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Capítulo 09

Caminamos hasta la entrada y Lucas tira de la puerta pero esta no se abre. Los dos fruncimos el ceño y comenzamos a tirar de esta con fuerza, pero es inútil, no se abre.

—¿Por qué no abre? —dice enojado.

Seguimos tirando hasta que vemos que Mateo viene hasta nosotros y abre la puerta para el otro lado, para el lado de adentro. Mateo ríe y nos señala un cartel que dice 'empuje'. Ahora nosotros reímos.

—¿Realmente no vieron el cartel?

—No. —decimos al unísono.

Lucas va hasta Mateo y le deja un casto beso en los labios. Yo me quedo ahí, parada viéndolos mientras me siento incómoda. Decido buscar la mesa en dónde está Jacob y lo encuentro, está en la mesa al frente de la ventana. Jacob al verme, me sonríe y puedo ver lo brillante de sus ojos. Él levanta el brazo en señal para que vaya hasta él.

Tratando de ignorar mis celos e inseguridades respecto a la pareja a mi lado, decido ir hasta Jacob. Voy hasta él y con cada paso que doy siento que mi corazón se queda con Lucas. Trato de no prestar atención al rubio y su pareja, y así poder disfrutar la tarde.

—Hola. —digo ya en la mesa de Jacob.

—Toma asiento. —dice y lo obedezco—Llegaste dos minutos tarde —me muestra la hora en su celular y distingo que de fondo de pantalla tiene a un gato durmiendo —, ¿No te quedó claro que eso es irrespetuoso luego de tu castigo?

Yo lo miro fastidiosa.

—¿Qué? ¿Me dirás que me calle? —dice mientras su sonrisa se agranda cada vez más. La picardia de su mirada, deja muy en claro que disfruta molestarme.

—No, te iba a preguntar si ya ordenaron. —aunque si iba a decirle que se callara.

—No, estábamos esperándolos.

Algo que Jacob lleva puesto llama mi atención y no puedo evitar soltar un comentario al respecto.

—Amo tu camisa. —Jacob me ve y luego observa su camisa. Sonríe.

—Ya lo sabía. —si anteriormente tenía ganas de llevarnos bien, ahora quiero que coma algo para que así se calle de una vez.

Mi sonrisa se esfuma y a continuación le saco el dedo del medio. Jacob ríe y yo me doy cuenta de lo que acabo de hacer.
Este chico saca mi lado más argel.

—¿Así que la dulce Aldana puede insultar? Me halagas. —estaba por decir algo pero Lucas y Mateo aparecen al instante para interrumpirme.

—Bien, es hora de ordenar. —dice Mateo, acabo de notar que lleva un Piercing en la ceja y otro en el labio. He de admitir que es bastante atractivo pero no es mi tipo.

Lucas hace seña para que un mesero se nos acerque a tomar nuestro pedido.
Un chico de un año mayor o nuestra edad, aparece con el uniforme del lugar. Blanco y Celeste.
Va con un gorro con un helado blanco y celeste, una camiseta blanca y pantalones celestes.

Su color de cabello es verde y eso capta por completo mi atención. Sus ojos son negros como la oscuridad misma, como si pudiera estar viendo un vacío.

—Bienvenidos a donde encontrarás no sólo el sabor que congele tu sonrisa, sino también al amor que te cree una. —comenta. Yo sonrío aún más al escucharlo hablar, tiene una voz ronca y sexy —¿Qué desean ordenar?

—Yo quiero helado de sambayon granizado, de dos bochas. —comienza a decir Jacob —Y ella quiere menta granizada, también de dos bochas.

Yo lo observo a Jacob con algo de molestia por haber elegido por mi.
Esperare a que se vaya el mesero para poder reclamarselo. El chico de cabello verde, anota los pedidos en su libre para luego mirar al pelirrojo y al rubio. Este par dicta sus gustos de helado (chocolate y frutilla), y así después de anotar los pedidos, mi flechazo se va.

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