Lluvia

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La lluvia inició ni bien las mariquitas de Ladybug volvieron a la normalidad toda la ciudad, pero el dúo de súper héroes no se movió de su posición en la cima de la torre Eiffel, mantenían la mirada fija en el otro, como si estuvieran viendo algo de lo que antes nunca se percataron.

¿Qué era lo que había? ¿Qué fue lo que les mostró aquel akuma que no podían dejar de verse?

La sensación era tan agobiante que poco les importó que el segundo pitido les indicara que solo quedaban tres minutos para terminar sus transformaciones, no podían cortar la conexión visual. La lluvia se hacía cada vez más fuerte, la cabellera rubia de Chat Noir se iba apegando a su rostro darle la apariencia de otra persona, una que Ladybug conocía muy bien, mientras que la chasquilla de la chica, apegada en su frente, producía pequeños hilos de agua.

Un nuevo llamado de atención de los Miraculous y, aún estaban ahí, prendidos en la mirada del otro.

—Lamento no tener un paraguas en esta ocasión —susurró, como queriendo adivinar si su corazonada no estaba equivocada.

—Y yo, no habértela devuelto—contestó, causando que ambos rieran... todo era tan igual... y tan distinto a la vez.

Un nuevo pitido, los trajo a la realidad.

Ambos sacudieron sus cabezas y, al ver el estado de sus prodigios, solo pudieron suspirar antes de despedirse cada uno hacia su casa...

Con la resolución de que la lluvia les había dado la dirección exacta en donde ambos superhéroes irían a refugiarse de ella.

La mansión Agreste y... La panadería Dupain-Cheng.  

Miraculous: Fictober 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora