es que por alguna extraña razón, genero mucho calor. -Apenas abrió su chaqueta, desprendió una ligera brisa caliente- Solo necesito una tela suficientemente gruesa para que el calor no escape tan fácil, y problema resuelto.

-Aaaaaahhh, Karen-nii, estas tan calientita~ -Mikoto llegó corriendo con la pelinegra y la abrazó fuertemente, metiendo sus brazos bajo la chaqueta y pegando sus pechos con los de ella, haciendo que varios espectadores miraran sonrojados, olvidándose del frío.

-Aiura... me estás... asfixiando...

-Lo siento, pero hace tanto frío que estar pegada a ti es reconfortante~

-Bueno... traje una cobija... porque... pensé que esto pasaría...- con algo de esfuerzo se separó de la gyaru y sacó de su mochila una cobija bastante grande. Con ella se envolvió a si misma y a la rubia. Pronto se unieron el peliazul y el pelimorado, soltando un leve suspiro de satisfacción.

-Esto es realmente tibio. Ni siquiera parece que sea invierno aquí dentro.- dijo Aren y se acurrucó en la manta.

-Esto es mejor que un calefactor. Y la manta es muy suave...- Kaidou lucía algo sonrojado por estar tan cerca de todos, pero prefería soportarlo a morir de frío.

-Hey, Kusuo. ¿No quieres unirte? Aunque no parece ser que lo necesites. - Karen sonrió con sinceridad mientras le ofrecía un pequeño lugar, hasta que de pronto, Kokomi entró en la cobija, ocupando el último lugar disponible.

-Es verdad, es muy cálido. Tenía demasiado frío, jajaja. Espero que no les moleste que esté aquí con ustedes.- "Ni creas que te voy a dar la oportunidad de estar con Saiki. Ya se lo que tenías en mente; ibas a hacer que él entrara y lo ibas a seducir por la cercanía, pero no lo lograrás."

Es un escenario muy raro el que imaginas. Pero al menos me libró de estar con ellos.

El pelirrosa se sentó en su lugar habitual y sacó un libro de su escritorio. La pelinegra con una leve sonrisa salió de la manta, se quitó la chaqueta y se la puso al psíquico en los hombros, abrigándolo un poco más.

-No me gustaría que te resfríes. Puedes conservarla hasta que terminen de arreglar el calefactor.- la chica dio media vuelta y regresó a integrarse al grupo, donde Teruhashi trataba de controlar el impulso que sentía por querer arrancarle el cabello a la chica nueva y Aiura se lamentaba al no haber pensado en ello antes.

Sé que no es mucho, pero al menos así no se enfermará. Quizá también debería comprar bebidas calientes en el receso.

Al escuchar tal pensamiento, el psíquico sonrió levemente. Al finalizar la primera hora, el electricista terminó de reparar el calefactor, por lo que el salón ya se encontraba a una temperatura agradable. La pelinegra dejó salir un pequeño estornudo, a lo que Kusuo le colocó la chaqueta nuevamente, haciendo que la joven volteara a verlo.

-Si te resfrías, será un gran problema. Iré por bebidas calientes en el descanso.-Le dedicó una leve sonrisa y regresó a su asiento. La chica, con un leve sonrojo, también sonrió y volvió a ver sus apuntes.

-Iré contigo, quiero comprarles algunas a los chicos. Debieron haber sufrido mucho durante la mañana.

-¿Por qué te preocupas tanto por los demás?

-Porque son mis amigos. Es normal que me preocupe, al igual que tú.

-¿De qué estás hablando?- La miró con curiosidad.

-Bueno, aunque actúes desinteresado y distante, puedo notar lo mucho que te preocupas por tus amigos. Y eso es un gesto muy gentil.

Sin contestarle, simplemente regresó la mirada al frente.

Tú eres mucho más gentil que yo.

Las desastrosas vidas de Saiki K. y Saiki K.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora