Capítulo 39: Al diablo con eso.
Mi ánimo había decaído y creo que todos los presentes podían notarlo, especialmente mi familia. Los pensamientos iban y volvían en mi cabeza, ahogándome.
En la vuelta, cuando llevamos a Liam, no tuvo oportunidad de preguntarme nada. Y lo agradecí, no se que le hubiese respondido. No tengo explicación.
El resto de mi noche la pasé como un robot, guardando cosas, comiendo, duchándome, todo en automático. Intentaba distraerme con eso, pero mi cerebro simplemente no quería soltar lo que pasó hoy, y todo lo que me venía comiendo la conciencia desde el almuerzo, se seguía reproduciendo dentro de mi como un disco rayado.
Tenía un montón de llamadas perdidas de él, mensajes, notificaciones, pero no animé a responder. Sabía que mañana lo vería en la escuela, y no iba a poder escapar, pero tampoco me sentía emocionalmente capacitada para hablar.
Me pregunté una y otra vez, mientras trataba de conciliar el sueño, como llegué a esta situación, por qué tuve que llegar a esta situación. Mi primer error fue sin duda comenzar esa apuesta, lo sabía, lo supe desde el momento en que la propuesta salió de su boca. Pero mi peor error había sido no hacer nada para impedir que Liam llevara la delantera. Acepté y puse en juego mi corazón y mi estabilidad emocional, mis sentimientos, y ni siquiera hice nada para intentar defenderlos.
No puedo decir que ame a Liam, o que este perdidamente enamorada de él. Eso sería imposible y no tiene sentido tampoco. Pero no podía negarle a nadie, mucho menos a mi misma, que no me daba igual que pasara. Que se había poco a poco metido debajo de mi piel, que estaba acostumbrada a su presencia, que me gustaba cuando me tocaba y cuando me besaba. Me gustaba tenerlo cerca y que me escuchara, escucharlo yo también a él, poder hablar de cualquier cosa en cualquier momento.
Estaba perdida y lo sabía, sabía que había sido una estúpida desde el momento uno, que me había dejado caer sola. Me permití imaginar un mundo paralelo donde Finnegan no fuera "popular", donde la apuesta jamás hubiese existido, quizás allí podríamos haber intentado algo, podríamos haber empezado desde cero en serio. Pero las cosas no eran así, el escenario que se presenta es el que estaba viviendo y debía solucionar las cosas en este.
——
- ¿Qué rayos te pasa, Scarlett Carter? - me preguntó exasperada Tayce.
Había estado ensimismada en mi toda la mañana, algo que no suele ser normal, generalmente soy de hablar hasta por los codos, y definitivamente mis amigos lo habían notado. Me echaban miradas de confusión, casi preguntándome tácitamente si me sucedía algo, a las que respondía con un simple asentimiento. No se tragaban nada de esto, ya lo sabía, pero no habían hablado hasta ahora.
- Nada, deberíamos ir yendo a cambiarnos para educación física. - seguí caminando hacia los vestidores de la escuela, con mi bolso solo con mi ropa y algún que otro libro. Ya era el final de la jornada.
Durante todo el día hice mi mejor esfuerzo, y creo que me saqué un diez, intentando ignorar a Liam. Si bien él estaba más que enterado de que algo acontecía e intentaba acercarse a hablar, con agilidad lo esquivaba. Los pocos momentos en los que llegaba a hablarme, conseguía que la conversación se desviara y como no estábamos solos, podía también evadirlo.
Se que está mal lo que estoy haciendo y que tarde o temprano tendré que afrontar lo que sea que esté pasando (ni yo estoy muy segura de que es), pero en este momento, prefiero que sea muy muy tarde.
- Definitivamente pasó algo espantoso, como para que quieras ir a gimnasia. - se burló ella, aunque es obvio que lo que decía era totalmente verdad.
- Me explotó en la cara, Tay. Todo el asunto de Liam. - le expliqué resignada. - Estuve todo el fin de semana pensando en la apuesta, que estoy perdiendo terriblemente. Como si fuera poco, mi familia piensa que de verdad estamos juntos y creo que hasta ya le tienen cariño, quieren verlo más seguido. Y yo no puedo prometerles eso, no puedo asegurarles que el mañana va a estar ahí, porque ni yo lo sé. Tal vez mañana se aburre de todo esto de la apuesta y se va, me deja atrás. Entendí que eso es lo que voy a ser siempre para él, y que cuando todo esto termine voy a ser una más. Enserio no quiero ser tan dramática pero vengo dándole vueltas al asunto y cada vez que lo veo es peor. - solté. Solté todo.
Mi amiga estaba completamente callada, no supe si era porque intentaba procesar todo mi vomito verbal o porque no sabía que decir, hasta que me di cuenta que no me miraba. Miraba un punto detrás de mi. No quería darme vuelta.
- Tayce, ¿podrías dejarme a solas con Scarlett? - su voz, tan reconocible, tan él, me pegó como una bofetada.
La susodicha me miró, como pidiéndome perdón por lo que estaba apunto de hacer, pero no espero a que respondiera. Vi su melena oscura alejándose mientras reunía el valor para darme la vuelta.
Cuando finalmente lo hice, vi esos ojos azules tan eléctricos como el primer día. Me miraban con confusión, como preguntándose a si mismo que debía hacer o decir a continuación. Carraspeó la garganta antes de continuar. Pero antes de comenzar a hablar, tomó mi muñeca arrastrándome, y sacándonos hasta el patio de la escuela. Estaba lloviendo, horrible, pero gracias a Dios tiene una parte techada y Finnegan fue lo suficientemente inteligente para que nos quedáramos allí, viendo la lluvia caer a centímetros de donde nos refugiábamos.
- ¿Qué pasa Scar? ¿Qué fue todo eso? ¿Por qué estás tan distante? - preguntó intentando acercarse y tomar mi cara con su mano, me alejé.
Intenté tragar el nudo que se me formó en la garganta y tranquilizarme para no dejar salir el conjunto de lágrimas que querían ser liberadas. Sé que estarán pensando que soy demasiado dramática o intensa, pero yo no suelo llorar, por nada. Pero esta es una situación que me supera, me hace sentir indefensa.
- N-no quiero hablar, L-liam. - tartamudeé y me odie por eso, pero el nudo en mi garganta no me dejaba hablar con claridad.
- ¿Qué pasa, hermosa? ¿Por qué estás llorando? - sus ojos me rompían el corazón. Su tono dulce y su pregunta bastaron para que las primeras lágrimas se me escaparan.
- Ganaste. - susurré, tan bajito que no creo que ni yo misma me haya escuchado.
- ¿Qué?
- Ganaste, Liam. Maldita sea, ganaste. - exclamé y agradecí que ningún alumno esté cerca.
- ¿De qué estás hablando, Scar?
Parecía genuinamente confundido. En nada ayudaba que se viera tan perfectamente hermoso, que su cabello cayera en su frente, casi llegando a los ojos más hermosos del universo. Se me escapó una risita ronca, sin nada de gracia.
- Ganaste la puesta, Finnegan. Felicitaciones, ganaste la maldita apuesta. - las lágrimas ahora caían como la lluvia que se desataba a unos pocos metros, pero ya no me molesté en cubrirla.
- Por Dios, Scarlett. ¿A quién le importa esa maldita apuesta? Al diablo con eso.
Se acercó rápido, y acunando mis mejillas con sus mano me besó. Intensamente, pero con una intensidad diferente, no sexual, como si intentará que los movientos de sus labios hablaran por él.
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-S.
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Jamás, Scarlett. (Promises #1)
ChickLitScarlett Elle Carter es la chica de 17 años de toda novela wattpad, sarcástica, graciosa, inteligente, no popular y ridículamente hermosa. Liam Matthew Finnegan es el chico de 17 de toda novela wattpad, sarcástico, gracioso, inteligente, popular, pl...