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Los soulmate era quizás el tema y preocupación más importante que existía en la sociedad actual. Pues era un tema del que se hablaba cada día y te encontrabas por todas partes. No era difícil verlo en las noticias, en la televisión o en el cine.

Las personas crecían ansiando encontrar esa otra parte de ellos, esa mitad que les haría sentirse llenos. Aveces se daba el caso de personas que jamás habían encontrado su soulmate y simplemente habían decidió vivir solas o con alguien el cual sabían que no era.

E incluso había personas que se negaban a creer en ello. Se daba en pocos casos y por lo tanto apenas nadie sabía que sucedía de verdad cuando esto pasaba.

Si una persona vivía negando la idea de soulmate, pero en su interior realmente creía en ello, simplemente le costaría más encontrarla. Pero cuando la persona irracionalmente negaba la idea e incluso con todo su corazón odiaban a su soulmate, este, caía gravemente enfermo.
Se debilitaban hasta que su cuerpo no aguantaba más y morían.

Cuando la marca se manifestaba, lentamente desaparecía junto a la vida de su propietario.

Desgraciadamente no había cura para esta enfermedad, y los que la padecían solo podían esperar a que sus soulmate cambiasen de opinión o simplemente debilitarse hasta fallecer.

Jeongin cayó enfermo a los 7 años.

Cuando enfermó sus padres rezaron para que no fuese algo duradero, rezaban para que su otra mitad cambiase de opinión y su hijo recuperara su salud.

A los 10 manifestó su marca de soulmate. La cual nunca dejó de debilitarse, hasta que a los 13, Jeongin ya había perdido toda la fuerza para caminar o hacer cualquier actividad física.
Por lo tanto fue ingresado y empezó a vivir en aquella pequeña habitación de hospital donde apenas podía salir de la cama.

Sus padres perdieron la esperanza de salvar a su hijo, y a sus 17, Jeongin sabía que probablemente no llegaría a los 18.

Aún teniendo un dolor intenso cada día Jeongin no dejaría de creer en su soulmate. Y puede que eso era lo único que le diese fuerzas.

—Ya te he dicho que estoy bien no debes preocuparte tanto—se quejó el más pequeño formando un ligero puchero.

Minho suspiro y paso su mano delicadamente por el cabello del azabache, acariciando los pequeños rizos que se formaban.

Minho amaba a su hermano pequeño. Cuando sus padres le dijeron que no podían pagarle la universidad porque el tratamiento de Jeongin era demasiado caro, el más mayor estuvo agradecido por sus padres. Para él, su hermano era todo su mundo.

Gracias a Chan, alquilaron un pequeño apartamento no muy lejos del hospital y Minho venía verle y cuidarle todas las tardes.
Sabía que sus padres trabajan suficiente para poder pagar aquello.

—Channie te ha hecho tus dulces favoritos de frutas, ¿quieres?—sonrío el mayor mientras sacaba aquella bolsa de dulces que había cogido de la cafetería antes de salir.

—En verdad hoy me apetecen esos donuts de café que te comes. No sé porqué.

Minho lo miro con una mirada confusa, sabia que su hermano era incapaz de comer nada que no fuese dulce. Aún así, le dio los donuts que había preparado para si mismo y lo observo con ternura mientras este comía lentamente.

Realmente amaba a su hermano.

Blossom { hyunin }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora