Clásico Amor Adolescente

04

Capítulo 04

Ya hemos terminado de limpiar, nos encontramos llevando las cosas hasta el depósito de limpieza. Yo llevo el balde y Jacob los trapeadores.

La he pasado lindo a su lado, es bastante gracioso y cargoso. Yo dirijo mi vista hasta él para poder observarlo mejor.
Su tez morena, sus ojos verdes y su cabello rizado lo hacen ver tan atractivo y como si tuviese a todos en sus manos.

Jacob es jodidamente alto, debe medir casi 1,95. Me veo diminuta a su lado y eso que mido 1,71.
Su mandíbula bien marcada y sus anchos hombros, son de lo más destacable.

—Deja de hacer eso. —dice logrando sacarme de mis pensamientos.

Rápidamente veo al frente.

—Lo siento.

Jacob ríe y yo también, en un intento de disimular mi nerviosismo. Seguimos caminando por los largos pasillos hasta que el timbre que indica el cambio de hora, toca.
Yo lo miro y él me copia.

—¿Cuál es tu próxima clase? —pregunto.

—Química, ¿y la tuya?

—La mía igual. —digo sorpresivamente.

—Si quieres, ve a la clase, guardarme un asiento mientras yo dejo las cosas.

—No, te acompaño. La profesora es buenita, no creo que nos diga algo.

(...)

—¿Si saben que puedo mandarlos a detención por haber llegado tarde? —bueno, me equivoqué.

Después de todo no era tan buenita la profesora.

Hemos llegado como diez minutos tarde porque nos costó bastante poder acomodar las cosas. Y aparte caminamos algo lento.

La profesora está frente a nosotros mientras nos da un leve discurso de lo mal que es llegar tarde. Aunque algo de razón tiene.

—Lo sentimos muchísimo profesora, pasa que...

—Fue mi culpa, deme a mi el castigo. La señorita Laudth no tuvo nada que ver. —miro rápidamente a Jacob y hablo.

—Eso es mentira, lo agradezco mucho pero, yo he decidido esto...

—¡Basta! Los dos tendrán el castigo por igual. Hoy se quedarán después de clases. —La profesora da por finalizada la discusión y nosotros nos dirigimos a nuestros asientos.

Genial, mi primer castigo en cinco años de secundaria.

Los únicos asientos libres son los del fondo, uno al lado del otro.

Al tomar asiento y terminar de sacar nuestros útiles, lo miro.

—¿Por qué hiciste eso y cómo sabías mi apellido? —susurro.

Jacob sin mirarme me hace seña para que me callara, colocando un dedo sobre sus labios. Eso hace que mi atención se ponga sobre ellos.
Al verlos, mi mente me lleva al recuerdo de besar a Lucas.