Mis padres siempre han querido un hijo varón, aunque lamentablemente nunca pudieron y sólo tuvieron dos hijas mujeres. Así que cuando una señora, amiga de mamá, le pidió el favor de que cuidara a sus hijos después de ella morir gracias al cáncer, fu...
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Veintiún años
—Am, Am, vamosss, será divertido —Dylan me arrastraba por todo el centro comercial.
—Dylan, suéltame, dime qué es, y ¿por qué Cole no vino con nosotros?
—Por los dioses, niña, deja de pensar en él, aparte somos iguales, piensa que yo soy él.
—Que sean gemelos no me permite fijarme en ti, aparte Cole es más guapo —le saco la lengua.
—Los dos sabemos que mientes.
—No.
—Cállate y sígueme.
Me siguió arrastrando por todo el centro comercial hasta que me llevó a la azotea, que estaba oscura, y me encerró.
—¡Oye, Dylan! ¡No es gracioso en lo absoluto, en se...! —no terminé de hablar porque las luces se prendieron rápidamente dejándome ver a Cole que sostenía un ramo de flores y una sonrisa nerviosa.
—Amanda —me llama—, Amanda, somos muy jóvenes por lo que no te pediré matrimonio ahora por más que yo quiera.
—No somos tan jóvenes —respondo con un hilo de voz, estaba sorprendida, a lo que él ríe. Él vestía una una camisa roja y unos pantalones negros que lo hacían ver guapísimo.
—Lo somos. Así que sin apresurar las cosas, quería pedirte que fueras mi novia, Amanda. Hoy en día es normal ver gente besándose porque sí, saliendo porque sí, pero tú no te mereces una relación porque sí, una sin compromiso ni seriedad, porque te quiero —me sonríe y se acerca—. ¿Serías mi novia?
—¡Sí! —me tiré a sus brazos, enrollando mis piernas en sus caderas, y lo besé, él me devuelve el beso riendo.
—Dios, se siente tan bien—me dice mientras me deja en el suelo y me entrega las flores. Dylan entra repentinamente con una sonrisa y se pone a celebrar y gritar como niña.
—¡Los llevo shippeando desde los once años! Ésto se siente tan bonito, chicos. JESÚS, ésto es un sueño hecho realidad.
—Creo que deberías conseguirte una novia, Dylan —lo molesto.
—Lo haré - me saca la lengua—, y será más bonita que tú.
—Es imposible, Dylan —ríe Cole.
—No sé si llorar o reír. Por fin... se siente un fresquito en mi corazón.
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