4

2.9K 362 47
                                    


Esta vez Peter, o como quería que lo llamara, considero mejor que lo viniera visitar en el atardecer, con el sol siendo menos un peligro, y el cielo tornándose un naranja con azul oscuro y las estrellas de adorno.

El lobito o como le gustaba llamarlo, parloteaba sin detenerse de una tal Michelle le caia gorda una ardilla que vivía en el manzano que tanto había cuidado.

El niño siempre iniciaba la conversación, o más bien un monologo interminable, el solo se dedicaba a escuchar, fascinado por esas historias. Hace tantos años que no sabia del mundo exterior fuera de sus dominós, no sabía absolutamente nada que había cambiado en su aislamiento, y el vomito de palabras no le aclara tanto, pero era mejor que nada. Además, que le encantaba molestarlo con su coqueteo.

Esa tal Michelle estaba en la mayoría de esas historias.

- ¿es tu pareja? - pregunto interrumpiéndolo.

-¿Quién?-

-Michelle-

-¡claro que no! ¡seria incestuoso! - le dio gracias el rojo de su cara, era tan divertido.

Ahora si se relamía, el niño no teniendo pareja sentimental hacia más fácil lo que le propondría.

-te ofrezco un trato-

-¿Qué clase de trato?-

Llevaba mucho tiempo pensándolo, y busco sin fin por toda biblioteca las obras de su padre.

-puedo salvar a tu tía- dijo seguro.

Peter se quedo en su sitio, como si hubiera dicho alguna locura.

-pero el rey Howard está muerto-

-sí, pero creo que se como hacerla-

-¡¿de verdad?! ¡¿no me miente?!- meneo su cola que sobresalía de sus pantalones, feliz por tal noticia. May estaba estable, podían frenar el veneno, pero no curarla, el que el vampiro tenga la solución a sus problemas era alentador.

-pero quiero algo a cambio- sus ojos sangre de prendieron, sonriendo insinuante cual depredador.

-lo que sea- Peter no dudo en decir, aun sin darse en cuenta de lo que pasaba.

Eso era lo que quería oír...

-quiero que seas mi amante-

-si-

A Peter le tomo dos mordiscos del churro y unos minutos para analizar a fondo la propuesta del inmortal.

-espera ¿Qué? -

-ya aceptaste niño- le dio un sorbo a su copa, llena de sangre de venado.

-pero...¿amante?- el rojo invadido sus orejas, no creyéndose la propuesta del chupasangre.

-¿sabes lo que es no? ¿Qué edad tienes? - alzo la ceja.

-¡sí!, claro que lo sé, no soy un niño, tengo 16, y soy hombre-

-no eres tan joven entonces, perfecto. No me importa que sea un chico- le restó importancia.

Peter se quedo callado, mirando hacia el horizonte. Algunos de sus amigos ya habían experimentando lo que era el sexo, algunos ya se habían apareado y tenido un celo con sus parejas sentimentales, otros como algo simplemente pasional para calmar sus instintos.

Pero era Peter, un lobo joven mas virgen que una roca, no estaba en sus metas experimentar el deseo carnal, pero eso no significaba que no lo pensara. Era un lobo joven, como todo uno solo pensaba en calmar sus bajos instinto de aparearse y reproducirse, pero una cosa era pensarlo y otra hacerlo, además que no se lo proponía otro de su especie, si no un inmortal con siglos de edad.

Aquel hombre que estos meses le ha enseñado siglos de conocimiento en unas cuantas semanas.

Ese hombre de seguro lo haría arden en sus brazos...

Aquel sentimiento, como flor que crecer en primavera creía, le encantaba tanto ser la compañía del mayor, sus expresiones enojadas, su cara pensativa, la gratificación cuando gana siempre una partida de damas, cuando solo lo mira él y solo él.

Ha considerado muchas veces en revelarle a sus amigos que visitaba al vampiro del castillo, pero pensar que el hombre le dejaría de poner atención le disgustaba. Solo era para él.

-puedo...¿puedo pensarlo por favor?-

-no veo porque no- Tony no quiso presionarlo, pero estaba seguro de una cosa, que volvería a sus brazos, con la piel ardiendo y deseo de apareamiento al tope.



Desde aquella propuesta paso 25 días, y en ese periodo de tiempo aún seguía visitando al inmortal a diario, fingiendo los dos que no había pasado nada, leyendo la basta colección de pergaminos y obras del vampiro.

En cada visita, en su mente mas especifico, imaginaba los fuertes brazos del mayor abrazándolo, sintiendo ese frio por toda su piel desnuda.

Las fantasías se elevaban cada día de nivel, desde un simple beso hasta estar los dos desnudos en el pasto.

El vampiro una ocasión decidido tentarlo como vil serpiente, quitándose un poco las prendas superiores, primero el chaleco rojo pasión, abriéndose lentamente el camisón blanco, mostrando una piel pálida y perfecta, con un abdomen marcado en escalones, lampiño y perfecto.

La erección en sus pantalones era evidente.

Cada noche en su cabaña, acostado en su cama, la piel aumentaba de temperatura, el sudor mojando sus sabanas, el cabello pegándose en su frente, y un dolor de abdomen que le hacia removerse. Decidió esa noche acostarse desnudo, sintiendo las suaves sabanas acariciando su piel de manera deliciosa, meneo su cadera contra el colchón bocabajo, sintiendo una exquisita sensación de su duro miembro frotándose contra el colchón, y las sabanas en sus muslos acariciar sutilmente sus testículos hinchados.

Como había dicho, era tan inocente en el aspecto sexual que nunca se había tocado, no sabia que se tenia que hacer para tener una autosatisfacción propia según contaba los chicos detrás de la granja, pero debía ser cercana a la sensación aguda en su miembro, siguió frotándose contra las sabanas, no sabiendo lo que hacía, pero se sentía muy bien.

La propuesta del inmortal retumbaba en sus pensamientos, las insinuaciones y el cuerpo de deleite del inmortal vivo en su imaginación.

El vampiro desabotonando sus pantalones, cayendo al suelo como única prenda que cubre su intimidad. La preciosa piel fría a la vista cuando el de barba se quite toda su ropa era tan vivo en su mente que parecía ser real. Los brazos fuertes rodeándolo, abrazándolo gentil, sintiendo las pieles en contacto, los susurros en sus sensibles oídos.

Siguió menándose contra el colchón, comenzando a manchar las fundas con lubricante saliendo de su uretra. Apretó el cabecero de la cama con sus manos, canalizando las sensaciones.

El beso tan pasional entre sus labios lo harían gemir, las caricias en su cola lo harían ronronear.

Una ultima imagen en su mente lo hizo tentarse.

El vampiro mordiendo su cuello, comenzó a beber de su sangre, lamiendo la piel tierna, abrazándolo con amor.

Grito contra la almohada, tesándose todos sus músculos, dándole vueltas la cabeza.

A los pocos segundos pudo recuperar un poco de conciencia, quitándose las sabanas que le daban tanto calor, miro su miembro con vergüenza, aun erecto y goteante. No se había corrido, solo tuvo un orgasmo seco, nunca se había tocado, pero se suponía que debía eyacular. El deseo no se iba, seguía latiendo en su cuerpo, quemándolo vivo por completo, suplicando el instinto en saciar la necesidad y agonía.

El corazón lo tenia a mil, el dolor en musculoso lo tenia tenso, el sudor empapándolo por completo, y la calurosa noche que le esperaba.

La propuesta...

Ese hombre era tan hermoso, tan pasional, y la propuesta de hacerle compañía en su cama lo hacía arder, la aceptaría, joder que la aceptaría, no le preocupo pensar que lo haría por su tía, sino porque quería morir de gusto en los brazos de ese inmortal, sintiendo su sangre ser bebida con suavidad y la ganas de un apareamiento cesándose.

Ese hombre seria su ruina...

Through my blood  (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora