9. ¡Va a besarme!

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Después de recordar aquel beso. Volteo a mirar a Stuart. Su mirada se encontraba pérdida en los recuerdos.

—Stuart — sus ojos se encuentran con los míos.

—Perdón por hacerte recordar ese momento — se levanta de su silla.

—No hay problema. De hecho, me gustaría hablar respecto a lo que ha pasado en estos días y meses y quizá años — lo miro que niega.

—¿De qué sirve? — se acerca.

—Sirve para saber si hay arreglo.

—Lo dudo. Después lo de tu prima, me prometí que ya no tendría nada que ver con la familia Martin. — yo solo lo miro con el remordimiento que se estaba formando.

—¿Eso quiere decir que me incluyes en esa promesa? — Elevo mi voz.

—Baja la voz Erin — intenta tomarme de los hombros, pero me alejo — yo no sabía si alejarte o no de mi vida.

—¡Aún así lo hiciste! — miro como se tensa.

—¡Tú igual! Me dejaste de hablar… eso fue lo que más me dolió.

—¡Por favor!. Tú ni sentimientos tienes. — bufa.

—Deberías pensar dos veces lo que acabas de decir y te darás cuenta de lo que dije. — se dirige a la puerta y la abre.

Salgo de su habitación. Al bajar las escaleras, miro a su mamá.

—¿Todo está bien? — me mira preocupada.

—Si señora Twombly — me acerco a la puerta principal y ella me detiene.

—No tienes que fingir Erin. — se acerca — Stuart puede ser un poco difícil respecto a sus sentimientos.

—Demasiado. Él no era así… — digo con un nudo en la garganta.

—Lo sé, él cambió. Erin, yo conozco a mi hijo y sé que en el fondo de él aún te quiere — me muestra una pequeña sonrisa.

—Dudo que lo haga… — me interrumpe.

—Siempre lo ha hecho y siempre lo hará — la miro asombrada.

—Tengo que irme señora Twombly. Mamá me espera. — ella solo abre la puerta y antes de irme a casa la miro. — Gracias.

—No hay de que.

Le sonrío y me dirijo a casa. Al entrar noto que mamá estaba en una llamada y no quise interrumpir. Subo a mi habitación. Pienso respecto las palabras de Stuart y su madre.

Aunque creo que estoy muy tensa para pensar con claridad sus palabras. Me tiro a la cama.

***

Había pensado bien. Creo que exagere las cosas.

Stuart me estaba confesando a algo que le estaba temiendo y soy una tonta por no dejarlo expresar, pero él también se limitó en decirme todo lo que ha pasado.

Intento localizarlo. Decido buscarlo y me voy por la puerta trasera. Al terminar de cruzar los arbustos. Escucho que se abre su puerta y me regreso rápido, pero no tengo la suficiente suerte de poder esconderme.

—¡Erin! ¿Qué demonios haces ahí tirada? — se acerca Stuart.

—Hola Stuart. — muestro una pequeña sonrisa — estaba aquí para verificar si los arbustos están en buen estado. Necesita más agua.

Me mira no muy convencido. Me levanto del suelo.

—Bien — suspiro — iba buscarte para hablar contigo.

Arque sus cejas. Se acomoda sus lentes y lame sus labios.

—¿Sobre qué? — se cruza de brazos.

—Sobre lo que me dijiste. Sé que estuvo mal… — me interrumpe.

—Erin. — suelta un suspiro largo — yo estuve pensando.

—Eso es una gran noticia — digo sarcástica.

—Tu comentario no me ayuda de mucho. — entrecierra sus ojos —y lo que trato de decirte es que también estuvo mal en alejarte — yo me quedo estupefacta.

Nuevamente Stuart y sus comportamientos tan extraños. Me mata por completo.

—Entonces eso quiere decir… — me interrumpe.

—Que estamos bien — estira su brazo. Dudo de él por un momento, pero después acepto su apretón de manos.

No duró más de un minuto. Stuart me jala hacia él.

Esta bien. Esto es demasiado raro. ¿Qué está pasando doctor García?

Toma de mi mentón y sonríe.

¡No puede ser! ¡Va a besarme!

—Tienes un moco — dice. Lo empujo y me dirijo a los arbustos.

—Te odio Stuart — digo entre dientes.

—Yo sé que no. — dice y entra a su casa dejándome un poco confusa a lo que acaba de pasar.

Quise gritarle, pero no pude.

Eres Mi Tortura || Stuart TwomblyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora