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- ¿hola? - fue lo primero que le ocurrió preguntar.

No sabia si dar la vuelta ahora, era el momento de arrepentirse de hacer alguna locura y volver con Bruce a seguir buscando algo. Lo sentía, aquella sensación extraña que advertía que hay alguien esperando a dentro, pero no sabia si era malo o simplemente no lo considera como un aperitivo y esperaba a que se marchara.

Bueno, había caminado mucho terreno para llegar, sin mencionar que debió esconderse de cada cosa sospechosa en el bosque negro para atraverzarlo, sin mencionar claro que se metió en la casa de Shuri a robar los mapas antiguos que tenia la manada. Todo es esfuerzo serio en vano, mejor arriesgar que irse con las manos vacías.

Toco otra vez el portón, pero nadie venía a su visita, se preguntó si podría romperla para entrar. Camino unos pasos atrás, tomando respiraron y correr hacia delante para tirar la puerta.

Oh, que sorpresa que antes de tocarla siquiera esta se abriera rápidamente, yendo de largo y tropezándose contra una grieta del suelo, golpeándose la mejilla contra el suelo de empedrado fino cubierto por alfombras rojas.

Unas risas que podrían rayar de escalofriantes se escucharon rebotando entre las paredes.

Definitivamente el dueño estaba, y se notaba que le encantaba burlarse de él.

Se levanto, sacudiéndose el polvo en su piel desnuda del torso, los lobos no eran nudistas como pensaban, los varones utilizaban un pantalón hasta las rodillas como única prenda que cubría su intimidad. Se arrepentía no haber llevado esa bufanda de Natasha, aquí adentro también hacía mucho frio como afuera.

Por dentro estaba oscuro, suponía que debía ser normal para un vampiro, aunque no estaba demás tener alguna vela encendida.

-¿hola?- se atrevió a llamar, aunque la voz le salió en tartamudeo.

Fue a explorar el primero nivel al solo obtener el silencio como respuesta. Nunca había pisado un castillo en su vida, pero se le hacia interesante. Había muebles que solo había visto en la casa de campo de la vampira pelirroja de la manada, una mesa que era el equivalente al comedor comunitario que tenían, lleno de cubiertos de una fina plata que para su vista era demasiado valioso para tocarlo. Los cuadros eran impresionantes, una pintura de una mujer rubia sentada en una isabelina parecía mirarlo directamente a los ojos. Al lado había otro, de un hombre de color de traje con medallas y hombreras, parecía alguien importante.

-un lobo, que sorpresa- la voz tan cerca de su oído le hicieron quedarse en piedra, con la respiración fría en su nuca, y una mano tan fría como el aire en su hombro desnudo. decir que no tenía su cola entre sus piernas seria mentira, menos que lo había escuchado venir, porque sus sentidos tan finos no pudieron detectar aquel ser, que tenia mas fantasma que de vampiro.

Se volteo, viendo la nada, mirando a todas partes en busca del dueño. Te atrinchero contra la pared, esperando a que apareciera, con un tenedor de plata a la mano. Miro de izquierda a derecha en grado de 180 a su frente, sin ninguna presencia que se mueva a sus ojos.

-¿crees en verdad que puedes matarme con ese trinche?- Abrió los ojos en plato al escuchar que venía de arriba.

Era un hombre...

Un hombre de piel de porcelana, tan suave y fina para el ojo, vestido elegante con ropas oscuras y un pañuelo en su cuello de rojo pasión. El cabello castaño perfectamente peinado, una barba de candado perfectamente cortada, y unos ojos rojos sangre que le atravesaban el alma.

Ese hombre era hermoso

Demoniacamente hermoso y letal.

Estaba parado como si nada en la pared, desafianzo las leyes de la gravedad, caminan como si estuviera en el propio suelo hacia él.

Through my blood  (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora