7. ¡Stuart está en bóxer!

1.8K 144 35
                                    

Aún seguía en la cama de Stuart hasta que sentí un flujo bajar.

¡Mierda!

—Stuart — digo a lo bajo, pero el logra escucharme.

Me mira.

—¿Si? — su gesto se transforma como de molestia. Parece que le urge estar en su móvil.

—Necesito ir a casa, olvidé algo — Me levanto de su cama y miro si no hay una mancha.

Por suerte no había una.

—Como sea — se encoge de hombros y vuelve su vista hacia su móvil.

Yo rodeo los ojos. Su maldita frase “Como sea” me está volviendo loca.

Salgo de su habitación con pasos apresurados, esta vez salgo por la puerta principal. No entiendo a Stuart, salir por la puerta trasera es mucho mejor.

Entro a casa y corro hacía mi baño. Andrés y sus momentos inesperados cuando viene. Al salir, miro mi ventana y ahí estaba Stuart leyendo nuestro trabajo.

Luce concentrado… ahí sentado, y miro su lengua pasear por la comisura de sus labios rosados. Reacciono al momento y recuerdo la absurda regla. Así que decido ir su casa antes de que me descubriera.

Toco su puerta y abre inmediatamente.

—Tardaste demasiado — me mira.

—Lo siento…— me cede la entrada y cierra la puerta.

—Tengo más ideas del proyecto. — dice y se adelanta en subir.

Lo sigo.

—¿Ah si? — pregunto curiosa.

¿Qué rayos habrá pasado por la mente de Stuart?

—Si, creo que podría acabarlo — entramos a su habitación.

—Entonces… creo que ya no me necesitas — lo miro y luego dirijo mi vista hacía nuestro trabajo.

—Bueno… yo no sé… — lo escucho balbucear.

Stuart está nervioso. Lo miro algo confundida. Suspira y me mira.

—Jamás creí decir esto, pero tal vez aún te vaya a necesitar — dice.

Siento como un pequeño cosquilleo se forma en mi estomago al escuchar sus palabras. Aún así trato de ignorar lo que siento ahora.

—¡Vaya! El raro de Stuart aún me necesita — le sonrío.

De verdad, no puedo creerlo. Creo que podría valer una fortuna lo que acaba de decir.

—No eres graciosa Erin — se cruza de brazos.

—Lo siento, pero no puedo creerlo — me recargo sobre la mesa.

Lo miro que se levanta y se pone a mi altura. Se acerca lo suficiente como para mirar más de cerca sus ojos.

—No me provoques — dice serio y lame sus labios.

Yo solo paso un poco.

—¿Qué pasa si no te hago caso? — le digo.

¿No sé por qué sigo hablando?

—De verdad no quieres saberlo. — advierte.

—No te tengo miedo — digo.

—Por favor Erin… no lo hagas — se aleja y se vuelve a sentar.

Suspiro. Me siento a lado de él y miro su cama.

—Olvidé decirte gracias por mi pequeño accidente — digo

Él al parecer ríe a lo bajo.

—Sigo opinando que tu caída es ridícula  — me mira.

—Lo sé… a mi siempre me sucede puras estupideces. — sonreí.

—Como aquella vez que chocaste con el buzón por andar presumiendo tu nueva bicicleta  — dice y yo lo miro asombrada.

Realmente no estaba presumiendo mi nueva bicicleta, más bien… estaba pensando de lo bien que le estaba pegando la pubertad a Stuart.

—Si, creo que fue demasiado — aclaro mi garganta.

—No creo… hay tantas por recordar — me mira divertido.

—Me voy.

—Aún así, no escaparas tan fácilmente  — advierte.

—Como sea — digo y me doy una bofetada mental.

—Tampoco robes mi frase — me mira serio.

Tomo mis cosas rápidamente. Busco mis llaves y las encuentro. Antes de salir, Stuart me habla.

—Hasta mañana… cubito de hielo — dice.

Intento decirle un insulto, pero preferí guardármelo para otra ocasión.

Salgo de su casa lo más rápido posible.

[…]

Las luces de mi habitación estaban apagadas. No podía dormir, me levanto y me dirijo a mi pequeño escritorio hasta que me detengo en seco a lo que tenía frente mi ventana. Y ahí está Stuart…

¡Stuart está en bóxer!.

Su bóxer es un azul marino, está de espalda y por instinto me mordí el labio. Intento acercarme más, pero mi mamá enciende la luz.

—¡Mamá! — miro rápidamente a Stuart y noto que se acerca a su ventana.

—¿Qué haces? — pregunta mi madre.

—Fui al baño y de paso cerré mi ventana. — miro por el rabillo de mis ojos y Stuart seguía ahí parado.

—Bueno… descansa hija. Hasta mañana — dice

—Hasta mañana — se aleja de mi habitación.

Cierro la puerta y me dirijo hacia la ventana y decido abrirla.

—¿A caso me estabas espiando? — pregunta directamente.

Yo intento decir algo rápido.

—No… — me mira.

—¿Estás segura de lo que estás diciendo?

—No — esboza un sonrisa. — quiero decir si…

—Lo acabas de admitir.

—Te odio — cierro la ventana y me tiro a la cama.

Eres Mi Tortura || Stuart TwomblyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora