Introduzione

252 8 0
                                    

23/04/2010

El tiempo aquí se congelaba. Por mucho que quisieras adelantarlo, seguía igual. Cada tic-tac, cada segundo, hacía que mi esperanza de huir de aquí, de tener una vida más allá de estar cuatro paredes que me desesperaban, que tantos llantos habían presenciado, pareciera nula.

No estaba secuestrada, ni mucho menos, pero era algo así. Vivía junto a mis dos padres, Javier y Manuela. No les culpo de nada, de todo lo que han hecho, simplemente no tenían medios para abortar y aparecí, desgraciadamente aparecí.

Hace tiempo que ya no lloro, mi lagrimal esta seco de tanto hacerlo. Hace tiempo que no siento nada, absolutamente ningún sentimiento hace que mi ritmo cardíaco aumente. Cada golpe, cada vez que entraban para hacer lo que quisieran con mi cuerpo, cada día sin comer, había hecho que fuera tan dura como una piedra y fría como el hielo.

Escuché los pasos de mi padre, quisiera o no lo seguía siendo. Abrió la puerta y dejó ver su cara. A causa de las drogas y el alcohol, tenía una desnutrición bastante notable, unas ojeras moradas y los dientes podridos.

No dijo nada, solo se puso a hacer lo de siempre, unos cuantos golpes y después me violó. Yo ya no sé si podía considerarse violación, ya ni me resistía, no me repugnaba, todo lo que pudiera sentir era nulo. Cuando acabó, se subió el pantalón y ajustó su cinturón. Cerré los ojos y escuché un golpe. Abrí los ojos y lo vi tirado. ¿Podría considerarme mala persona por lo que iba a hacer? No le ayudé, solo corrí hacía la luz de la última oportunidad que tenía de vivir.

Abrí la puerta y vi una carretera. Parecía una urbanización bastante lujosa. ¿Nadie había escuchado mis sollozos? Corrí cuesta arriba hasta que los faros de un coche me cegaron. Un hombre de unos cuarenta años salió de el y yo solo sonreí, hasta verlo todo negro.

30/06/2010

Aquel hombre resultó ser mi ángel de la guarda. Ahora vivía con el, junto a su mujer y sus dos hijos. Me ayudaron y no me dejaron sola ni un momento. Me dieron de comer y me dieron el amor que en mis 12 años de vida no me habían dado. Álvaro, su hijo mayor, fue con el que más empatice. Dormía conmigo siempre que tenía pesadillas y se quedaba a hablar conmigo cuando lo necesitaba. Susana y Manolo, mis padres adoptivos, hicieron todo lo que estaba en su mano para que fuera feliz y me sintiera como en casa, pero eso no era demasiado difícil ya que nunca me había sentido así.


20/11/2015

Hoy era mi decimoséptimo cumpleaños. Me levanté de la cama y bajé las escaleras que llevaban a la planta baja. Entonces, al torcer mi mirada hacía el comedor, vi todos los globos y una pequeña pancarta que Álvaro sostenía en sus manos. "Feliz cumpleaños Alicia." Esas tres palabras hicieron que por una vez en mucho tiempo, me emocionara y sonriera.

- Muchas felicidades cariño. -dijo Susana abrazándome. - Te quiero muchísimo.

- Y yo a ti Susi. -dije riendo. Nos separamos y ella me miró con el ceño fruncido.

- ¿Cuántas veces tengo que repetirte que no me llames por mi nombre? Eres como una hija para mi y para Manolo, lo sabes ¿verdad?

- Claro que lo sé. -dije abrazando a Manolo.

Giré mi cabeza hacía mi izquierda y vi a los dos hermanos mirándome sonrientes. Gracias a ellos había conseguido integrarme desde el minuto cero y había conseguido ser feliz, cosa que hacía años que no conseguía.

- Feliz cumpleaños hermanita. -dijo Raoul. - Estoy muy orgulloso de ti y de los fuerte que eres y has sido.

- Y yo estoy orgullosa de lo que estas consiguiendo. -dije posando mi dedo índice en su nariz. Reímos y nos abrazamos.

Álvaro me miraba con sus ojos azules, llenos de brillo. Álvaro era mi ejemplo a seguir. Su sacrificio, su manera de hacer las cosas, lo trabajador que era y el corazón tan grande que tenía, hacía que lo admirara tanto. Ha conseguido todo lo que se ha propuesto, absolutamente todo. Ha cumplido su sueño y esta demostrando a mucha gente lo bueno que es y lo que es capaz de conseguir.

- No quiero que te me hagas mayor. -dijo el simulando llorar. -Para mi siempre serás mi pequeña, la pequeña Alicia con la que dormía cuando tenía miedo.

- Álvaro de eso hace cinco años. -dije riendo.

- Cinco años pero seguimos haciéndolo. -dijo guiñándome un ojo. Reí y le pegué en el brazo. - ¿Vendrás a verme mañana?

- ¿He faltado a algún partido Álvaro? -dije sonriéndole.

- Por eso te quiero tanto, porque siempre has estado para mi.

- Y tu para mi. -dije tumbándome en su pecho.


26/01/2016

Estaba en Madrid para ver a Álvaro. Después de su cesión a Swansea, volvió a Getafe. Jugaba contra el Real Madrid. Toda mi familia era simpatizante del Real Madrid, toda. A mi no me iba el fútbol, solo lo justo para ver como mi hermano sonreía y disfrutaba jugando. El partido empezó. Como era evidente, la balanza de la posesión se iba a inclinar hacía los merengues, pero en una contra, Álvaro marcó. No pude evitar emocionarme. El año pasado lo pasó mal, realmente mal, y verle así, celebrar con ese entusiasmo y verlo sonreír así, me era imposible no hacerlo.

El partido terminó 1-4. Bajamos a esperar a Álvaro a la salida del estadio. Hacía bastante frío en la capital española. Salieron los jugadores del Real Madrid y yo me fijé en un chico moreno. Creo que en el partido llevaba el dorsal número 20. Cruzamos miradas por un instante pero aparté mis ojos de los suyos. No sé la razón, pero una corriente eléctrica me recorrió todo el cuerpo. ¿Qué me había pasado? Noté como alguien me daba un codazo en el hombro.

- ¿Es del frío o al ver a ese chico te has puesto roja? -dijo Raoul sonriendo.

- ¿Pero que dices? -dije negando. -Va Raoul no digas tonterías.

- Niegas lo evidente Ali. -dijo riendo. -No es nada malo que te atraiga alguien. -dijo y le miré sonriendo.

Álvaro salió minutos después y nos abrazó a todos. Después, nos fuimos Raoul y yo con el y nuestros padres se fueron al hotel que tenían reservado. Nuestro hermano mayor había insistido en que se quedaran en su casa pero ellos se habían negado justificándose en que "querían dejarnos tiempo solos."

En el coche yo solo podía pensar en aquel chico, en lo que me había provocado y en Raoul no paraba de mirarme con una sonrisa pilla en su cara.

- ¿En qué piensas hermanita? -dijo Álvaro mirando hacía atrás.

- En nada. -dije esquivando la pregunta.

- En el chico del bus. -dijo Raoul.

- ¡Serás chivato! -dije regañándole.

- ¿En qué chico? ¿Qué bus? -preguntó Álvaro curioso.

- En el dorsal número 20 del Real Madrid. -dije colorada.

- ¿En Marco? ¿Marco Asensio? -dijo sorprendido.

- ¿Así se llama?

- Es buen chico. -dijo Álvaro. -¿Por qué no hablas con el?

- No digas tonterías Álvaro. -dije. -Vamos a dejar el tema.

Cuore FreddoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora