TRECE AÑOS
Caminaba junto con mi mejor amigo hacia la cafetería de nuestra escuela, estábamos en descanso y tuvimos dos horas de álgebra básica, aunque el tema era relativamente sencillo, el aprender formulas era agotador a morir.
Éste año, Dylan, Cole y yo habíamos quedado separados, mientras ellos estaban en el curso B, yo estaba en el A, con mi mejor amigo y mi prima, por lo que ya no eramos el "trío maravilla", lo más agradable era que casi nadie del colegio sabía que somos, por llamarlo así, hermanos, pues no teníamos apellidos similares y no nos parecíamos en lo absoluto. Cuando me senté al lado de Brian con mi bandeja en mano, oí los gritos haciéndome rodar los ojos.
—¡Ammmmm, llegué yooo! —maldecí por lo bajo cuando sentía Dylan sentarse a mi lado—. No maldigas, sé que me extrañas en clase.
—No, extraño más a Cole que ti, es más tranquilo y nunca me golpea por "accidente" como tú —y no era del todo mentira, pero dirigí mi vista al susodicho, que mantenía un color carmesí en sus mejillas cosa que me hizo sonreír.
—Sabes que nunca te golpeo de aposta —Dylan hace un puchero y oigo a Brian reír.
—Ay, sí, cómo no. Cuéntame más bien cómo les fue hoy.
—Bien, es extraño no tenerte en las clases, y no ser compañeros de pupitre —comenta Cole con una risa.
Cole ha comenzado a soltarse poco a poco conmigo, cosa que me agrada muchísimo, Dylan dice que es normal y no lo tome personal, simplemente es muy tímido pero que cuando menos me de cuenta, ambos seremos muy unidos. Y no sabe cuan emocionada estoy porque pase eso.
Me despedí de mis padres, que se dirigían a un viaje de negocios importante, a lo que me quedaría con los gemelos y nuestra niñera, Eliza, el fin de semana. Sonreí a los gemelos y corrí por mi control del Xbox.
—¿Una partida? —les pregunté, aunque ya sabía la respuesta de antemano.
Jugábamos los tres y yo iba ganando. Me empecé a reír, pues era la décimo sexta vez que Dylan perdía, la verdadera competencia estaba entre Cole y yo.
—Oye, Am —me llamó Dylan que ahora sólo nos veía jugar.
—Dime.
—¿Qué es el periodo? —paré de jugar y de mirar el televisor por verlo a él con los ojos abiertos, puedo jurar que estoy roja, pues siento la sangre hervir en mis mejillas fervientemente.
—¿Por qué preguntas eso?
—Me entró curiosidad —responde, a lo que yo alzo una ceja, mientras volvía a jugar—. Vale, lo que ocurre es que una niña de mi salón se levantó asustada y triste, cuando vio que había dejado algo en el puesto, era café y parecía cremoso, le pregunté a mi amiga y dijo que era el periodo, pero no le entendí.
—Bueno, pues a mí no me ha llegado, lo único que sí sé, es que es algo muyyy privado de la mujer, es la menstruación —le respondí sonrojada, y Cole, que estaba jugando, paró abruptamente. Sentí el ambiente incómodo entre nosotros tres.
—Ahhh, igual las chicas que lo tienen lloran, gritan, ríen, hacen todo en un momento. Ojalá nunca te llegue y seas la Amanda de siempre —dice Dylan quitando el ambiente pesado, mientras se encoge de hombros.
—Ojalá —reímos los tres, y seguimos jugando hasta que Eliza nos mandó a dormir.
No me cambié a mi pijama, sino que me acosté y me dormí. A la mañana siguiente, cuando estaba en el baño apunto de bañarme, me bajé mis interiores junto con mi pantalón y vi la gran mancha roja de sangre, lo único que hice fue empezar a gritar y llorar.
—¿Amanda? ¿Qué pasó? —preguntó Cole desde afuera.
—Lla-llama a Eliza, por favor —sollocé espantada.
—Vale.
Miré mis interiores de nuevo. me había llegado mi primera menstruación sin mi mamá o mi hermana al lado, me sentía tan indefensa...
—¿Amanda? —la voz de Eliza resonó por el baño.
—Pasa —me subí mis pantalones, pero dejé mis cucos por aparte y le abrí—. Mira.
—Oh, ¿primera vez que llega?
—Sí.
—¡Eres toda una señorita ahora! ¡Hay que contarle de una vez a tu madre!
—¡No! Que vergüenza, mejor dime qué hago.
—Verdad. Te dejaré la ropa lista en tu habitación, junto con una toalla higiénica, ¿sabes ponerla? Vale, cuando te arregles, bajas de una vez.
Apenas salió, volví a llorar mientras entraba a la ducha. No me gusta ésto. Sólo estoy con los gemelos y Eliza. Quiero a mi mamá o a mi hermana conmigo. Cuando terminé de bañarme y vestirme en mi habitación, me sentía incómoda con la toalla, sentía que usaba pañal. Ignorando ese sentimiento, salí y me encontré al gemelo más cálido esperándome.
—¿Estás bien? —me preguntó sonrosado.
—Sí, sólo... mmh, son cosas de mujeres.
—Ahhh, vale, bajemos juntos.
—¿Sabes a dónde nos llevará Eliza?
—Creo que al supermercado.
Al llegar al supermercado, miré curiosa a Eliza mientras nos dirigíamos a un pasillo que ella buscaba. Miré a mis espaldas, y vi a los gemelos hablar atrás mío, volví mi vista al frente y reconocí el pasillo al que entró Eliza e hice que los gemelos pararan chocando conmigo, y los llevé conmigo lo más lejos de ese pasillo posible. A mitad de camino, salió Eliza con dos referencias de toallas higiénicas en sus manos y gritó:
—¡Amanda, ¿debería comprarte las toallas Buenas noches o Extra Larga?!
Empecé a llorar y Dylan a reír fuertemente, pero Cole me miró sorprendido y poco a poco su rostro empezó a tornarse rojo. Lloré con más fuerza, y desprevenidamente, Cole me abrazó seguido de Dylan que aún reía por lo bajo.
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Holiii, ¿qué tal les pareció el capítulo?
La verdad es que a mí me pasó algo similar, jajaja. ¿A ustedes cómo les pasó?
Isabel 2020: no sé qué decir... ummm, chistes, a ver: ¿que le dijo un semáforo a otro?
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Only you | Cole Sprouse
FanfictionMis padres siempre han querido un hijo varón, aunque lamentablemente nunca pudieron y sólo tuvieron dos hijas mujeres. Así que cuando una señora, amiga de mamá, le pidió el favor de que cuidara a sus hijos después de ella morir gracias al cáncer, fu...