Mis padres siempre han querido un hijo varón, aunque lamentablemente nunca pudieron y sólo tuvieron dos hijas mujeres. Así que cuando una señora, amiga de mamá, le pidió el favor de que cuidara a sus hijos después de ella morir gracias al cáncer, fu...
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DIEZ AÑOS
Mis padres siempre han anhelado un hijo varón, aunque lamentablemente nunca pudieron y sólo nos tuvieron a nosotras dos. Así que, cuando una señora, amiga de mamá, le pidió el favor de que cuidara a sus hijos después de ella morir gracias al cáncer, fue para mi familia recibir a nuestros nuevos hermanos.
Cuando cumplí diez años, llegaron ellos. Dos gemelos rubios, con su cara tan sonrosada de tanto llorar. Mi hermana mayor, por ocho años, se acercó a abrazarlos, buscando incluirlos rápidamente a la familia.
—Bueno —inició mi padre a la hora de la cena, con todos en la mesa—, ellos son Cole y Dylan Sprouse. Pero aunque el apellido cambie, son parte de nuestra familia desde el momento en que cruzaron esa puerta.
Como los tres teníamos la misma edad, papá los matriculó en mi colegio, por lo que compartíamos clases juntos.
Íbamos en el auto con papá, él hablaba por teléfono con alguien cuyo nombre desconocía, mientras que un chófer de mi padre manejaba. Ambos hermanos murmuraban entre sí, supongo que se daban ánimos mutuamente. Desde su llegada hasta este momento, no había entablado una conversación con ellos en lo más mínimo pero se lo atribuyo al hecho de que soy una persona demasiado tímida y callada.
Estando relativamente cerca a la escuela, reúno mis fuerza y decido hablarles.
—Hola —saludé con nerviosismo.
—Hola —me saludaron a coro, de una manera muy adorable.
—Soy Amanda, pero llámenme Am —les sonreí, ganándome una de vuelta por parte de ellos, pero noté que uno de ellos estaba muy nervioso.
—Soy Dylan —se presentó el que lucía más relajado— y él es Cole —miré a su hermano, al cual no encontraba diferencia alguna.
Bajamos los tres juntos, pero noté como papá bajaba también, me sorprendí, papá nunca hace estás vueltas sino su secretario personal, pues siempre es lo que hace. Nunca tenía mucho tiempo para mí, Rose o mamá. A pesar de ser el jefe de su propia compañía vivía de aquí para allá, parecía estar casado con el trabajo, como dice mamá.
No me alejé de los gemelos, de todas formas no era de muchos amigos. Sólo tenía a un castaño como amigo cual vivía haciendo travesuras por lo que se lo pasaba más sancionado y suspendido que en la propia clase, y a una rubia, la cual es mi prima. Al contrario de mi madre, que es rubia también, yo soy pelirroja, como mi padre. Me considero una niña muy juiciosa, calmada y que aspiro a ser como mi hermana mayor, amable, excelente y un ejemplo seguir
—Vengan por acá, vamos al salón —los tomé de las manos y los arrastré conmigo.
La profesora me preguntó quién era ellos y le expliqué, al momento llegó el director que le afirmó lo que yo le acababa de decir, y me mandó a sentar para poder presentarlos ante toda la clase.
—Buenos días, muchachos, les presento a sus nuevos compañeros, Dylan y Cole Sprouse.
Mandó a sentar al gemelo más tímido conmigo y le sonreí emocionada, creo que mi vida cambiará mucho a partir de hoy.
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Espero que les haya gustado el primer capítulo.
No olviden darle a la estrellita y comentar.
Isabel del 2020: Dios mío, recuerdo cuando escribí esto hace unos años, se siente bonito ver cuanto apoyo ha recibido. No saben cuánto les agradezco tanto amor.
