14

11.9K 2.1K 936
                                    

Como supuso Hyunjin, apenas fue capaz de hablar o estar a solas con Jeongin en toda la noche. Jisung se había propuesto ganarse el cariño del más pequeño a toda costa, cosa que le estaba resultando imposible.
Empezó con chistes, los cuales Jeongin ignoró, continuo con regalos e incluso había preparado algo de comida casera. En todo caso, los esfuerzos del rubio por acercarse al otro fueron en vano.
Cuando Jisung se rindió y simplemente recogió sus cosas para quedarse sentado mirando su teléfono, Hyunjin aprovechó para hablar algo con el castaño, que le regaló una sonrisa al instante.

–No deberías ser tan duro con Sunggie, él realmente quiere acercarse a ti–susurró Hyunjin, intentando que Jisung no escuchase nada de la conversación.
Jeongin cruzó sus brazos y desvió la mirada, parecía que nada de lo que le dijese iba a hacer que estos se llevaran bien.

–Vale, vale, no te enfades conmigo bebé–rápidamente se tapó la boca y miró a sus pies avergonzado, no pretendía llamarle así, simplemente le salió sin pensar. Por suerte Jeongin no parecía tan enfadado.

–Eres un idiota hyung.

–Seguramente lo sea.

Se miraron durante unos segundos hasta que Hyunjin vio bostezar a Jeongin y supo que era hora de que se marchasen, por mucho que quisiera pasar algo de tiempo con este, él debía descansar. Aunque su condición había mejorado ligeramente desde el primer día que lo vió, aún necesitaba mucha atención y se cansaba con facilidad.

Hyunjin se aseguró que su amigó no miraba para acariciar suavemente el cabello del castaño, sacando una dulce sonrisa del chico.

–Buenas noches Jeongin, descansa mucho.

El pequeño asintió y se giró para poder dormir cómodamente, sus ojos se cerraban con facilidad y en poco tiempo ya estaba dormido.

Los más mayores aprovecharon para recoger sus cosas en silencio y volvieron de nuevo a sus departamentos.

🥀
La luz de su teléfono lo acabo despertando. Por suerte era viernes, lo que significaba que no tenía clases, podía descansar y pasar todo el día en su cama como solía hacer.

Cogió sus gafas de la mesilla e intentó leer el mensaje que Jisung le había enviado. Sus ojos tardaron unos minutos a ajustarse a la luz de la pantalla pero cuando lo hicieron rápidamente se le escapó una sonrisa.

–Puede que te moleste Jinnie, pero hoy me levanté algo cansado y tengo muchos proyectos para la semana que viene.

Te importa ir tú solo??????????????

Gracias te amo!!!!–

Lanzó su teléfono a la cama y corrió al lavabo para poder darse una ducha rápida. Solo eran las 11 de la mañana lo que significaba que podría pasar todo el día con Jeongin sin que nadie los molestase.

Optó por unos pantalones simples y una sudadera negra y salió. Quería comprar algo a este antes de verle.

Visitó diferentes tiendas del centro antes de decantarse por un libro. No era un regalo romántico ni siquiera lindo, pero seguramente aprovecharía el regalo bastante más.
No se imaginaba lo duro y aburrido que sería estar encerrado en una pequeña habitación sin nada que hacer todo el día.
Apretó el libro fuertemente y cogió el bus para ir al hospital.

Por suerte para el mayor, Seungmin no había ido esa mañana así que eran solo los dos.

Cuando Hyunjin entró a la habitación, el más pequeño lo recibió con esa sonrisa tan característica que hacía que Hyunjin se derritiera con solo verla, el poder que ese chico tenía sobre él era inimaginable.
Alzó sus brazos ligeramente e inmediatamente este lo entendió y se agachó para darle un rápido abrazo.

–¿No vino Jisung hoy?

–Sunggie estaba enfermo hoy, así que no, no pudo venir a verte, sé lo mucho que quieres a Jisung lo siento.

Jeongin formó un puchero e intentó golpear al alto, pero este rápidamente lo esquivó mientras aguantaba su risa.

–De todos modos, te traje algo, no es gran cosa, pero espero que te guste–Jeongin lo observó curioso, mirando intensamente aquella pequeña bolsa de papel con el regalo dentro.

Una vez se lo dió tardó dos segundos en abrirlo y al ver el libro no pudo evitar sonreír y abrazarlo contra su pecho.

Era un pequeño libro sobre constelaciones, astrología y el universo, a Jeongin le parecía fascinante. Miraba encantado las páginas repletas de imágenes y frases inspiradas en todo tipo de mitologías. Sentía que podía llorar ahí mismo mirando fotos del cielo estrellado.

–Muchas gracias hyung, creo que es regalo más lindo que nunca nadie me había dado... Supongo que quiero a hyung un poco, aunque sea solo un poco–Dejo el libro a su lado y levantó sus brazos de nuevo, reclamando el cariño de Hyunjin. Este no tardó nada en acercarse y dejar que el pequeño hundiera su cara en su pecho, frotando su naricita ahí mientras el otro acariciaba suavemente su cabello.

Estuvieron así unos minutos hasta que el estómago de Jeongin rugió, y este escondió su cara en sus manos avergonzado.
Hyunjin rió ante lo adorable que se veía y salió para pedir comida al enfermero mientras él iba a comprar algo en la cafetería.

Comieron en un silencio agradable, Jeongin preguntándole cosas sobre la universidad y Hyunjin simplemente contestando.
La verdad es que para Jeongin cualquier cosa considerada normal o diaria para un estudiante le parecía fascinante. Le encantaba conocer, estudiar y aprender cosas nuevas, algo que era bastante difícil encerrado en aquellas cuatro paredes. En cuanto tenía la oportunidad interrogaba a cualquiera que viniese a verle. Para él era simplemente agradable saber que habían hecho durante el día y escuchar como era la vida normal de las personas.

–¿Qué es lo primero que harás al salir de aquí?–preguntó Hyunjin mientras mordía un pedazo de pollo.

Jeongin se tensó ante la pregunta, porque ¿Acaso estaba seguro de que él fuera a salir de ahí? A estas alturas lo veía estúpido y poco probable. Y sabía que muchos de sus familiares también. No se atrevería decir que se había rendido, pero tener grandes esperanzas tampoco le parecía la opción más brillante. Odiaba pensar en el futuro.

–No le diré hyung, puede que mañana. Solo si promete no traer a Jisung.

–¡Jisung estará triste al oír eso!

–Jisung es estúpido y ahora mismo tú también–lanzó su pan a la cabeza de este mientras fingía estar enfadado. El alto fingió un dolor extremo y Jeongin le sacó la lengua burlón.

Hyunjin adoraba estos pequeños momentos en los cuales solo jugaban y hacían estupideces, y aunque sabía lo difícil que era tratar con Jeongin a veces, no lo cambiaría por nada.

Pasaron el resto de la tarde leyendo el libro que el pelinegro le había comprado, y hablando detenidamente sobre las estrellas y el universo. Jeongin realmente creía que al ser polvo de estrellas, al morir volviamos a convertirnos en estrellas. Pues era donde perteneciamos.

Cuando el menor empezó a bostezar y a frotar sus ojos cansados, Hyunjin supo que era hora de irse. Recogió sus cosas y dejó un tierno beso en la frente de Jeongin, acariciando su mejilla con su pulgar.

–Hyung vendrá a verte mañana así que descansa mucho.

El castaño simplemente asintió antes de que sus ojos se cerraran y en poco tiempo ya estaba soltando pequeños suspiros.

Hyunjin no quería dejar de verle.

Blossom { hyunin }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora