CONFESIÓN

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Ash sabía claramente que el plan no iba a funcionar, que todo iba a ser en vano.

No quería poner en riesgo al recién llegado.

Su piel estaba pálida y sudosa había regresado hace poco de su último encuentro con los guardianes de Papá Dino.

Gracias a Max, habían conseguido con un dinero "prestado" comprar un lujoso apartamento.

Era una noche calmada,el pelinegro estaba descansando abrigado a una manta, frente suyo.

La habitación estaba vacía, los dos integrantes de su pandilla habían salido a realizar algunas compras.

Una lámpara , muy lejos de donde estaba, era lo único que iluminaba el lugar.

-¿Qué tanto me miras?-Preguntó Eiji, abriendo sus jalados ojos uno por uno.

-Eres una persona muy inocente, hasta cuándo duermes se muestra tu pureza.- Respondió el rubio.

-No sé si eso sería algo bueno.-dijo el japonés desviando la mirada alrededor, buscando a sus amigos que había hecho hace poco.-No hay nadie cierto.

-Se retiraron bien empezaste a bostezar.

El japonés se arrimó y se sentó sobre el sofá rascándose la cabeza.

Ash inmediatamente se dió cuando de lo que sucedía.
Eiji estaba sin prenda alguna en la parte de arriba, dejándose ver su delgado torso.

-¿Por qué me sigues mirando, mi calabacín?

Ash estaba un poco ruborizado por la vergüenza, no por lo que estaba mirando.. sino, por el apodo que le había puesto el japonés.. y por usar la palabra "mi". Él recordaba que no era de nadie, solo de su arma llamada : "Bárbara".

-Siendo sincero y directo, estás sin polo.

-No me digas... Pensaba que tenía puesto un vestido.
¿Y qué hay de malo con eso?

Ash no respondió, solo señaló al cartel que se logró divisar ya que alcanzó la luz de la lámpara.

El japonés leyó en voz alta lo que decía:

"ESTÁ ESTRICTAMENTE PROHIBIDO TENER EL TORSO EXPUESTO EN ESTA SALA, AÚN PEOR SI ESTÁS FRENTE AL JEFE ASH,EN CASO CONTRARIO ESTÁS MUERTO"

-Joder, hasta tiene una precaución y te aconseja mejor que tú propia madre.
Lo raro de esto, es que tienes más miedo a un torso desnudo, que a matar fríamente.
Nunca comprenderé a los de este país.

-Se supone que tenemos ya dos días aquí, ¿y recién te das cuenta del cartel?.

-Bueno, sabes que no paro mucho tiempo en la sala. Ya que me trasladaste a tu cuarto, sigo sin saber la razón.

-Eiji, la razón de esto, es algo que tengo muy en secreto, que ni se lo he contado a Shorter, pero haré una excepción contigo.

-Esta bien-Dijo el pelinegro muy ansioso.

-Tengo un fetiche por los pezones.

-Alto ahí, se supone que te aterraban las calabazas, ¿y ahora tienes un fetiche por pezones?
Dime cómo rayos llegaste ser jefe de una pandilla.
Será mejor que no te lleve a Japón, mucho menos a aguas termales.

-Ahora mismo traeré una camisa de tu armario.

-Que asco, uno queriendo ser libre y tú jodiendome la vida-Dijo Eiji muy molesto.

-Humm..-Dijo Ash haciendo un punchero mirando a su lado izquierdo desviándose del cuerpo del japonés.

Parecía que Eiji estaba muy provocador esa noche, así que estiró su brazo y jaló a Ash y lo puso encima de él.
Estaban uno frente al otro mirándose detenidamente, pero eso duró pocos segundos, ya que el rubio empezó mirar más el torso del pelinegro que su propio rostro.

-¡Suéltame!-Gritó Ash, con la cara sonrojada.

-Que raro, sigo sin saber el porqué del cartel, yo te veo normal.
Me han timado cruelmente.

Eiji pausó su diálogo y notó que algo tocaba su miembro.
Observó abajo y se dió con la sorpresa de lo duro que estaba Ash.

-"Diablos señorita"- dijo Eiji muy burlón.

En ese preciso instante empujaron la puerta de la sala estrepitosamente, Ash y Eiji sufrieron un leve ataque.

Como la habitación no estaba iluminada completamente, Eiji usó sus instintos ninjas y con mucha rapidez llevó al rubio a su habitación, que también era de él.

Como la habitación no estaba iluminada completamente, Eiji usó sus instintos ninjas y con mucha rapidez llevó al rubio a su habitación, que también era de él

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MI CALABACÍN [BF]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora