Capítulo 1

3.7K 242 15
                                    

Superior Iron man entró en la habitación abruptamente  y todos se exaltaron cuando golpeo con un puño la mesa en la que todos estaban sentados.

– ¡No puedo creerlo! – exclamó el alfa mirando a todos con rabia. Sus ojos azules brillaban con la intensidad de su cólera – ¡Solo tenían un simple trabajo! Desviar la atención de Shield de nosotros con la muerte de su nuevo capitán al mando, así también les demostrábamos que Steve no es tan fácilmente de remplazar. Esos ineptos jamás tendrán uno mejor.

– Pero señor, eso hicimos – le dijo el encargado de la misión.

– ¿Estas cuestionando mi inteligencia? – su rostro se ensombreció causando que el hombre se estremeciera y temiera por su vida. – Se suponía que acabarían con él, pero ahora resulta que está en un hospital resguardado por miles de agentes.

– ¿Va a ser algo al respecto? – preguntó con la voz ahogada. Tony sonrió cruelmente y al tronar los dedos dos hombres entraron con un aparato extraño. Se acercaron al jefe de misión y le tomaron por los brazos.

– ¿Qué va a hacer? – el hombre se retorció intentando inútilmente liberarse.

Tony extendió la mano y uno de los hombres le extendió el pequeño aparato. Superior Iron man sonrió y lo colocó sobre el pecho del otro.

– Vas a ir, vas a infiltrarte y con esto, – sacó otro objeto extraño similar a un bolígrafo, los hombres lo soltaron y Tony se lo extendió. – vas a borrarle de su cabeza toda la información que tiene de nosotros.

– ¿Cómo? – el hombre tembló ante la impotente mirada de Superior Iron man deseando jamas haber cometido ese error.

– Las descargas quemaran sus neuronas y borraran su memoria antes de que pueda escupirle los huesos a los perros de Shield –le explicó – No quiero que lo mates, yo me encargaré de eso después.

– Y ¿Para qué es eso? – preguntó refiriéndose al aparato sobre su pecho. Tony volvió a sonreír.

– Es por si sale mal.

El jefe de misión empezó a suplicar, pero Tony no le hizo caso y vió como los hombres le arrastraron hacia la salida. Miró al resto pensando cuál sería el siguiente para desquitarse, en verdad estaba furioso porque nada resultaba últimamente como quería.

– Señor – una temerosa voz le interrumpió. Era su secretaria, una omega. – El señor Rogers le busca.

El semblante de Tony se ablandó y contuvo la estúpida sonrisa que le provocaba oír sobre Steve, aquello no iba con su dura imagen de alfa.

Tony salió de la habitación con pasos firmes y subió hasta su pieza en el último piso. Allí se encontraba su omega sentado sobre la cama. El ex Capitán América que había renunciado a todo, incluso a su patria por él.

– Que gran estrategia al obtener el corazón del capitán, un enemigo menos ¿No, Stark? – le había dicho Fury cuando lo enfrentó una de esas veces.

– No es una estrategia – fue lo que le respondió. Aquel fuerte omega de ojos azules le había conquistado desde la primera vez que le vió. Su amor era sincero.

Steve se puso de pie a penas le vió y le saludó con un apretado beso.

– ¿Sucede algo? – le preguntó Tony quitándose la corbata.

– ¿Tiene que suceder algo para que yo quiera verte? – preguntó un poco tosco. Tony notó aquel cambio y lo miró consternado.

– Dime que es... – posó una mano sobre el fuerte brazo de Steve.

– Haz estado muy ocupado, Shield esta pisándote los talones ¿No es así?

Tony tragó en seco sin apartar la mirada de su pareja.

–¿Cómo lo sabes?

– Hace poco vi a Natasha – Steve al notar el ceño fruncido de su alfa agregó: – No es lo que crees. Ella es mi amiga, y si me ofreció la posibilidad de volver es porque se preocupa.

– ¿Y ahora quieres dejarme por qué tienes miedo?

– Tony – dijo incrédulo y algo dolido – Jamás se me cruzaría por la cabeza. Cuando me quite la estrella del pecho por ti supe a que me estaba enfrentando.

Steve posó ambas manos sobre la cintura de su pareja y pegó su frente contra la suya acariciando sus narices. Aunque no lo aparentaba, Steve podía ser un omega tierno.

– Solo que tengo miedo a perderte – susurró contra sus labios. Tony ante aquello besó al rubio con desesperación.

Steve gimió ante la suave lengua de su alfa acariciando la propia, Tony se agachó y empezó a descender besando el torso del contrario. Cuando llegó a su entrepierna y estuvo a punto de desabrochar los pantalones, este le detuvo con una risa.

– No, Peter esta al lado – negó apartándose. Sus mejillas sonrojadas y sus cabellos enmarañados solo le hicieron desearlo más. Pero Steve jamás aceptaría tener sexo cuando existía el riesgo de que Peter los descubriera.

Entonces como si hubieran tentado a la suerte, Peter entro de la mano de su omega de cargo, quién lo dejó en la habitación y se marchó. El pequeño tenía a penas tres años, pero caminaba perfectamente y emitía alguna que otra palabras. Tony se arrodilló de inmediato para recibir a su pequeño a quién por el trabajo no veía desde hace días. Peter le besó varias beses la mejilla dejando un rastro de baba en el alfa, sin embargo, jamás le importaba pues ¡Cómo lo amaba! Habían movido tierra y cielo para traerlo al mundo. Tuvieron que emplear incluso un vientre de alquiler, pues los omegas macho difícilmente solían llegar a las últimas etapas del embarazo, y Steve no había sido la excepción. Tony había pasado junto a su pareja las etapas más difíciles y ahora disfrutaban también juntos los mejores momentos con su pequeño.

– Esta grande ¿En qué momento creció tanto? – le dijo a Steve observando como Peter se subía a la cama de ambos sin problema, antes solía necesitar ayuda.

La mirada de Steve cambió.

– A eso me refiero Tony – Steve lucía demasiado serio – Pasas demasiado tiempo lejos. No es como antes.

Tony se mordió los labios. Una vez que la aplicación de extremos fuese un éxito, ya no tendría la necesidad de estar tan metido en las misiones.

– Hablaremos luego – dijo acercándose a Peter. Sabía que si abordaban el tema ahora, discutirían – Llevaré a Peter a dar un paseo.

Tomó al pequeño en brazos, y luego de besar la frente de su esposo se marchó de su habitación. Steve entonces pensó lo que le había dicho Natasha.

– Una vez que terminemos con esto, podrás darle una vida segura a Peter. El gobierno te otorgará  el perdón por todo lo que haz hecho por el país.

– ¿Y Tony?

– Solo puedo asegurarte que su vida ya no estará en peligro. Peter crecerá con un padre.

– Pero en la carcel.

– Es peor tener que ir a visitar una lápida cada año.

Steve mentiría si decía que no lo había considerado. Observó la foto enmarcada que tenía en el velador y la tomó.

– Te amo más que a nadie – le susurró a un Tony sonriente que besaba su frente.– Solo quiero protegerte.

Elecciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora