Me hace más fuerte aún.

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Levantó la cabeza lentamente, como si le pesara encima del cuello y me miró con los ojos vacíos y rodeados por un rojo intenso, los brazos le colgaban a los lados de su cuerpo y parecía un muñeco de trapo desgastado.

-¡Nick! ¿Estás bien?- dije alarmada poniéndome de rodillas en frente de él.

Un gruñido se escapó de su boca-

-Opal...- consiguió articular mirando a la nada.

-Shh, estoy aquí.- le cogí la cara entre mis manos para que me mirara.

-Nicky, tío, ¿qué has hecho?- preguntó Noah empezando a recoger las botellas y a tirarlas a la basura.

-No estás bien Nick, ven, vamos a tu cuarto.-

-¡No!¡Dame eso!- gritó tirándole del brazo a Noah, para que le diera una de las botellas a las que le quedaba algo aún.

-Ni lo sueñes, ya has bebido suficiente.- le respondió zafándose de su agarre con un gesto algo brusco.

-¡Que me la des!- en un segundo Nick se levantó y se abalanzó sobre Noah como si fuera un animal.

-¡Joder Nick!- salté encima de mi hermano y lo agarré con fuerza por las muñecas, interponiéndome entre él y Noah.

Una mirada de rabia cruzó sus ojos.

-¡Todos lo estamos pasando mal! ¿Vale? Sé que eres el mayor y que la presión te puede, pero, habla conmigo cuéntame como te sientes. No te lo guardes y luego hagas toda esta mierda, porque lo haces más difícil aún Nick.- grité entre enfadada y triste apretándole las muñecas.

En silencio relajó sus músculos y miró al suelo. Le solté y sus brazos cayeron a ambos lados de su cuerpo, seguía totalmente borracho y no estaba segura de que hubiera entendido nada de lo que había dicho pero se calmó.

-Noah, llévalo a su cuarto, yo recogeré todo esto.-

Noah lo cogió por el torso, se lo echó al hombro como un saco de patatas totalmente sin vida y subió las escaleras con facilidad.

Terminé de tirar las botellas y con un trapo limpié la mesa y el sofá ya que había algunas gotas en él, todo tenía mejor cara y estaba en silencio así que me dejé caer en el sofá exahusta.

Un rato después sentí como algo se movía en el sofá y abrí los ojos.

-Hola preciosa.- saludó con voz suave Noah.

-Hola.-respondí desperezándome y con una voz casi inaudible.

-¿Qué hora es?-

-Son las seis, y es hora de comer que no has almorzado nada.-

-No tengo hambre.- repliqué.

-No, no nada de escusas vas a comer y punto.-

- A sus órdenes sargento.- me burlé.

-¿Te estás riendo de mí?-

-Nu.- dije con la boca pequeña.

-Eso se merece un castigo.- respondió y empezó a hacerme cosquillas.

-¡No! ¡Noah! ¡Para por favor! Comeré lo prometo, ¡aah! ¡Suéltame!-

-Así está mejor.-

-Eres un idiota.-

-¿Qué has dicho?-

-Que tengo una pelota.-respondí rápidamente.

-Ah, había entendido otra cosa.- sonrió.

-¿Cómo estás?- preguntó cambiando el tono de su voz como hacía siempre que hablaba de algo importante.

-Bien...Lo de Nick me ha tomado por sorpresa pero no tiene la culpa de necesitar una vía de escape. Lo que tenemos que enseñarle es cuál es la vía correcta.-

-Eres tan fuerte Opal...- me susurró.

-Tenerte a ti me hace más fuerte aún.- respondí posando un suave beso sobre sus labios, en el que él sonrió a medias.



¿Crees en el destino? FANFIC- Noah CentineoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora