Capítulo 2

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Su mirada es fría y calculadora, pero a la vez hace que me pierda en ella. Me hipnotiza y por unos segundos hace que me olvide de todo. Me fijo en su rostro, su mandíbula está muy marcada y sus largas pestañas revolotean con un ritmo fijo. Su pelo rizado se recoge en un tupé, sus labios tienen un perfecto grosor.

De repente noto su mano apoyarse en mi hombro y empujándolo levemente haciendo que salga de mis pensamientos.

-¿Te apartas? – me pregunta con aires de superioridad.

-A mí no me toques. – le advierto saliendo de la habitación.

Genial, he perdido a Linna por pararme con ese imbécil, no tengo ni idea de donde está, asique decido buscarla en el almacén y ahí está.

-Claire, ¿Dónde estabas?

-Me he entretenido, lo siento.

-Bien, mira, tenemos que tomar una analítica de sangre a una chica, necesito tres tubos lilas y dos amarillos, ¿puedes cogerlos?, yo mientras iré preparando la aguja, te espero en la habitación 552.

-Claro, no te preocupes. – Linna sale del almacén y mientras yo busco los tubos, en seguida los veo por lo que no tardo mucho en dirigirme a la habitación.

Observo como Linna busca la vena a la paciente y luego la sangre comienza a fluir por una vía hasta uno de los tubos.

-Es fácil, lo que más me costó al principio fue encontrar las venas.

-Supongo que a casi todo el mundo le pasa…– le digo cuando salimos de la habitación.

Cuando se hacen las tres me despido de Linna, y bajo a la tercera planta para buscar a Sharon.  Echo una ojeada por el pasillo y ni rastro de ella, asique me dirijo hasta ‘’control’’ un pequeño mostrador de planta donde suele haber una secretaria. Pregunto por ésta pero la mujer me dice que ya se ha ido.

Cojo el móvil y le mando un whatsapp diciéndole que voy al almacén a cambiarme y que gracias por esperar.

Bajo a la primera planta y voy al almacén donde el primer día la Dra. Carland nos dijo que nos cambiásemos, supongo que de ahora en adelante me cambiaré en mi planta.

Entro y me encuentro a Sharon allí.

-Gracias por esperarme, sexy. – digo mirándola mientras se coloca su camiseta

-Yo me creía que habíamos quedado aquí.

-No hemos hablado nada de eso, Sharon. Bueno, ¿qué tal tú día? – le digo mientras comienzo a ponerme mi ropa.

–La tía con la que me ha tocado me cae mal, nos odiamos mutuamente, es mala. –comienzo a reírme, esta chica siempre tiene pegas con todo. – No Claire, no te rías, me tenía como una esclava diciendo que haga no sé qué y mierdas, esa lo que tiene es la cara muy dura. ¿Y tú qué?

-Pues nada, me ha tocado con una que se llama Linna y es bastante simpática, no sé, me cae bien.

-Tú siempre tienes más suerte en todo que yo, no sé cómo lo haces, guapa.

Cogemos nuestros bolsos y nos dirigimos al ascensor. – ¡Ah!, ¿sabes que estoy en la misma planta que el chico del accidente? Lo he visto he pasado a su habitación y sus padres estaban allí.

-Oh, qué bien, cómo decía, siempre con más suerte que yo. En mi planta son todos ancianos.

Salimos y decidimos ir a comer a un restaurante italiano, amo la comida italiana, mi abuela de pequeña me la hacía ya que se crió en Italia pero a los 25 tuvo que volver a Londres.

Feel. (h.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora