air catcher ☆ yoonmin

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Abrí el regalo solo sentado cómodo sobre mi cama, el reloj en mi pared marcaban casi las dos de la madrugada. Realmente se había pasado muy rápido el tiempo en la feria y después de cantarme el "Feliz cumpleaños" en medio de la calle cada uno se fue por su lado.

Rompí el papel azul oscuro velozmente, para luego abrir la caja de cartón y despegar la cinta adhesiva. Adentro había tres cosas: dos cartas, una con un sobre blanco y otra con sobre negro. Y en el medio otra cajita oscura de plástico brillante.

Lo primero que tomé fue esa cajita, notando que era musical. La abrí y casi me agarra un paro cardíaco cuando comenzó a sonar la hermosa melodía del lago de los cisnes.

Generalmente al abrir una caja musical lo primero que aparece es la bailarina, girando sobre su eje con una gran y brillante falda. Pero se notaba que Yoongi había limado los senos, la falda y el cabello, para pintar la ropa de color negro, azul y el cabello de rubio oscuro.

Se notaba a simple vista que quiso que la bailarina se parezca a mi.

El interior de la caja estaba pintado con distintos tonos azules, violáceos y rojos, con pequeñas estrellas blancas, simulando un universo como el techo de la habitación de Yoongi.

Dejé la caja sobre mi mano abierta por bastante tiempo, viendo como el bailarín giraba sobre su eje con esa preciosa melodía de fondo. Se me llenaron los ojos de lágrimas por la preciosura de ese regalo. Se notaba que se había esforzado para que le quedara perfecto, cosa que logró sin duda.

Me sentí muchísimo más que especial, me sentí enorme, un gigante que podría caminar sobre el mundo entero dando pasos ínfimos y dejando mis huellas sobre el océano y los continentes.

Este regalo fue la afirmación a lo que yo ya sabía: Yoongi me miraba como si estuviese mirando al cielo.

Luego de eso le preste atención a las cartas. El sobre negro decía "Abrir cuando Yoongi cumpla años". Lo dejé a un costado, sobre mi mesa de luz junto con el papel negro que no había contestado, ese que me preguntaba que buscaba cuando miraba el cielo.

Tomé el sobre blanco, ese decía "Abrir ahora".

Entonces lo abrí.

Me siento un universo.

¿Sabes que es lo que abunda en el universo?

Exacto, el vacío. La oscuridad.

Me siento un universo oscuro, totalmente carente de luz y de color. Me siento infinitamente vacío, un escozor de fríos y físicas insensibles se aceleran en mi corazón. Estoy asustado, sólo, vacío. Nadie me comprende. Nadie sabe de dónde salí, nadie sabe mi verdadero nombre, sólo me llaman "El universo" porque al parecer lo abarco todo, de una manera general.

Pero luego llegas vos.

Llegan las estrellas, comienzo a contarlas una por una mientras van apareciendo en mi interior.

Llegan los planetas, aquellos que me llenan poco a poco de color y de distintos modos de vida. Distintas formas de ver la existencia.

Llegan las explosiones, los gases brillantes, los cometas que viajan a millones de kilometros por hora.

Todos ahora están dentro mío, todo ahora se iluminó. La luz es abundante, desbordante.

Y tengo miedo de que la misma explosión que me hizo existir ahora me destruya.