Capitolo 1

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20/11/2018

Hoy cumplo veinte años. Iria a Badalona a celebrarlo con todos. Ahora vivía en Madrid. Estaba estudiando una carrera de Publicidad y Relaciones Públicas. Me encantaba ayudar a las personas. Tal vez esa afición venía a raíz de lo que pasó en un pasado. Jamás supe lo que le habría pasado a mi familia, que ha sido de ellos, aunque pensándolo, tampoco me importa. Subí al tren y empecé a leer todos los mensajes que había recibido de mis amigos felicitándome, pero entre todos ellos, uno hizo que se me borrara la sonrisa.

Álvarito💙

Lo siento Ali, pero no podré ir a la fiesta. Disfrútala mucho y feliz cumpleaños enana.

Bloqueé el móvil y apoyé mi cabeza sobre el transparente cristal del tren. Estaba acostumbrada, la profesión de Álvaro hacía que se le privasen cosas. No estaba enfadada, solo triste. Hacía varios meses que no lo veía y le echaba de menos, mucho de menos. Era uno de los pilares más importantes para mi, por no decir el mayor pilar.

Horas después bajé en la estación y vi el coche negro de mi padre. El me buscaba con la mirada, esperando a que saliera, pero no me veía. Caminé hacía el y cuando por fin me divisó corrí hacía el y lo abracé.

- Feliz cumpleaños cariño. -dijo besuqueándome las mejillas y abrazándome. - ¿Como te va por Madrid? ¿Va bien en la Universidad?

- Va bien papá, muy bien. La ciudad es muy grande pero es preciosa. La gente es maravillosa y mis compañeros también. -dije sonriendo.

- Me alegro mucho cielo. -dijo conduciendo hacía Montgat.

- Álvaro no vendrá. -dije triste.

- Lo sé, me lo ha dicho. -dijo mirándome. No podía ocultar mi tristeza y el sabía lo que me dolía que Álvaro no estuviera allí. -Sabes que a tu hermano le encantaría estar aquí ¿verdad?

- Lo sé papá. -dije mirándole. -Pero lo echaba mucho de menos y creía que hoy podía ser el día perfecto para volver a verle.

- Estáis muy unidos Alicia, desde siempre, pero a lo que se dedica tu hermano es muy complicado. -dijo. -Tu hermano te quiere mucho Ali, tenlo muy claro.

- Lo tengo claro. -dije sonriendo.

Llegamos a esa casa blanca a la que tanto echaba de menos. Cerré los ojos y inspire. Aún olía como antes de irme. Seguro que mamá había preparado esas galletas que tanto me gustan. Papá abrió la puerta y ante mis ojos apareció el pequeño trozo de césped donde Álvaro, Raoul y yo solíamos jugar a fútbol. Sonreí y me adentré en casa. Me acerqué lentamente donde estaba mamá y le tapé los ojos.

- ¡Alicia! -dijo para después abrazarme. -¡Que mayor estas! Felicidades cielo.

- Gracias mamá. -dije deshaciendo nuestro abrazo. - ¿Dónde está Raoul?

- No puede venir. -dijo. -Está con lo de su nuevo single, ya sabes.

- Si mamá. -dije bufando y yendo al sofá. Tapé mi cara con las manos y suspiré. Hoy necesitaba a mis hermanos aquí. Es verdad que había visto a Raoul más de vez en cuando, ya que el vive en Madrid, pero los necesitaba. Susana se sentó a mi lado y me acarició la espalda. -Cariño, ya sabes que tus hermanos te adoran, pero les resulta imposible venir.

- Pero los necesito aquí mamá, es mi cumpleaños.

- Lo se Alicia, a ellos les encantaría estar y se que te duele que no esten, pero debes comprenderlo. No te enfades anda, que hoy es tu día. -dijo y asentí.

- Voy a la habitación. -dije levantándome del sofá.

Subí las escaleras hasta el cuarto de Álvaro y Raoul. Miré hacía la mesita de noche que había a la izquierda de la cama. Había un marco con una foto donde salíamos nosotros tres sonriendo. Empecé a acariciar la foto recordando ese día.

- Feliz cumpleaños Ali. -dijo una voz a mi espalda. Miré para ver de quien era. Al ver el rostro de mi mejor amigo, sonreí.

- ¡Javi! -dije para correr y abrazarle. -Te he echado mucho de menos.

- Y yo a ti. -dijo riendo. - ¿Cómo te va todo por Madrid?

- Muy bien. ¿Y a ti por aquí? He oido que te han subido al primer equipo. -dije sonriendo.

- Si, me han subido. Pero no cuentan mucho conmigo. -dijo algo triste.

- Es normal, aún no han visto al super futbolista que estas hecho. -dije guiñándole un ojo.

- Supongo. -dijo riendo. - ¿Y tus hermanos?

- No van a venir. -dije algo triste. - Álvaro está en Granada con su equipo y Raoul está fuera por su single. Lo más parecido a un hermano que tengo aquí eres tu.

- Lo siento mucho pequeña. -dijo abrazándome. - ¿Y Marco?

Al oír ese nombre, sentí como mi sangre se cortaba y mi respiración iba cada vez más rápida. Como mis pupilas se dilataban al oír el nombre del único chico del que me he enamorado y del que aún lo estoy. Cerré los ojos y tragué saliva para deshacer el nudo en la garganta que me había provocado.

- Marco me dejó. -dije en un susurro. -Hace un año, me dejó por una chica.

- No lo sabía Ali. -dijo sorprendido. -Lo siento mucho de verdad no tendría que haber dicho nada.

- No pasa nada Javi. -dije simulando una sonrisa. - ¿Vamos para abajo? La gente debe estar llegando ya.

Cuando Marco me dejó, lo pasé fatal. Me enamoré locamente de un chico que no me quiso, nunca lo hizo. Nunca le he dicho a nadie lo que realmente pasó, no quiero que lo odien. Quizás los únicos que han conseguido quererme han sido los Vázquez y Javi. No culpo a nadie por no quererme, me culpo a mi por haberme dejado llevar.

Mis primos y mis tíos ya habían llegado. Abracé a Sam y a sus padres. Me preguntaron que como estaba y me dijeron lo cambiada que estaba. Empezamos a cenar cuando picaron al timbre. Me levanté y vi a mis dos hermanos plantados delante de la puerta. No pude contener mis lágrimas.

- ¡Estáis aquí! -dije abrazándolos. -Pensaba que no vendríais.

- No me perdería un cumpleaños tuyo, y menos después de haberte tenido tan lejos. -dijo Álvaro.

- Toma, te hemos traído esto. -dijo Raoul dándome una caja. -Sabemos que eres sencilla y que nunca quieres nada caro, por eso hemos decidido regalarte esto.

Abrí la caja tirando de la tela que formaba un lazo y quité la tapa. Vi un marco con una recopilación de fotos nuestras. Después había dos cartas, una de Raoul y otra de Álvaro, y por último una camiseta de Álvaro y el single de Raoul ya en físico. Me sequé las lágrimas que habían salido de mis ojos y les miré.

- Os quiero mucho chicos. Gracias, es el mejor regalo que me han hecho nunca. -dije abrazándoles de nuevo. - ¿Vamos dentro?

- Claro, tengo ganas de ver a mamá y a papá. Son muy buenos actores. -dijo Raoul guiñándome un ojo.

- ¿Ellos lo sabían? -pregunté y asintieron. - ¡Mamá, papá! -grité. Oí como mis hermanos reían y cerraban la puerta.

La tarde pasó entre risas y bailes. Estar aquí me hacía muy feliz, ellos me hacían feliz. Entré a la cocina para beber algo y Álvaro me siguió.

- ¿Y Marco? -preguntó.

- Lo dejamos hace un tiempo. -dije mientras me titubeaba la voz.

- ¿Estás bien Ali? -dijo al ver que tenía los ojos llorosos.

- Se fue con otra chica Álvaro. -dije llorando. -Me dejó.

El me abrazó y me recostó en su pecho. Me acariciaba la cabeza. - No te merecía Ali.

- Puede ser, o puede que nadie me vaya a querer nunca, solo vosotros.

- Eres maravillosa Alicia. -dijo Álvaro. -No quiero que nada ni nada te haga creer que no lo eres ¿vale? -asentí. -A lo mejor conociendo a otro chico te olvides de el. Ya sabes, un clavo saca a otro clavo.

Por un momento pensé en lo que me había dicho mi hermano, pero me sentí estúpida. Estaba enamorada de Marco Asensio, de ese chico de ojos marrones y sonrisa brillante, solo quería volver al pasado y cambiarlo todo, volver a esas noches de invierno frías pero que a su lado eran mejores. Solo lo quería a el.

Cuore FreddoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora