4. Tu ganas.

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Una semana después.

—Erin… ¿Ya tienes un avance? — preguntó.

Me asombré tanto que tiré unos libros al suelo y me golpeé la cabeza.

—Demonios…— dije a lo bajo.

Me agaché para tomar mis libros y él me ayudó.

—¿Entonces?... — insistió.

Miré mi alrededor para ver si no estaba Gretchel, pero al parecer no tengo la suficiente suerte que hubiera deseado tener.

—Algo así…— sobé mi frente.

—Bueno… ya nos queda poco tiempo y…— cierro el casillero y lo jalo conmigo antes de que nos viera. — ¿Qué fue todo eso?

—Esto lo podemos hablar en tu casa — él negó.

—Esta vez será en tu casa — dijo él

—¿Por qué no en la tuya? — él ladea su cabeza

—Será porque siempre olvidas tus llaves en mi habitación — se alejó.

Quise reprochar pero fue inútil. Esta vez él había cobrado lo de aquella noche en la ventana.

[…]

Estaba nerviosa y no sé la razón, solo es Stuart.

¿Qué hay de malo que venga aquí? Oh si, es Stuart y de él puedo esperar cualquier cosa.

Iba subir las escaleras cuando tocaron el timbre. Abrí la puerta y era él.

—Adelante Stuart.

Él pasó.

—Bien Erin, solo quiero  ver el adelanto. — me mira.

—Claro, sígueme — ambos subimos la escalera y llegamos a mi habitación.

Le entrego el avance. Me acerqué a él pero no tanto, se concentró en leer lo que tenía avanzado.

—Es bueno…— dijo

—¿Eso crees? —pregunté confundida

—Si, es lo más… estúpido que he leído — y yo lo miré seria.

—Creí que ya estaba olvidado. — trate de quitar las hojas que tenía en la mano pero los alzó más de lo que yo no podía alcanzar.

—Ni se te ocurra Erin…— me advirtió

—Dame las hojas Stuart — me crucé de brazos.

—No — dijo

—Stuart, no estoy jugando…

—Ni yo.

—Por favor…

Bajo su brazo y me las entrego.

—Esta bien Erin… tu ganas — dijo

—¿A que te refieres con eso?

—Odio decir esto, pero admito que es un buen trabajo — dijo serio.
Yo estaba algo asombrada.

—Gracias — dije no muy convincente

Después de una hora él se mantuvo inofensivo hasta que quise cobrar mi venganza con darle un patada en su pierna, pero no, no lo hice.

—Stuart…— salió de mis labios sin querer.

Él solo gira a verme, estaba demasiado cerca.

—No le entiendo…— sonríe levemente y comienza explicarme.

Después de unos minutos.

—y… eso es todo — me dijo y yo giré a verlo.

—Vaya…— logré decir.

Nuestras respiraciones se podían mezclar. Su mirada era tan tranquila que pude sentirme relajada hasta un momento.

—Espero… que si lo hayas entendido

—Tal vez…— hizo que la distancia fuera corta.

—Erin… esta sencillo. — habló bajo.
Ya no sabía que responderle, pero lo que hizo fue algo que me tomó por sorpresa.

Stuart me besó.

Era increíble que Stuart estuviera besándome, sentí como sus manos tomaron mi cintura mientras yo seguía en shock hasta que un chasquido interrumpió mi fantasía.

¿Pero qué demonios?

—Erin…

—Lo siento… ¿Qué decías? — aclaro mi garganta pero sin girarlo a ver.

—¿Quieres que te ayude? — me mira fijamente y me sentí intimidada por un momento.

—No sé, tal vez si— balbuceé
Me levanté de la silla. Quedé como una estúpida ante mi respuesta y él me mira extrañado.

—Bien… bueno te lo volveré a explicar — dijo de lo más normal.

—Si, solo dame un momento. — entré al baño y trato de tomar aire.

Maldije a lo bajo mientras recordaba mi fantasía y lavo mi cara para despertar y tener en cuenta que él no podrá fijarse en mi. Salgo para no hacerlo esperar.

—Bien, ahora continua — sonreí.

Él solo se encoge de hombros y vuelve a explicarme. Esta ocasión mi atención si estaba en su explicación hasta resultó ser más fácil de lo que pensaba.

—Si estaba fácil, gracias. — tomé mi lápiz.

—De nada — dijo y lo miro. — ¿Qué?

—Nada… — decido mirar mis apuntes.

Solo recordé mi estúpida fantasía.

Eres Mi Tortura || Stuart TwomblyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora