10. Me encanta este lugar.

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Stuart.

Después de jugarle la pequeña broma a Erin. Entro a casa. Me dirijo a mi habitación. Al estar ahí, no pude evitar ver la ventana de Erin. Sus luces estaban encendidas.

La pequeña discusión. Sus palabras me dejaron pensando mucho. Yo si tengo sentimientos, pero no soy capaz de demostrarlo, no es lo mío.

Me hago el cambio de ropa. Tomo mi móvil.

Quieres dormirte ya. Tu luz me molesta.《

Apago las luces y me paro enfrente de la ventana esperando ver una reacción o respuesta de ella.

Lo siento. No es mi problema que no puedas dormir.《

Esbozo un ligera sonrisa.

¿Qué demonios me está pasando?

En el patio trasero estaba a punto de besarla. No sé porque reaccioné de esa manera.

Me alejo de la ventana.

Tú eres el problema Erin. Y lo borro de inmediato. Decido no responder a su mensaje. Suspiro algo confundido, estaba regresando ese sentir que creí haber superado desde aquella vez que me hice la promesa.

Me echo a la cama.

—¡Demonios! La puerta está cerrada — dijo Erin algo frustrada.

—Baja la voz Erin — comenzó a reír y yo igual.

Estábamos ebrios. Íbamos a estudiar, pero realmente se convirtió en un completo desastre cuando llegamos a la fiesta de una de las amigas de la prima de Erin.

—Vayamos al patio trasero. — bajó unos cuantos escalones, casi tropieza pero la sostuve.

Fuimos al patio trasero. Cuando ya íbamos a llegar dio un brinco.

—¡Una rana! — corrió hacía mi.

—¿Una qué…?— ya no pude a completar mi pregunta.

Caímos al suelo. Ella estaba encima de mío. Me miró asustada.

—¿Dónde esta la rana? — pregunté.

Creo que ya estaba pasando los efectos del alcohol o no sé. Una sensación extraña recorrió mi cuerpo al sentir demasiada cercanía de Erin. He estado tan confundido en estos últimos días.

He tratado de ver a Erin como una amiga, pero no podía. Parecía que algo estaba cambiando.

—No sé…

Traté de mirar a lo lejos, no veía nada. Tal vez era una piedra.

—Yo creo que no hay nada.

Se hizo un lado y se recostó en el suelo. Pasaron unos cuantos minutos.

—Está bastante cómoda la cama.  — sí. Aún seguía ebria.

—Demasiado — traté de no reír, pero fue inevitable.

La miro de reojo. Ella admiraba el cielo nocturno hasta que sus ojos se encontraron con los míos. ¡Demonios! Me atrapó.

Paso grueso.

—Stuart… me… — se detuvo y esbozo una sonrisa. Yo quedé intrigado por lo que iba a decir. — Me encanta este lugar.

Sentí algo de decepción. No sé si ella sentía esta misma sensación que me provocaba al verla.

—A mi igual.

Giré a mirar el cielo por un momento. Hasta que Erin interrumpió la vista, la miré confundido y ella me sonrió tocó la punta de mi nariz.

—Las traes.

Me levanté de inmediato y ella lo hizo. Corrió hacia la puerta y la alcancé. Ella quedó acorralada, no soporté la idea. Tomé el pulso y la besé.

Abro mis ojos de golpe a causa de mi alarma. Me tallo los parpados y suelto un suspiro.

¿Por qué soñé eso? Eso ya estaba olvidado o eso creía yo.

Los recuerdos invaden después de lo que pasó esa noche y lo que acabó con todo.

***

—¿Ya casi terminas el proyecto? — su voz interrumpe mi concentración a la clase de Historia.

La mira de reojo y luego pongo la mirada fija en el profesor.

—No. No he tenido tiempo. — me encojo de hombros.

—¿No has tenido tiempo o te la pasas todo el día en tu móvil? — pregunta cínicamente.

—Ambas — le sonrío. Murmura algo que no logro escuchar.

Después de unos minutos sonó el timbre indicando que ya había terminado las clases. Guardo mis cosas rápidamente antes de pasara algo con Erin.

Al llegar a mi casillero. Me sorprendo un poco al escuchar su voz.

—Stuart. Hace tiempo que no hablamos. — yo rodeo los ojos.

—Y eso me alegra.

—¡Vaya! Aún no pierdes el toque del sentido del humor. — dice y yo sigo ignorando lo que me decía.  — Eso es lo que más me agradaba de ti.

Cierro el casillero. Miro su rostro.

—Es una lastima. Ahora me voy. — camino hacía la salida.

—¿Es cierto que tienes que ver algo con Erin? — me detengo en seco y la giro a ver.

—No entiendo porque debería responder a esa pregunta. Aún así, investiga por tu propia cuenta.

Mientras dentro de mi decía. Estúpida, no vas arruinar mis planes.

Le guiño el ojo y me voy de ahí. Saco mi móvil y me dirijo a contactos.

Te veré en una hora en tu casa.《

Lo envío y guardo mi móvil.

Eres Mi Tortura || Stuart TwomblyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora