Capítulo 4

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— En verdad me gustaría Natasha, — Steve le dijo sin mirarla. Ambos sentados en la barra del bar en el que habían acordado verse.

Aunque Natasha había dejado en claro que si no pensaba cooperar, sería mejor dejar de verse , Steve había insistido y ella había cedido. Finalmente, su amistad superaba toda barrera. Sin embargo; Natasha no parecía tan contenta.

— Y en verdad a mí también me gustaría ir a verlos, — repuso ella toscamente. — Pero ustedes no son una familia normal, Steve. ¿Estás consciente de lo que haces? Se supone que ni siquiera deberíamos hablarnos y me estas invitando a una fiesta de cumpleaños.

Peter cumplía años en poco tiempo y pensaban celebrárselo. Steve por supuesto se lo había comentado a Nat.

— Rhodey irá...

— Rhodey no esta en misión — Natasha le contó.

Steve suspiró bebiendo de su segunda cerveza. En verdad extrañaba a su amiga, quería tenerla de nuevo de su lado, pero las cosas eran complicadas y Steve no iba a hacer nada: Podía sobrevivir con su distancia, pero con la de Tony jamás.

— Bueno, — Steve se puso de pie y miró el reloj. — debo regresar o...

— ¿O te dirá algo tu esposo? — se burló con una sonrisa cínica.

Steve frunció el ceño, pues aunque tenía razón ya que a Tony no le gustaría la idea de él en un bar ni aunque le agradara Natasha; aquella broma le pareció algo hiriente.

— Debo regresar o Peter hará que la nueva niñera le de galletas. — aclaró — Es un chico listo y manipulador aunque tenga solo tres años. — Natasha sonrió. Steve igual. — somos una familia, normal Nat. Nos queremos y eso es lo importante ¿No?

— Me alegra, Steve. En verdad, — sonó sincera— Pero ¿A costa de que? Tony es...

— A él le agradaría que vayas, — la interrumpió. No quería oírla. No le permitiría a nadie hablar mal del hombre que ama. Ni siquiera a Nat.

Natasha le dio una última sonrisa. Steve tras aquello, se marchó.

***

Steve apartó la mirada. Un golpe seco resonó en la habitación. El cuerpo del hombre de AIM cayó al suelo. El último de todos a los que habían ido a buscar.

— No mires, cariño — Tony susurró y con un propulsor de su armadura desintegró el cuerpo. Luego se acercó a Steve quién le alcanzó una toalla:Su rostro tenía varias salpicaduras de sangre. — Lo tenemos.

Steve volvió a tomar la toalla.

— ¿Finalmente? — sonó muy cansado. Había pasado noches seguidas persiguiendo a los de AIM. Este trabajo era agotador. Ni siquiera el suero le impedía desear con todas sus fuerzas tumbarse en su cama con el pequeño cuerpo de Tony al lado.

— Pues parece que hay cuatro muestras de extremis que AIM obligó hacer a Maya antes de matarla. — ambos salieron de la casa. — Van a subastarlas. El asunto es averiguar donde.

Al parecer esos tranquilos planes que tenía Steve para el fin de semana no se iban a poder realizar. Si algo amaba y a la vez odiaba de su esposo era su determinación y compromiso. Si algo se le metía en la cabeza, no paraba hasta lograrlo.

— ¿A sí? — preguntó observando el enorme jardín. Era prácticamente una mansión que tristemente ahora se había quedado sin dueño.

— Tranquilo, eso se lo voy a dejar al equipo. Ahora hay que regresar a casa con Peter.

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