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Intenté por todos mis medios no preocuparme en la siguiente semana, ni la otra o la otra, cuando notaba que pasaban los días y no había rastro alguno de Yoongi.

Trataba de calmar mis ansias con los pensamientos más positivos: Quizá había tenido una emergencia familiar y no tuvo tiempo de avisarme, algo que era muy posible ya que había pasado antes.

Tres semanas era el tiempo más largo que había pasado sin recibir noticias de él hacía unos meses, y en ese momento ya estábamos entrando en febrero. Se estaba cumpliendo el mes.

Comencé a ir a clases otra vez, tenía que rendir los exámenes finales del semestre para poder graduarme, por lo que trataba de mantener mi cabeza ocupada en aprobar todas las asignaturas que en la incógnita de dónde se hallaba Yoongi.

A mediados de febrero Seokjin se mudo de mi casa, había dicho que se iba con una hermandad de la universidad y a mi mamá le encantó la idea, quizá así podría ser más responsable con el tema de sus salidas y las borracheras repentinas.

A mi no me importó. De cualquier forma sabía que íbamos a terminar así, separados.

La última noche que cenamos los tres juntos en casa antes de que mi hermano se vaya fue cuando al fin me dirigió la palabra desde mi cumpleaños.

—¿Sabes algo de Suga?— Preguntó con aire esperanzado, sus ojos brillaban al cuestionarme aquello. Negué lentamente con la cabeza, hundiendo mis ojos en el plato de comida.

No tenía idea.

—Que raro que haya dejado de venir así de la nada...— Susurró mi mamá picando un poco de su pollo cortado, yo traté de parecer pacífico ante la situación.

Cuando pensaba en por qué Yoongi ya no aparecía en la puerta de mi casa o por qué cuando lo iba a buscar al bosque a la noche no estaba, era algo que me aniquilaba segundo a segundo.

—Si, por eso le preguntaba a Jimin si sabía algo de él.— Seokjin me miró y noté en sus ojos cierta malicia, un brillo extraño, celoso.— Él pasaba mucho tiempo con Suga.

—Suga es un buen chico, y siempre venía a buscar a Jimin para salir.— Mi hermano miró a mi madre sorprendido. Yoongi siempre venía cuando Seokjin no estaba, para que no haya problemas. De seguro enterarse de eso fue como un balde de agua fría para él.— Es una lástima que no haya venido más, parecía que se llevaban muy bien.

Mi madre me dedicó una sonrisa encantadora, luego me guiño el ojo. Seguimos comiendo en silencio hasta que Seokjin se levantó de sopetón. Lo miré desde abajo, con la boca llena de comida.

—Si sabes algo de él avisame, es raro que desaparezca de la faz de la tierra por tanto tiempo.— Luego dejó su plato en el fregadero y subió las escaleras, con la excusa de terminar sus maletas para irse la mañana entrante.

Me asusté cuando dijo aquello, después de todo Seokjin lo conocía desde hacía más tiempo que yo. El hecho de que Yoongi no me haya avisado era lo que más me preocupaba.











Estaba por comenzar marzo y ya estaba dejando de hacer ese frío infernal que llegaba hasta los huesos. Con una simple chaqueta oscura y un gorro de lana me dediqué a caminar por las calles de mi barrio notando como la nieve había comenzado a derretirse.

Luego de unos cuantos minutos llegué a la casa de Yoongi, que parecía estar absolutamente intacta. Traté de ver algo a través de sus ventanas pero estaban muy bien cerradas con las cortinas. Parecía que el interior sólo era negro y más negro. Luego me acerque a la puerta y observé por la cerradura.

Todas las luces apagadas, cartas del correo tiradas en el suelo, algo de polvo sobre los muebles y parecía estar todo en su lugar. Coloqué mis manos en los bolsillos de mi chaqueta cuando caminé alrededor de la casa, notando que absolutamente todas las ventanas y las cortinas estaban cerradas. Hice una mueca al volver a la puerta.

Sabía que era algo inútil, pero de igual forma toqué el timbre.

Una, dos, cinco, diez, veinte veces.

Nadie salió a responder.

Parecía que la casa estaba herméticamente cerrada, dando a entender que no habría nadie allí por un buen tiempo. Bufé por lo bajo y caminé hasta la casa vecina. Toqué el timbre y a los minutos una muchacha con el cabello naranja me abrió.

—¿Se te ofrece algo?— Preguntó con los ojos bien abiertos. Parecía una persona confiable, por lo que me despeine un poco y traté de formular una sonrisa decente.

—Em, hola, me llamo Jimin.— Saludé con mi mano y ella sonrió.— Necesito saber si tendrías idea de que pasó con tu vecino...— Apunté la casa.

—¡Ah! ¿Hablas de Suga, no?— Asentí lento, y ella se apoyó sobre el marco de su puerta.— No lo veo hace como un mes, vi que cerró todo una mañana y se fue en su auto.

—¿No sabes a dónde?— Ella negó con la cabeza.

Estaba decepcionado.

—Disculpame, pero no.









—¿Entonces no?

Jungkook preguntó tomando unas papas fritas de su alacena y sirviendolas en un tazón. Negué con la cabeza despacio, mientras que mis manos temblaban sobre el frío mármol de la cocina.

Me sentía totalmente paranoico, Yoongi no aparecía hacía más de un mes y no tenía idea de como contactarlo. Sólo sabía su dirección y su número de teléfono de línea. No había celulares en esa época y todo era mucho más difícil.

Jungkook hizo una mueca mientras tomaba el refresco de adentro del refrigerador.

—Lo siento, debe ser difícil que tu novio desaparezca de la nada.— Palmeó mi hombro y sentí como se caían todas las fibras de mi cuerpo.

Un desplome fatal para mi.

Ni siquiera eramos novios oficiales y ya podía sentir su abandono.

—Es que... ¿No podía decirme nada? ¿Era necesario irse así nada más?— Suspiré abatido tomando mi rostro con ambas manos y frotándolo. Me sentía para la mierda, no podía creer que Yoongi simplemente había cerrado todo y se había ido.

—No lo sé Minie, no sabes sus razones...

—¡Chicos dale tengo hambre!— Exclamó Hoseok desde la sala y yo traté de recomponer mi figura. Caminamos hacia el living en donde Taehyung y Hoseok se hallaban sentados en el sofá, esperando a que termine el programa de noticias para que empiece la película.

Se había atrasado diez minutos de lo debido, por lo que Jungkook miró su reloj de muñeca con el ceño fruncido.

Ambos nos sentamos en el suelo, Jungkook debajo de Taehyung y yo debajo de Hoseok.

—Son las siete y diez, tendría que haber empezado a las siete.— Jungkook bufó y tomó con enojo una de las papas del recipiente. Luego las pasó para arriba así las tomaba Taehyung.

—¿Estás seguro de que viste bien la propaganda?— Jungkook asintió y yo tomé las papas que me alcanzaba Taehyung.

—¡Quiero que empiece Terminator 2! ¡Dale canal de mierda!— Hoseok le arrojó papas al televisor y Jungkook lo miró enojado.

—Después lo vas a limpiar vos con la lengua.

—Shhhh esperen... Esto parece importante...— Dijo Taehyung tomando el control remoto y subiendo el volumen. Yo miré la pantalla del televisor asustado, con un latido en mi corazón que era desconocido para mi. Sentía que en cualquier momento se saldría de lugar.

Abrí los ojos de una manera anormal al ver aquella fotografía en el programa informativo.

—¡Dios mío!— Exclamó Taehyung mirándome de repente.

Mi corazón dejó de latir.

air catcher ☆ yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora