- Erick, necesito hablar contigo - habló detrás de mí.
- Claro, dime.
- Necesito de tu ayuda - pasaba sus manos en la cara con cierto nerviosismo.
- Mira Christopher no quiero ser grosero contigo...
- No me puedo casar - soltó - no puedo.
- ¿Qué?
- No me puedo engañar, no te puedo engañar - tomó mis manos - te amo a ti, no sé qué hacer.
Lo miré algo confundido, que me lo diga así como así me tomó por sorpresa.
- No te creo - lo aparté - quieres jugar conmigo.
- Claro que no Erick - intentó agarrarme pero retrocedí - no pude dormir durante toda la noche pensando en esto, intenté ocultar lo que sentía por ti pero no puedo.
- Yo también te amo Chris, pero en menos de un mes te vas a casar, tienes prácticamente todo listo - mis ojos comenzaron a cristalizarse.
- Lo sé, lo sé - caminó de un lado a otro - cómo se lo digo a ella.
- Cálmate - lo abracé - ¿es enserio lo que me estás diciendo?
- Claro que sí, como te voy a mentir con esto, está en juego mi futuro.
- ¡Y POR QUÉ MIERDA TE COMPROMETISTE ENTONCES! - lo empujé - sabías que yo te quería, estaba dispuesto a dejar a mi novia.
- Tienes que ayudarme, no quiero casarme.
- Y que puedo hacer yo, eso te corresponde a ti.
- ¿Te irías conmigo? - preguntó decidido.
No esperaba esa pregunta, estaba bastante confundido, pero lo amaba - claro que sí.
- Vámonos, vámonos de aquí - tomó mi cara uniendo nuestros labios.
- Sí, si vámonos - sonreí - hagámoslo.
- Ve a buscar tus cosas.
- Ya vengo - dije depositando un beso en sus labios.
Subí corriendo las escaleras, no iba a desaprovechar esta oportunidad.
Quise abrir la puerta de mi habitación, pero estaba cerrada con seguro - yo no la cerré.
Comencé a patear la puerta para que se abra, esto estaba costando más de lo normal.
- ÁBRETE MIERDA - me impulsé dándole con el brazo y cayendo al suelo.
Desperté de golpe, miré alrededor y estaba a oscuras en mi habitación con el cuerpo cubierto, había sido un sueño.
Cómo era posible que ya ni dormido podía dejar de pensar en eso, por más que evitaba hacerlo, más lo hacía.
Me levanté de la cama, busqué un poleron y caminé en dirección a la habitación de Thiago.
Intenté hacer el menos ruido posible, me metí a la cama de a poco para no despertarlo. Me sentía como un niño que iba a la habitación de sus padres cuando tenía pesadillas.
- ¿Tío? - dijo bajito por el sueño.
- Shhh... duérmete - me acomodé para poder dormir con él.
Me abrazó de inmediato - ¿no puedes dormir?
- Tuve una pesadilla, no quiero dormir solo - susurré.
- No te preocupes - dió un gran bostezo - yo te protegeré de los monstruos.
Lo abracé esperando a que se quede dormido, el que debería cambiarse de habitación en habitación debería ser él, no yo.
Thiago me transmite tanta paz que logra tranquilizarme de inmediato, cuando estaba triste, molesto, enojado, siempre me iba a donde él para poder calmarme.
Estaba más que convencido que no solo él extrañaría a su tío Chris, aún no se iba y ya comenzaba a extrañarlo.