Clásico Amor Adolescente

02

Capítulo 02

—¿Disculpa? —cuestiona mi Patch —¿Tu quién eres? Estás irrumpiendo en mi castigo.

Es Jacob Palvin. Yo me tenso.

—No puedo creer lo estúpida que fui, realmente no lo había pensado. Lo siento muchísimo, te pido disculpas y son muy sinceras, eh.

—Okey, pequeña charlatana, ¿de dónde has salido? —lo miro incrédula al mismo tiempo que me sonrojo —¿Qué, acaso sales con tu Mejor Amigo? ¿Un Vampiro está enamorado de ti? ¿En cuál de todas las historias clásicas de amor eres protagonista?

Me es imposible no reír fuertemente hacia las locuras del joven que tengo frente a mi. Él también carcajea uniéndose a mi. Jacob trae artículos de limpieza y se encuentra solo en el salón.

Me pregunto el porqué de su castigo. Logro sentirme un poco incómoda estando sola con alguien que está de castigo y me cuestiono sobre la verdad de los rumores.

Sacudo mi cabeza quitando esos pensamientos absurdos.

El chico de uniforme perfectamente adaptado a la forma de su esculpido cuerpo y con una chaqueta de Jean negra, me me mira fijamente con una ceja encarnada.

Sigo incómoda y prefiero dirigir mi mirada a otra parte.

De repente la puerta detrás mio se abre y un Lucas enojado entra por ella.
Él en primer plano me mira y su mirada se calma. Ya no se encuentra enojado. Luego visualiza a Jacob y su mirada vuelve a la del principio.

—Bien, te dejaré con tu Vampiro —mira a Lucas y éste frunce el ceño, yo me sonrojo —. Fue un gusto pero ya terminé mi castigo.

Lo dicho hecho está.

Jacob sale del salón, y nos deja en una incómoda situación a Lucas y a mi. El rubio me mira y se acerca más.
Pasan unos cinco minutos sin que nadie diga nada, solo acompañándonos un silencio desagradable.

—¿Quién era él?

—¿Un amigo?— dudo.

—Ah, se los veía con mucha confianza. Igual, no creo que él quiera ser amigo tuyo, de lejos se nota como te come con la mirada. —reclama un Lucas, ¿celoso?

—¡Oh, por Dios! estás celoso.

—Claro que no. Olvida el tema del chico ese —dice despectivamente —, ¿por qué huyes? Si es por lo que creo, déjame hablar primero. —me paralizo, siento como los bellos de mi nuca se estiran —Vamos, soy tu mejor amigo y te has confesado durmiendo "Oh, Lucas, te amo tanto" mua mua mua... —río incomodamente — Eres muy adorable cuando hablas dormida. Y además —mi cara tiene una mueca de horror.

¡Ha arruinado mi confesión de amor!

—Espera... Lucas...

—No, déjame hablar —me interrumpe —. Yo también te amo un montón pero...

Okey, no me aguanté y lo besé.

Lucas queda inmóvil y sus labios no reaccionan, no es beso con lengua ni uno en donde nos movamos. Solo son mis labios encima de los suyos. Es un beso frío.

El sentir su labios me lo había imaginado muchísimas veces, y todas eran de formas románticas donde él me correspondía. Donde nos debíamos cuánto nos amábamos.
Al darme cuenta que esto ni siquiera se puede catalogar como beso.

Me separo y lo veo aterrada.

—Lo siento... —me disculpo —¿Qué me ibas a decir?

—Que eres mi mejor amiga y solo te veo como tal... Porque... —mis ojos se cristalizan y no entiendo porqué. No ha sido bruto —Yo soy... Gay. Tengo novio, Al.

—Espera, ¿cómo dices que dijiste? ¿Gay? No me malentiendas, pero, ¿gay? ¿Y Alicia, tu primera novia? Esa de Australia.

—Falso, en realidad se llamaba Luis y si, era de Australia.

Seco mis lágrimas y sonrío.

Ser rechazado no es tan malo si tu crush es gay.

—No lo esperaba... Lo siento por lo del beso.

—Por cierto, besas bien.

—Cállate. —digo.

—¿Sabes? Si fuera hetero, tú serias la clase de chica que me gustaría. Lástima soy gay.

—No ayudas. —digo.

Se da cuenta de sus palabras —Lo siento, pero tendrás a alguien que te ayude a conseguir tu pareja y ser el típico gay estereotipado como en las películas. —él piensa un segundo y agrega —Solo que yo no se de moda y tengo una vida aparte de solo escuchar tus problemas.

—¿Cómo puede ser que no lo haya notado antes? —digo entre decepcionada por el rechazo y por no haberlo notado.

—Quizás porque no entro en los estereotipos. —dice obvio.

—¿Y por qué tampoco me lo has dicho antes? Se supone que se todo de ti.

—Temía sentir tu rechazo, o que te alejaras por lo que soy. Lo siento por habértelo ocultado.

—No te preocupes, —lo abrazo —sabes que jamás podría rechazar algo así. —intensifico el abrazo, tenerlo así de cerca y poder sentir su aroma es lo más lindo que hay —Te quiero y te querré siempre, sin importar tus decisiones sobre tu cuerpo o a quien amar. Eres libre de amar y sentirte atraído por quien decidas.

—También te quiero, Al. —siento como si voz se quiebra un poco y mis lágrimas amenazan con salir.

Creo que él haya sentido que yo lo podría haber rechazado, duele más que su rechazo mismo.

—Ahora deberíamos conseguirte pareja. —dice rompiendo nuestro abrazo.

—Creo que por el momento, tu rechazo es el último que deseo escuchar.