Han pasado seis meses desde ese momento tan doloroso, pero estaba en pie, seguí adelante con mi relación con Abi.
De hecho, creo que he fortalecido más mi noviazgo con ella, comencé a disfrutar cada momento a su lado, la incluía en mis cosas cada vez más.
Aunque ella no lo sabía, la dañé mucho, pero este era el momento para reparar todo aquello.
No he vuelto a llorar desde ese día frente a Thiago, creo que no valía la pena hacerlo por alguien que ya me dejó en claro que no me quería lo suficiente para tenerme en su vida.
- Mamá ¿por qué no comenzamos a comer y que Yanelis lo haga después?
- ¿Quieres que te sirva antes? Dijo que ya venía pero si mi bebé tiene hambre - me dió un abrazo.
- Por favor, ya no aguanto - dije riendo.
Sentimos la puerta abrirse y cerrarse, al fin había llegado.
- Llegué, lo siento por la demora - bajó a Thiago quién corrió a sentarse para comer.
- Ya era hora, por tu culpa y tus demoras estoy tan flaco.
- Chistoso - me lanzó el gorro de mi sobrino.
Mi mamá nos sirvió la cena, de verdad que tenía hambre y por lo que ví Thiago también, se acabó todo.
- Vaya que tenías hambre - apreté una de sus mejillas.
- ¡Tío! Eso no se hace - se quejó riendo.
- Con todo lo que jugó era obvio que se cansaría y le bajaría el hambre a mi pequeño.
- ¿Jugaste mucho?
- Sí, mi tío Chris me llevó a jugar al parque - respondió a lo que quedé tieso.
- ¿Estuvieron con Christopher?
- Sí, por cierto les mandó muchos saludos a todos - respondió Yanelis.
Escuchar su nombre y más saber que haya estado con mi sobrino me dejó bastante nervioso.
- Y adivinen que...
- Qué - habló mi mamá.
- ¡Será papá! ¿Pueden creerlo?
Tragué en seco, quedé inmóvil, no sabía cómo reaccionar ante eso. Ellas estaban muy emocionadas comentando la noticia, yo no podía hacer nada.
- No pensé que formarían familia tan rápido - dijo mi madre.
- Lo hubieran visto, estaba tan feliz con la idea de ser padre.
- De seguro será un buen papá - dije en medio de la conversa.
- Sí, con Thiago hizo un muy buen trabajo, imagina cómo será con su propio bebé.
- Permiso, estaba todo muy rico - me levanté de la mesa - voy a mi habitación un momento.
Subí a paso calmado, escuchaba como seguían hablando del tema. Cerré la puerta con seguro para que nadie me moleste y me senté en la cama.
- Vas a ser papá - dejé caer unas lágrimas - porqué ahora que estaba tan bien tuviste que aparecer en mi vida de nuevo, te estaba superando maldita sea.
Hablaba bajito para mí, ni siquiera podía gritar y sacar todo este dolor que volvió a mi.
- Todavía te extraño, tú ni te acuerdas de mí - le di un golpe a la cama - hasta cuándo voy a tener que aguantar esto, te quiero olvidar y no puedo.
Todo lo que no había llorado durante estos meses lo estaba haciendo ahora, pensé que ya no sentía nada por él y no era así, lo seguía queriendo.
- Llegaste a arruinar todo de nuevo, todo - agaché la cabeza para seguir llorando, todo estaba volviendo y de una manera más dolorosa para mi corazón.
