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Aclaro: es una historia corta, no se si se considera un long fic.
Los sucesos pasaran rapido como toda historia corta, no creo tener tanto tiempo para dellatar el como nace el amor de los protagonistas.


Aun no se explicaba como pudo hacer que sus patas avanzaran por todo el bosque negro hasta aquí.

El de lo lindo de la vida, entrenando para la temporada de invierno, y cuando se refería a entrenando era mas bien jugar con Ned y Michelle, más que el primero, la ultima siempre tenia encima su aura sarcástica.

Yendo al punto, no supo en qué momento se hallaba entre las garras de otro lobo más enorme que él, con el hocico ensangrentado y esa mirada de sed de sangre. Él era ágil, más que el promedio de jóvenes en toda la manada, no fue difícil con su tamaño escabullirse entre las patas de aquel desconocido.

Como corderito estuvo perdido entre todo el caos, chillando y con la cola entre las patas al no visualizar a su tía o sus amigos. Nunca pensó que la manada hidra atacaría de repente, sumiendo a todos en una batalla entre colmillos y dientes.

- ¡abajo! - gracias a todo lo sagrado que pudo reaccionar a tiempo ante la orden, acostándose en el suelo cual largo. Al segundo, a unos metros se hallaba un cadáver de un lobo muerto.

Dio gracias a Natasha, la vampiresa pelirroja que lo había salvado de nuevo de estar con el agua al cuello. Bruscamente fue tomado de la piel de su lomo por una mano, su querido maestro Scott llevaba al hombro demás cachorros fuera del peligro entre los bosques.

No fue horas después que pudo ver al fin a su amada tía, Michelle afortunadamente estaba bien, Ned llego a salvo con su familia luego que el Alfa Steve los rescatara.

Les dio miedo regresar a su territorio por mas de un mes, con el peligro encima que algún enemigo de la manada hidra pudiera matarlos. El alfa con sus betas siempre aseguraba que todo peligro ya había pasado, pero aún se mantenía la paranoia que pronto pasaría algo.

Y paso algo...

Se tomo sus entrenamientos enserio para proteger a su tía May, pero un día al regresar a su cabaña la había encontrado en el suelo inconsciente.

-veneno- fue lo que aclaro bruce, el druida de la manada al terminar de examinar a su tía.

-¿veneno? ¿Qué clase de veneno? - pregunto al fin después del todo el silencio.

-uno peculiar que le gusta hacer Redskull, destruye el corazón lentamente desde dentro, le encantaba hacer venenos de ese tipo. No es que no haya encontrado antídotos para ellos, pero toma demasiado tiempo, me temo que May no lo tiene- cerro su libro, con el pésame en sus ojos.

Peter a medida que pasaba el otoño su tía empeoraba, con una sonrisa más falsa a simple vista. El invierno era crudo y hostil, no llegaría a primavera para contarlo.

Ha leído mil y un veces el bendito libro de Bruce, sin éxito alguno, y la experimentación con pociones y brebajes era lenta.

May era la única familia que le quedaba, no quería verla morir igual que su tío Ben. Dolía tanto arroparla en las noches, pensando que al amanecer estaría muerta, con la mano en el corazón cuando ella salía y le daba el escalofrió.

Ya no quedaban mas opciones, menos tiempo de vida para su tía, debía hacer algo. El alfa rubio estaba muy ataradeado, su querido maestro esta ocupado por el celo próximo que pasara con su pareja.

Era muy joven, con tendencias de meterse mucho en problemas y literalmente tropezarse con ellos, con poco tiempo, una helada encima, una tía enferma y medio pan masticado.

y si...

Era una locura, pero siempre anda metiéndose en más locuras de lo que puede vivir un lobo de su edad.

Existía rumores, contando que más allá del bosque negro donde callo la reina malvada Ravena, existe una casona, más bien un castillo, donde antes se celebraban bailes costosos, el glamur respirándose en el aire, la realeza riendo en los pasillos y plebeyos cantando. Aquel que ahora esta abandonado, solo y sin vida alguna, aparentemente...

Aquel rumor de fogata se decía que aun habitaba un ser, viviendo entre los silenciosos y oscuros pasillos del castillo, un vampiro real para ser exactos, con una mente prodigiosa como maldita, capas de crear inventos nunca antes vistos, y por supuesto, antídotos para prolongar la vida.

Por supuesto que ahora se pregunta si fue una buena idea ir, porque en su frente esta el castillo de lo que una vez perteneció a un rey.

En su forma semihumana, el rabo estaba entre sus piernas aun temblantes, y sus orejas en su cabeza castaña aplastadas. El ambiente era de miedo, y juraba que por una ventana alguien lo veía.

Debía tragarse la cobardía y enfrentar la realidad de una vez, haría todo por su tía, y si eso implicaba entrar a un castillo donde la manada claramente advertía que nunca debía acercarse, por supuesto que lo haría.

Aunque no era como se esperaba en su imaginación...

El castillo en si estaba algo descuidado, pero la vegetación y flora aun creía, también descuidada, pero crecía.

Tomo valor y toco el gran portón de madera, sonando el eco entre todos los pasillos del castillo de un nuevo invitado.

Y unos rojos lo veía, y la lengua relamió sus labios.

Un invitado...


Primera parte, las demás las iré publicando en unas horas

Through my blood  (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora