Expelliarmus | Época de los Merodeadores |

Capítulo 6

~ ESPERA, ¿QUÉ? ~

Estaba terminando de ponerse la corbata negra del uniforme, tal y como su padre le enseñó. Cuando terminó, guardó la ropa en el baúl y se acomodó bien la falda.

Se aseguró que Diane aún no volviera del baño para dar comienzo a su magnífico plan.

Había estado pensando cual sería el mejor momento de hacerlo, pero teniendo en cuenta que cuando llegaran al castillo les recibiría una profesora (según su padre y su hermano), no podía arriesgarse hacerlo delante de ella y que le pillaran.

No señoras y señores, Nix era muy cuidadosa.

- Bien, Cheshire – dijo poniéndose delante de el -. Ahora ha llegado tu gran momento, ahora sabremos si esto va a funcionar.

El gato le miró sin fiarse de la chica y se alejó de ella.

- Cheshire – dijo su nombre -. Te prometo que esto no te va a doler, pero lo único que te pido es que estés quieto todo el rato. No quiero que me pillen y me gustaría mucho que estuvieras todo el rato conmigo.

Cheshire maulló y ella río, tenía la esperanza de que su gato le entendiera y le hiciera caso.

- Te voy a contar un secreto, ¿vale? – dijo bajando el tono de voz -. La verdad es que todo esto me aterra, me he pasado toda mi vida en un colegio muggle y ahora esto... esto Cheshi es muy diferente – suspiró y miró el gato desolada -. Me da miedo no poder hacer amigos y no quedar en Gryffindor, al menos si estás tú, me darás más seguridad.

El gato suspiró y se acercó a la rubia, se dejó acariciar y después de un rato le maulló. Dándole a entender que aceptaría su plan, así poder estar con ella todo el rato que lo necesitará.

- Gracias Cheshi – dijo dándole un beso -. Bueno, vamos allá.

Decidida, cogió la varita y se colocó delante del gato. Recordó el encantamiento y en el mismo momento que lo recito una luz purpura salió de la varita, cuando la luz tocó al animal, al momento comenzó a encoger, hasta quedar un pequeñísimo gatito.

- ¡Muy bien Cheshire! – dijo cogiendo al minúsculo gato -. Espero que estés bien, ahora te voy a guardar en el bolsillo, pero de ahí no puedes salir, ¿entendido?

Nix no esperó a la respuesta del felino y le guardó en el bolsillo de la túnica.

Escuchó como unos pasos se acercaban a la cabina y lo más rápido que pudo, cogió el peluche de su baúl y lo metió en el transportín.

Así de esa manera, nadie notaría que no pesaba, además el peluche era de un gato gris (como el suyo), así que la persona que se fijara seguramente pensaría que el animal estaría dormido.

Definitivamente, el plan iba a salir de la perfección.

- Nix, vamos – dijo entrando Diane -. Todos ya están bajando.

Nix asintió y guardó su varita en la túnica.

Salió del pasadizo junto a Diane y al ver tanta gente salir desorganizadamente le cogió la mano para que ni ella ni la rubia se perdieran.

Las dos escucharon como alguien llamaba a los de primero para que se acercarán, se miraron y fueron con una sonrisa, estaban muy ilusionadas.

Al llegar, vieron que la persona que les había llamado era un semigigante con muchísima barba, las dos se volvieron a mirar con una sonrisa y vieron como había más gente de su edad esperando a que todos los de primero llegarán. Curiosa, se fijó quién iban a ser sus compañeros los próximos años y vio como Julius buscaba a alguien con la mirada, a su lado estaban los dos chicos que estaban con él en el compartimiento.