El sonido de una corneta de posta le hizo abrir los ojos de golpe a la vez que el alba comenzaba a dejarse ver. Resopló, arrepintiéndose de no haber aprovechado la noche más y tentado a volver a cerrar los ojos, pero las voces que empezaban a escucharse fuera le hizo levantarse de un salto y así evitar remolonear más.
Se lavó la cara con un poco de agua que tenía en un cuenco, se remetió la camisa blanca de algodón, se puso las botas y salió de la tienda de campaña.
Se estiró, notando los músculos entumecidos y se unió a los compañeros, que ya habían empezado a desayunar aquellas gachas insípidas acompañadas de una pequeña rebanada de pan, que apuntaba a ser todo el lujo que tendrían en la comida.
Comió igual que siempre comía aquello, rápido y sin pensarlo mucho, por su bien y el de su estómago. Dejó el cuenco en el barreño donde luego el cocinero los lavaría y se dirigió a la tienda de Guix.
- Gobernador- llamó desde fuera, abriendo un poco la tela.
- Pase
Raoul terminó de apartar por completo la tela y entró, parándose a observar el interior de la dependencia provisional del gobernador. El doble o más grande que las de el resto, con más utensilios de aseo y una mesa con una gran fuente de frutas, pan, agua fresca, cereales y algo de queso. No pudo reprimir una mueca al ver la mesa y acordarse del pobre desayuno que se había tenido que tragar.
- ¿Vas a hablar o te piensas quedar ahí todo el día?- replicó el gobernador sentado en su silla.
Raoul volvió en sí con una sacudida de cabeza, pidió disculpas con una media sonrisa y se apoyó en la mesa de la comida, mirando al hombre.
- Quería confirmar que el plan a seguir hoy no va a sufrir cambios
- No, ya se dejó claro qué se haría- contestó con desdén -es más, vais tarde, desaparezca de mi vista
Raoul asintió y se despegó de la mesa con cuidado, con intención de salir de espaldas pero la voz de Guix le frenó.
- Por cierto, capitán- guardó silencio unos minutos mirándole de arriba a abajo -guarde las formas, haga el favor- replicó refiriéndose a la ausencia de saludo y reverencia que el capitán le había hecho.
Con un asentimiento y un falso "no volverá a ocurrir", salió de la tienda con una media sonrisa maliciosa y sacó del interior de la ancha manga blanca una manzana verde y brillante, se acercó a Ricky y le llamó con un seseo. El de ojos azules le miró con una ceja enarcada y casi no le dio tiempo a coger al vuelo la fruta que le lanzó Raoul.
- Disfrútala, pero que no te vean
- Te debo una capitán- dijo el colono mientras se le hacía la boca agua mirándola.
Raoul repartió las tareas entre los hombres, haciendo grupos. Unos se dedicarían a cavar la primera zona que tenían pensado explotar y el otro grupo, que luego se separaría por parejas, peinaría todos los alrededores del campamento, tanto para hacerse al lugar como para asegurarse de que era una zona segura.
Raoul eligió a Ricky como compañero y, relegando la tarea de vigilar la excavación a otro hombre de confianza, salió del campamento junto con el ojiazul para cubrir su tarea.
Comenzaron a caminar hacia la derecha con dos parejas más que luego tomarían otros caminos para así peinar más terreno; los del camino de la izquierda harían lo mismo. Cuando se quedó a solas con Ricky, este sacó del pequeño saco que portaba a la cintura la manzana que su compañero le había dado y le dio un ansioso bocado bajo las risas de Raoul.
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Colores en el viento
FanficAño 1607. Una expedición de colonos dirigida por el gobernador Guix partirá desde Inglaterra para conquistar una tierra salvaje, contando con la experiencia del capitán Raoul. Allí, se encontrarán con el pueblo indio de los Guanches y Agoney, el hij...