I

1.8K 85 7
                                    

Estaba sentada sobre el verde pasto mientras la música invadía mis oídos, apaciguando el ruido exterior y de alguna manera relajándome.
Siempre me encontraba a la misma hora, en el mismo lugar, en las mismas condiciones y con los mismos pensamientos.

En blanco.

Le di una rápida mirada a mi pequeño reloj de muñeca, 12:40. Todavía no terminaba el almuerzo, aún tenía unos 10 minutos libres.

Miré a mi alrededor deseando ver alguna novedad y la única novedad que sentí fue un ardor en la parte trasera de mi muslo izquierdo.

— Mierda. —me quejé al ponerme de pie y sacudir mi falda, malditas hormigas.

Me picaba fuertemente la zona afectada y sin poder evitarlo comencé a rascarme el muslo. Temiendo que alguien me viera y pensara que padecía de alguna rasquiña dejé de rascarme y me acomodé la camisa. Me agaché un poco para recoger mi chaleco el cual me había quitado (como siempre lo hacía últimamente) a causa del calor.
No tenía planeado hacer otra cosa más que moverme por alrededor del árbol en el que me encontraba recostada hace unos minutos, pero me vi rápidamente cambiando de parecer al escuchar unos chillidos. Inmediatamente me coloqué detrás del frondoso árbol apretando el chaleco contra mí y terminando de quitarme los audífonos.

— Oppa, ¿qué quieres decir? —estaba tan tensa de el otro lado de el árbol que sin darme cuenta aguantaba la respiración.

— No tengo que aclararte nada Minnie. Ya te dije que quiero ter...

— ¡No! —me fue imposible no brincar en mi lugar ante aquel grito—. No me puedes hacer esto. ¿Por qué, por qué ahora? Estaba todo bien, ¿qué sucedió? —escuché al chico suspirar. Me siento como una vieja chismosa.

— Ya hemos hablado de esto antes Minnie, no quiero herirte. Cuando hablamos por teléfono no te lo dije porque no es correcto terminar una relación así. No has hecho nada malo, tampoco digo esto como excusa pero en realidad mereces algo mejor. Di todo lo que pude en nuestra relación como tu siempre lo hiciste pero siento realmente que eres demasiado para mi. ¿Entiendes? —mi corazón dio un vuelco extraño ante aquellas palabras que no parecían tener un ápice de mentira en ellas. Al cabo de unos cuantos segundos de silencio escuché un sollozo de quien pensé que era la chica y me sentí mal por ella—.No llores, por favor.

La curiosidad estaba por matarme y quería ver de quienes se trataba pero también tenía miedo de que me descubrieran cotilleando sin querer tras el árbol.

— Disculpa, yo...

— Minnie, por favor.

— No, está bien. Descuida, comprendo. Lo siento. —con unos pasos apresurados escuché cómo uno de los dos se alejó, supuse que era ella.

Estaba tan centrada en escuchar algún movimiento o algo que cuando el sonido de entrada a las aulas se hizo presente me fue imposible no asustarme. Saqué un poco la cabeza de mi escondite rezando para que no hubiese nadie allí y mientras más veía escuché un fuerte sollozo.

El chico estaba parado cubriendo con ambas manos su rostro, lo que hacía que sus sollozos se escuchasen más fuerte, su pecho subía y bajaba con fuerza. Me sentí peor de lo que me sentía ya cuando sus rodillas parecieron fallarle y este cayó al pasto, intensificando sus sollozos. Se veía demasiado débil y destrozado, mas bien devastado. Incluso si no le veía la cara hasta aquí podía sentir su dolor.

Fue imposible que mis ojos no se cristalizaran.

Unos dos minutos más tarde él seguía en su posición un poco más calmado y una ganas de salir de mi escondite me invadieron, pero tenía miedo de su reacción cuando supiese que le estaba viendo de aquella forma tan vulnerable.

Through the Sky.  ||  K.THDonde viven las historias. Descúbrelo ahora