AFERRADOS (minoliv)

Capítulo 3- Minhyun

— Como oíste. Yo ya no pretendo tolerar tus pataletas y reclamos todo él día así que estoy buscando la mejor solución.

— ¡¿Dejándome en manos de un niñito rubio?!

— ¡Puede qué hasta ese niñito rubio sea mejor que tú!—

Minhyun se llevó una mano al pecho haciéndose el ofendido con un gritito ahogado, y se quedó solo en el recibidor ya que su padre llevó a Oliver a su nueva habitación ignorando la exagerada actuación de su hijo.

"¿Cómo debería solucionar ésto?...No es algo que se pueda arreglar con un poco de acoso y ya, para que se largue. Mi padre cree que me intimidará con esta nueva niñera ...No, es hombre, pero cree que le resultará... Mierda esto no puede ser tan complicado... "

"Si hubiese contratado a una niñera, en poco estarías revolcado con ella."  recordó las palabras de su padre y se quedó pensativo viendo como ambos se marchaban.

— "Ni un hombre se me resiste, padre." — Dijo para él mismo con una sonrisa de oreja a oreja y en voz baja, viendo la delicada figura del rubio seguido de una gran risotada que se oyó por toda la casa.

— Lo siento, mi hijo está loco. — Se disculpó el jefe, avergonzado.

Luego de aquella risa decidió marcharse a su habitación nuevamente para ordenar un poco su armario. La ropa para él era su prioridad, por lo que era lo único que cuidaba en el sentido de mantener el orden. Al momento de subir por las escaleras, notó que su padre llevaba al chico nuevo a la habitación que quedaba en frente de la suya lo que le sacó de su lugar. Si había algo que odiaba era que se apoderaran de su perímetro de la casa, y ese era el segundo piso, pero como no andaba ya con ánimos para fastidiar al novato decidió irse un momento al baño para no encontrarse con Oliver, a quien su padre le estaba dando recomendaciones.

— Ese mocoso se cree la gran cosa sólo por ser el predilecto de la Universidad. Dios, que fastidio. — Se iba mordiendo la lengua mientras balbuceaba para él mismo, hasta llegar al cuarto de baño en donde comenzó a despojarse de su ropa.

No quería admitir que la presencia del chico le molestaba más de lo que él creía.

— "Tal vez... Deba conocerlo mejor... Para luego atacarlo. Hehehe..." Decía mientras planeaba algo para dar un golpe aquella misma noche, finalmente entrando a la bañera que le esperaba.

No se había percatado que la oscuridad ya rodeaba la casa. Cuando salió del cuarto de baño, estaba quedándose dormido en la bañera de lo caliente que estaba el agua y eso le quitó el estrés de los hombros.

— Mieeeerda, que buena estaba el agua. — Se estiró luego de salir de la bañera y ponerse una toalla sobre los hombros, no le incomodaba andar desnudo por el lugar ya que era su casa después de todo y los sirvientes nunca andaban por los pasillos que él recorría de regreso al cuarto.

— Podría... violarlo ahora mismo y se iría llorando... No, eso es demasiado, a parte que nunca lo he hecho con un hombre.—  Iba susurrando para si, mientras daba pasos por el corredor hasta llegar a la puerta de su habitación, deteniéndose mientras ve la puerta del rubio.

— Hmm... Sólo será un vistazo.  —  Sonrió, esperando ver algo ñoño o algo ridículo que estuviese haciendo, pero fue todo lo contrario. Con levedad fue abriendo su puerta sin hacer ruido alguno,  viendo bastante piel blanca del extranjero.