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Las siguientes semanas no fueron fáciles para Hyunjin. Si se había acostumbrado a tener compañía en el apartamento y apoyo cuando se sentía solo, todo aquello se había desvanecido de repente. En contra de lo que Changbin le había dicho, intento contactar con Jisung un par de veces, pero no tuvo suerte en ninguna. El mayor, tampoco hacía esfuerzos por mantenerle al día o saber de él, por lo que supuso que estarían mejor sin él.
Y era gracioso, porque ese parecía el caso con todas las personas a las que se acercaba y alguna vez consideraba amigas. ¿Pues no se había alejado Chan también tan fácilmente? A veces pensaba que hasta Jeongin estaría mejor sin él, aunque le diese miedo pensarlo.

No creía cuando la gente decía que podías enfermar por soledad, pero su salud iba empeorando día tras día. Parecía como si todos sus profesores se hubiesen puesto de acuerdo en darle trabajos y exámenes y su jefe en pedirle horas extra. Ya había olvidado lo que era dormir más de 5 horas. Su rutina un completo caos.

Se levantó aquella mañana con un sudor frío recorriéndole todo el cuerpo, apagó la alarma con enojo y fue a darse una ducha rápida que lo ayudase a despertar. Por desgracia uno de sus compañeros de trabajo había enfermado y le tocaba trabajar todo el sábado completo.

Cuando llegó, la tienda se encontraba tranquila como de costumbre, solo su compañera de trabajo leyendo algunas revistas mientras mascaba un chicle ruidosamente, luciendo completamente desinteresada en todo. Al entrar Hyunjin, le lanzó una mirada lastimosa.

—Te ves horrible Hwang, ¿No estarás tú también enfermando? Ugh los hombres no valéis para nada.

Hyunjin le dedicó una débil sonrisa y se dirigió al despacho de atrás para poder cambiarse y guardar sus cosas. Vio su reflejo fugazmente en el viejo espejo de la pared y no pudo evitar sentir un escalofrío. Su piel estaba totalmente pálida y sus labios incluso algo blanquecinos, sus ojeras eran de un color intenso y tenía una leve capa de sudor que hacía que su flequillo se pegase ligeramente a su frente. Realmente se veía horrible.

Intento ignorar aquello y salió a trabajar como siempre, no queriendo prestar atención al fuerte dolor de cabeza que sentía venir.

🥀
Eran alrededor de las 12 de la noche cuando finalmente logró acabar su turno, su cuerpo totalmente agotado tras haber trabajado el día completo.

Decidió caminar hacia su casa, disfrutando del aire frío y el ambiente calmado que había por aquella zona de noche.
Siguió caminando hasta que noto a alguien rozar su hombro, instintivamente se giró algo asustado.

—Tranquilo, soy Woojin ¿Me recuerdas? El enfermero de Jeongin, hace meses que no te veía.

Hyunjin suspiró algo más tranquilo e intentó dedicarle una sonrisa con la poca energía que le quedaba.

–Justo volvía de ver a Jeongin, es curioso, me dijo que vosotros no sois amigos y no habláis, pero en el hospital me solía hablar mucho de ti ¿Pasó algo entre vosotros? Ya sé que no debería meterme en asuntos ajenos, pero él parece que te echa de menos.

El alto apretó sus puños y dirigió su mirada al suelo, ni siquiera sabía qué decir, por supuesto que correría durante horas solo para poder estar al lado de Jeongin, pero todo se había vuelto estúpidamente complicado, ya no entendía realmente que debía hacer. Desde lo de Changbin y Jisung, todo parecía tener pensado fallar, y ni siquiera creía que Jeongin realmente lo echase de menos.

–No sé donde vive la verdad, ya sabrás que no me llevo bastante bien con su hermano, además... es igual, muchas gracias Woojin, espero que estés bien, ya nos veremos–Hyunjin hizo una leve reverencia y siguió su camino, se sentía demasiado enfermo como para empezar de nuevo aquel juego de tener esperanzas, ya no era tan estúpido como esperar que las cosas mágicamente funcionarian. Antes de que se fuera, Woojin sostuvo su brazo, entregándole un pequeño papel en su mano.

Blossom { hyunin }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora