Expelliarmus | Época de los Merodeadores |

Capítulo 10

~ DE CAMINO A CASA ~

Que Nix se hubiera despertado temprano era toda una sorpresa, pero que solo lo hubiera hecho para hacer su baúl era una toda una decepción, según Diane. Nix, le dijo que más le valía que se acostumbrará, que ella era una decepción andante, ante tal respuesta la pelinegra junto a las dos chicas con las que compartían habitación, no pudieron evitar carcajearse ante las ocurrencias de la rubia.

Antes de irse, Nix tuvo que ir a la biblioteca a devolver unos cuantos libros. Decir unos cuantos no era nada, ya que la pobre criatura no podía ver porque estos le tapaban la vista. Por culpa de eso, sin querer se chocó con un chico que era amigo de Julius y que iba a su misma casa.

Los dos, tan torpes como podían llegar a ser, se disculparon ante el desorden que habían causado en medio del pasillo. Sin embargo, Nix se vio afortunada al ver que aquel chico de su misma edad con cicatrices en la cara le ofrecía su ayuda, al observar que los dos iban al mismo sitio.

Nix le reconoció al cabo de un instante, al de darse cuenta de que aquel chico formaba parte del cuarteto en el que estaba James, Sirius y ese otro chico que siempre les seguía ahí donde fueran. El chico se presentó como Remus Lupin y Nix sonrió al pensar que aquel nombre y apellido eran bastante bonitos, a la vez que poco común.

Una vez habían llegado a la biblioteca, los dos devolvieron los libros bajo la atenta mirada de la bibliotecaria. Cuando salieron, siguieron conversando y es que les hacía increíble lo mucho que tenían en común y todo se lo debían a Oscar Wilde, ya que Nix, al devolverle el libro al chico, no pudo evitar alabar que el escritor tenía unas buenas novelas y con un brillo en los ojos que presenció la rubia, Remus le contestó al instante.

Remus y Nix se despidieron deseándose unas buenas fiestas y un feliz año nuevo. Al ver como se iba, Nix corrió como el alma que le llevaba el diablo al darse cuenta de que faltaba poco para irse y aún no se había despedido de Hagrid.

Al cabo de unos 10 minutos, se llevó una decepción al darse cuenta de que el semigigante no aparecía por su cabaña. Sacando una carta del bolsillo del pantalón, la desdobló y lo metió debajo de la puerta, para que cuando Hagrid llegará se encontrará una despedida por parte de la rubia.

De alguna manera Nix, se había preparado aquella carta por si no aparecía su amigo, ya que se imaginaba que el pobre tendría cosas más importantes que hacer que esperar a una renacuaja de primero.

Cuando hubo llegado a la Sala Común, una nerviosa Diane le asaltó encima riñéndole por haberla preocupado y más por haber tardado en llegar ya que podían llegar tarde al expreso. Nix simplemente le dijo que no debía de preocuparse de nada que aún faltaban unos 20 minutos para que saliera, además le dijo que era una exagerada. Antes de que cogiera su baúl para irse, se llevó una colleja por parte de la pelinegra y vio como Evan sonreía burlonamente, ganándose una mirada fulminante de Nix.

Algo que se había dado cuenta después de meses, es que Evan Rosier no se reía. Nunca había escuchado su risa, lo único que dejaba escapar era su típica sonrisa burlona y eso solo lo hacía con la gente que más confianza tenía.

Una vez, llegó a preguntarle a Diane si a Evan le habían quitado la felicidad al nacer ya que jamás le había visto reírse, ni sonreír. Diane le contestó que muy pocas veces lo hacía, incluso con ella, que eran amigos de toda la vida, le había visto hacer aquellas acciones un par de veces. Según la pelinegra, Evan Rosier era un antipático, pero que si le llegabas a conocer era un amor de persona.

Ya habían llegado al expreso y rápidamente buscaron un compartimiento, siguieron a Evan y al cabo de un rato vieron como el chico abría la puerta y echaba a la gente que había ahí adentro.