- ¿Jennie?, ¿Jennie? – se acerca mi madre y con cierta brusquedad saca de mis oídos mis más fieles compañeros, mis audífonos.
- ¡Ey! – exclame notablemente molesta.
- No tenia opción, con esas cosas no logras oír nada. – dice mi madre ofuscada, mi padre leyendo el periódico en medio del desayuno ni se entera de lo que sucede.
- Si oigo, es solo que no quiero responderte – respondo con fuerza en mi tono de voz, mi madre me mira amenazante situación a la que hago caso omiso, colocándome mis audífonos de nuevo.
- Apaga eso y escucha.
- Te repito que te escucho claramente, así que dime antes de que me vaya a mis clases.
- Tu prima vendrá a quedarse este fin de semana – intervino mi padre con voz grave, cerrando el periódico que hasta hace poco lo mantenía entretenido – así que Jennie Kim– fruncí el ceño, odio que usen mi nombre completo – te advierto que espero un comportamiento decente de tu parte y trates a tu prima como se debe, con cariño. ¡recuerda que nosotros te hemos enseñado normas de etiqueta! – mi mamá hizo un sonido que denotaba burla ante la aclaratoria de mi padre.
- ¡Esta niña no posee normas de etiqueta! – aclaro ella, la mire fijamente.
- Si no las poseo es porque no me las han enseñado – afirme con seriedad.
- Ya estuvo bueno, - hablo mi padre interrumpiendo la protesta que se comenzaba a gestar en los labios de mi madre - Jenn has lo que te dije y ya.
Asentí. Se levanto y partió a su empresa. Atrás de él partí yo para ir a clases.
Fastidiada de ver cosas que ya conocía y entendía culminaba mi día de escuela; iba en mi tercer año de secundaria. Tenía casi dieciséis años en ese entonces.
Ya tenía decidida mi sexualidad: Lesbiana, con cada una de sus letras, sus beneficios y sus riesgos. Aunque aún no había besado a mi primera chica.
Además estudiando en un colegio de solo para señoritas se me hacia irresistible no fijar mi mirada en las niñas mayores, que con esas bellas piernas tersas y ya muy bien desarrolladas llamaban la atención de cualquiera. De verdad que ese uniforme serio de colegio lo que más lograba era despertar mi imaginación antes que despertar en mi seriedad.
Siendo jueves faltaban tan solo unas escasas 24 horas para que la arrogante prima Roseanne viniese a visitarme. En fin me da igual yo con sentarme a jugar en mi x-box tengo para ignorarla.
“Rose”, como le dicen mis padres; para ese tiempo tenía 17 años de edad y no la veía desde que yo tenía 8.
El viernes por la tarde llegue de casa de una amiga que me traía muy mal con su falda aun más corta que las demás niñas. Me percate de inmediato del Mercedes de mi tío que estaba estacionado a las afueras de mi casa.
- ¡Ya llego! – asegure para mí misma resignada de las posibles atenciones que estaría obligada a darle ese fin de semana.
A paso muy lento entre a la casa.
- Ven hija. Tu prima y tu tío ya están aquí.
Sonreí acercándome a mi tío. Lo salude con cariño – siempre me trato excelente a diferencia de su hija que desde muy chicas lo que hacía era discutir conmigo. Culminado el abrazo me aleje un poco y por mera cortesía pregunte por ella.
- Allí esta – señalo hacia detrás de mí.
Con una sonrisa bastante fingida me gire para ver a quien sería mi tormento este fin de semana. ¡Estando ella más grande espero llegar a un acuerdo de ley de hielo entre ambas así será mejor! – si ese era mi plan ignorarla, pero jamás podre ignorar a una niña pelirroja de ojos marron, con un cuerpo perfecto y tímidamente desarrollado sin muchas curvas, como me fascina. ¿Cómo ignorar todos sus tributos?, si esa falda de jean resaltando sus piernas no me ayuda; ni aunque quisiera podria ignorarla, se estaba acercando rápidamente a mí con una sonrisa brillante adornando sus notablemente deliciosos labios. Labios que a kilómetros podrían llamar la atención de cualquiera.
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Blackpink one-shots +18
RandomEl título lo dice todo :v Contenido solo para adultos, si eres menor leer bajo tu propia responsabilidad (aunque todos se pasan esa advertencia por el arco del triunfo)