Un "para siempre"

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Pedimos unas hamburguesas y comimos, sí a las seis de la tarde, pero comimos. Noah se fue al tanatorio a ver a su madre.

-¿Estarás bien?- preguntó mientras cogía la chaqueta del perchero.

-Sí, muy bien. ¿Y tú?-

-Lo estaré, llámame si pasa algo ¿vale?- me miró preocupado.

-Sí, estará todo en orden.-

-De todas formas, os venís a cenar a casa, ¿vale?-

-No queremos molestar a tu madre seguro que no está de ánimos.-

-Todo lo contrario, le encantará tener visita.-

-En ese caso iremos...Avísanos cuando acabéis en el tanatorio.-

Me dio un beso rápido y salió al frío de octubre, me quedé observando como se marchaba. Todo estaba oscuro y silencioso, como si la ciudad ya estuviera dormida y estuviéramos solos en medio del barullo del mundo.

-Cierra que te vas a congelar.- se oyó la voz de mi hermano a mi espalda.

-Estoy bien.- afirmé, pero cerré la puerta de todas formas.

-¿Y tú? ¿Cómo estás? ¿Sobrio por fin?-

-Te juro que lo siento muchísimo, Opal de verdad.-

-Tranquilo, no te tienes que disculpar conmigo. Es un momento difícil para todos pero no podemos separarnos así, ni entrar en vicios que a la larga van a hacernos más daño.-

-No es un vicio, hermana te prometo que no se volverá a repetir.-

-Te hemos comprado algo para comer.- dije cogiendo una hamburguesa perfectamente envuelta- Toma.- se la lancé.

La atrapó al vuelto.

-Gracias.-.

-No comas mucho, luego iremos a cenar a casa de Noah. Creo que nos ha invitado para que su casa no se vea tan vacía...De todas formas, tenemos que ir.-

-Tengo que pedirle disculpas.-

-Sí, se las merece.-

Nos duchamos y nos vestimos, poco después, sobre las ocho y media nueve, Noah me llamó para que fuésemos. La casa de Noah no estaba muy lejos, pero aún así cogimos el coche.

Tocamos a la puerta y la madre de Noah abrió.

-¡Nick, Opal! ¡Qué sorpresa!- exclamó agradablemente.

-Señora Janel- comenzó mi hermano.- Siento mucho su pérdida.- prosiguió y le dio un abrazo.

-Lo siento muchísimo.- dije a continuación y también la abracé.

-Gracias chicos, y llamadme Kellee por favor.-respondió poniéndonos a cada uno una mano en el hombro y haciendo que pasásemos. Noah estaba justo detrás de su madre.

-Hola.- me susurró al oído dándome un beso en la mejilla.

-Noah.- lo llamó mi hermano.

-Hola Nicky, ¿cómo estás?-

-Mejor, siento muchísimo lo de antes.-

-No pasa nada.- respondió Noah abrazándolo y dándole unos golpecitos en la espalda.

La cena transcurrió tranquila, la madre de Noah se veía bastante triste y hacía lo que podía, pero yo sabía que le dolía hasta sonreír. Le ayudamos a recoger los platos y los tres, dejándola sola, salimos a la noche de la ciudad.

Caminamos en silencio durante un rato, sin rumbo...O tal vez sí. Suspiramos a la misma vez, sonreímos y nos miramos.

-Gracias por todo, por llegar a mi vida y por quedaros, por la ayuda, los consejos y sobre todo por las risas...-empezó Noah.

-Chicos venid aquí.-les dije parándome en seco.- Yo no sé si con alguien en mi vida voy a hacer esto, contigo primero porque eres mi hermano y contigo porque antes de todo has sido el mejor amigo que he podido tener y una persona que me ha demostrado mucho en muy poco tiempo.-respiré hondo.- ¿Me prometéis un "para siempre"?-

-¿Un "para siempre"?- preguntaron los chicos mirándose raro al mismo tiempo.

-Un para siempre a nuestra amistad, a nuestras confidencias, a nuestra confianza, a nuestros sueños...-

-Sí claro.- respondió mi hermano entrelazando su dedo meñique con el mío.

Noah lo imitó como pudo e hicimos el juramento.


¿Crees en el destino? FANFIC- Noah CentineoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora