- ¿Cómo te portaste ayer? - escuché desde afuera de la habitación.
No era de escuchar conversaciones detrás de las puertas, pero quería saber que le decía Thiago.
- Muy bien.
- ¿Tu tío te cuidó bien?
- Sí, lo quiero mucho - respondió a lo que sonreí ampliamente.
- Eso está bien pequeño.
- ¿Tú lo quieres? - su pregunta no me la esperaba en realidad.
- Claro que sí.
- ¿Mucho?
- Thiago qué preguntas - dijo riendo.
- ¿Que hacen en mi habitación? - pasé haciéndome el desentendido.
- Él quiso venir, creo que le gusta más tu habitación que la de él.
- Ven acá - lo cargué - ¿quieres ir a dar una vuelta conmigo?
- Y con mi tío Chris.
- ¿Será que el tío Chris querrá ir? - me senté en sus piernas y puso su mano en mi espalda.
- Mmm...no lo sé - respondió Christopher.
- Creo que tendrás que convencerlo Thiago.
Intentaba convencerlo de una y otra manera, algunos niños son tan adorables, bueno y otros no tanto.
Me daba risa que Christopher le abrigaba hasta el más mínimo cabello para que el niño no pase frío, creo que se estaba tomando demasiado enserio su trabajo.
Mientras caminamos por las calles, se le ocurría saltar en cada bajada, al menos iba agarrado de la mano de ambos, cualquiera que nos viera pensaría cualquier cosa.
- Quiero un algodón de azúcar - dijo de pronto.
- Bueno, vamos.
- No puede comer tanta azúcar.
- Ay Christopher, estás igual que mi hermana, es un niño - saqué mi cartera para pagar el algodón.
Le tomó su manito libre a Christopher mientras iba comiendo.
- Tío la mano - habló para mi.
- Vas comiendo.
- A mi tío Chris, mi mamá dice que hay que ir de la mano para no perderse.
Nos quedamos mirando un momento, si ya de por si nos veíamos raros ahora sería peor.
- Ya que - dije extendiendo mi mano.
- Bueno, no hay nadie - dijo mirando a todos lados para tomar mi mano.
Nuestras manos se soltaban cuando veíamos a más personas pero Thiago insistía en que no nos soltemos porque según nos podíamos perder.
- Que raro es esto - dijo bajito para que solo escuche yo.
- Me siento homosexual.
- Que cosas dices pendejo - apretó mi mano.
- Es la verdad y no me presiones la mano que me vas a romper mis huesitos.
- Upa - levantó sus brazos el pequeño para que lo carguen.
- Estás todo pegajoso Thiago.
- Para que le compras eso y por cierto si le duele el estómago será tu culpa.
- No comiences de nuevo, la culpa también será tuya porque está a tu cuidado.
- ¿Que? No vengas con esas cosas.
- ¿Que cosas?
- Tío la mano - habló para mi.
- No, porque tu tío Chris está peleando conmigo.
- Mentira Thiago - le dió una sonrisa - dame la mano.
- Claro que no.
- Dame la mano - la tomó a la fuerza - y callado.
- Oye a mí no me trates como un niño, yo no soy Thiago - advertí.
- Ni tu sobrino me hace estos berrinches como tú.
Me sentía humillado, ni mi mamá me hablaba así cuando era pequeño.
Para no seguirle el juego caminé callado hasta la casa, solo para que Thiago no nos escuche.