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Me desperté por las fuertes risas de Seokjin.

Miré a la ventana y noté que era de noche, había dormido desde la mañana hasta que se hizo oscuro. Salí de mi habitación porque tenía mucha hambre, el estómago me gruñia ferozmente, parecía que tenía un león encerrado. Fije la visión en el reloj que estaba colgado en mi habitación, eran las nueve de la noche.

Bajé las escaleras despreocupado y escuché otras risas. Me encontré a mi hermano en el living pero estaba con otro de sus amigos, uno que no me caía mal ni bien. Saludé con un ademán notando que "Suga" ya no estaba.

Ya en la cocina puse a calentar carne en el horno, vi una nota de mamá en el refrigerador: se había ido a la casa de una de sus amigas. La tomé y la tiré. Ella siempre hacía esas cosas pero no nos molestaba en lo absoluto, si dejaba comida estaba todo más que perfecto.

El teléfono de línea comenzó a sonar en ese momento a mi lado. Mi madre siempre recibía llamadas de sus amistades y ella siempre estaba en la cocina viendo televisión o leyendo revistas, era por eso que el teléfono no estaba en la sala.

Lo tomé sintiendo el aroma de la carne.

—Hola.—Dije y se escuchó un fuerte suspiro del otro lado de la línea. Frunci el ceño, lo recuerdo bien.— ¿Mamá sos vos?

—¿Seokjin?— Preguntó esa voz gruesa pero amable, una serie de sonidos que me dejaban un poco embobado. Era extraña la forma de respirar que tenía cuando hablaba, por eso me quedé en silencio.

—Está ocupado.— Respondí cortante porque no quería pasarle el teléfono a Seokjin, no sabía ni siquiera por qué. Las respiraciones del otro lado de la línea eran cortantes, sofocantes.

—¿Y vos estás ocupado?— Me preguntó. Me quedé paralizado por unos segundos. Mi cerebro se encargó de responder por sí solo.

—Si Suga, muy ocupado.

—Jimin...- Se quedó en silencio por unos segundos, como meditando algo. Me di cuenta sólo en ese momento que sabía mi nombre y yo nunca se lo había dicho. De seguro era culpa de mi hermano. Me comencé a morder las uñas hasta que habló de nuevo.—Jimin... ¿Te acordás de lo que te dije? ¿Eso de que te mentis a vos mismo?

—La verdad es que no.— Le mentí. No iba a darle el gusto de que supiera lo mucho que me habían afectado sus palabras. Tampoco quería que se regocije con mi mente crispada, mi insomnio y los dibujos pintados de azul.— No, no me acuerdo.

—Bueno, te había dicho que odio a las personas que se mienten a si mismas. ¿Y sabes qué?—Dejó la pregunta en el aire, flotando con sigilo. Me puse más nervioso de lo que estaba esperando su respuesta.— Es por eso que me odio.

—¿Qué...

—Ahora yo se tus secretos Jimin, los vi no sólo en tus ojos sino también en tu cuaderno. Quiero muchas cosas ahora.— A esta altura yo estaba totalmente perdido en sus palabras. No entendía nada de lo que me estaba diciendo pero trataba de seguirle el ritmo. "Suga" no parecía una persona sencilla de entender.

Eso me intrigaba.

—¿Qué es lo que querés?— Susurré abatido, pensando que no tenía ni idea de las posibilidades.

—Quiero que hablemos de esa cara borrosa que dibujas todo el tiempo.— El teléfono cayó a mis pies, escuché la voz de "Suga" preguntando a donde me había ido, luego cortó y volvió a llamar. Atendí sólo para que Seokjin no lo haga.

—¿Qué querés Suga?

—Dijiste que todo se ve oscuro, ¿No? Dijiste que no entre más a tu habitación. Sólo quiero saber por qué.

—Me das miedo, ¿Entendes? Me das mucho miedo. No quiero volver a verte.— Le dije más o menos gritando, corte la llamada muy fuerte. No volvió a llamar.

Me di cuenta de que la carne ya estaba lista pero mi estómago no, ya no tenía una pizca de hambre.

La guardé en un taper y me dirigí a mi habitación. Justo cuando estaba subiendo las escaleras se escuchó el timbre de entrada.

—Jimin, ¿Podes abrir por favor?— Mi hermano me pidió y yo asenti cabizbajo. Giré el pomo y me encontré  con lo que menos quería ver en ese entonces.

—Suga...— Susurre, se lo veía bastante calmado con sus labios en una fuerte línea recta y su cabello rubio despeinado. Sentí algo escarbando en mi columna cuando lo miré directo a los ojos, algo que me comenzó a comer costilla por costilla para terminar con un fuerte rugido de mi estómago. Tragué grueso. Él no me dijo nada, sólo se despeino y se escuchó una estruendosa carcajada de Seokjin coreada por la de su amigo.

—Seokjin está en la sala.— Le dije pretendiendo irme, no olvidaba los detalles de nuestra llamada telefónica  y se notaba a kilometros mi incomodidad ante la situación, pero me tomó del hombro. Vi un atisbo de melancolía en su rostro.

—No vine a ver a Seokjin.

Esa fue la primera vez que "Suga" había venido a mi casa sólo por mí.

air catcher ☆ yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora