IV

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Ya comenzaron las cortas vacaciones de invierno.

Hace una semana que tengo a ambos padres al fin en casa, quienes planeaban nuestra salida unas semanas a Ilsan. Pasar año nuevo en casa de la abuela era una de las mejores cosas.
Yo no tenía primas, de parte de mi papá eran todos hombres con los que me llevaba muy bien. Y ciertamente al principio solo era con Namjoon pero luego les conocí mejor, haciendo destacar nuestras cosas en común. Mamá tenía una hermana, y sí, tenía hijas, pero vive en los Estados Unidos así que es imposible el conocerlas.

— ¿Ya? —salió del baño llevando en sus manos mi cepillo de dientes y me lo lanzó, le di una mala mirada.

— Si, ya no te molesto más Mon. —me reí antes de darme la vuelta y llevar el cepillo a mi bulto.

— ¿Qué te he dicho? —se lanzó en mi cama.

— Que no te joda con lo de Monstruo del rap.

— ¿Y porqué lo sigues haciendo? —me tiró una almohada, que me pegó en la cara desprevenida haciéndome dar unos pasos hacia atrás.

— ¡Yah! —la recogí de el suelo y se la lancé de vuelta con todas las fuerzas que pude—. Siempre me tratas como a uno de los brutos de tus amigos. ¡Soy chica, aprende a ser un poco delicado o más nunca conseguirás novia! —se carcajeó estruendosamente.

— ¿Qué tiene que ver el que consiga novia con mi trato hacia tu persona? —por un momento me confundió y me dejó analizando lo que dije hace unos minutos.

— ¿Qué? —puse cara de espanto.

— Agh, mocosa estúpida. —volvió a tirarme la almohada pero esta vez la esquivé y le saqué la lengua en el acto—.Te trato así porque te quiero, no porque no te considere chica, idiota. Te voy a extrañar así que quiero molestarte en mayor potencia para que no te olvides de mí.

— Que dramático eres, nos veremos en nochebuena y en año nuevo también, ¿no? —hizo una mueca pensativa y terminó asintiendo—. Nunca me puedo liberar de ti, que desgracia. —fingí dolor de cabeza—. Iré a tomarme una pastilla, me subió la presión el saber que estarás jodiéndome las primeras horas de enero 2018.

Salí de la habitación escuchando cómo me gritaba algo en protesta, "Llevamos el drama en la sangre."






Fuera había mucho más frío de el que había pensado, Namjoon se había despedido de nosotros hace unos veinte minutos, yéndose así a su casa.
Había terminado de arreglar mi bolso y la maleta que mamá me hizo preparar (como si nos estuviéramos escapando del país) y llevaba muchas cosas abrigadas, lo que hacía que ocupase más espacio.

Baje las escaleras y busque a mis padres con la mirada, fijándome que la puerta principal estaba semiabierta. Me acerqué y saqué la cabeza por esta, el auto de papá estaba estacionado en frente de la casa pero ellos no estaban ahí.
Di un brinco cuando sentí una tela pasarse frente a mis ojos, cayendo en mi cuello y enrollándose en este.

— ¿No ves qué frío hace fuera? Abrígate más. —dijo mi mamá, quien casi me mata del susto luego de ponerme la bufanda.

— Estoy bien abrigada mamá. —me di la vuelta, viéndola cómo analizaba mi vestimenta. Llevaba unos Jeans negros, unos botines y un abrigo celeste holgado que me había dado la abuela el pasado Diciembre, cuando me lo vea puesto va a estar feliz.

— Ponte un abrigo grande Tania. —dijo mi papá pasando entre ambas, abriendo la puerta y saliendo hacia el auto—. No discutas con mamá. —fruncí el ceño, no estamos discutiendo.

Anda, sube a abrigarte y baja rápido que ya nos vamos. Trae tus cosas.

Subí mientras me quitaba la bufanda para luego colocármela mejor, me puse el único abrigo grande que tenía y era rosita. Lo detesto. No porque sea rosa, es que es como color pastel y no me gusta. Debí de quedarme con el de Namjoon, prácticamente era mío pero se lo devolví de mala manera. Mientras me ponía el abrigo me reí al recordar todo el numerito que hice y lo que Taehyung le dijo..
Taehyung. ¿Qué estará haciendo?.

Agh, ¿a mí que me importa eso?
Sacudí la cabeza, me acomodé la bufanda y tomé el bulto con una mano mientras arrastraba la maleta con la otra.
Luego de bajar las escaleras como pude, salí y le pasé mis cosas a papá para que las acomodara en el baúl. Tanteé mis bolsillos y casi dejo de respirar cuando no sentí mi celular. Mi música. Volví prácticamente corriendo hacia adentro, al subir las escaleras casi me caigo así que me vi obligada a bajar la velocidad del paso si no me quería romper tres dientes.

Con mi cargador, celular y el estuche de mis audífonos bajé las escaleras más tranquila. De repente tenía calor, seguro por la pequeña carrera que acabo de hacer, así que me quité un poco la bufanda mientras salía.
Al salir no pude evitar observar el gran árbol que estaba frente a la casa que está del otro lado de la calle, la cual estaba vacía (como casi todas las casas cercanas, están en alquiler). Se veía hermoso, estaba tan centrada en aquella vista natural que no me había dado cuenta que afuera era la única.

Me detuve un momento a mirar el panorama, las aceras frías y vacías. Este vecindario no era de muchos habitantes, por ahora. Hace años que vivía por aquí con mis padres y nunca fue un lugar de muchas personas, casi siempre las casas estaban en alquiler. Creo que a las personas no les gusta un ambiente tan muerto, aunque pensándolo bien, en todo Corea los vecindarios son así, muertos.

Giré la cabeza a la izquierda desde mi lugar en la puerta y vi una persona de pie cerca, muy cerca de mi casa. Al parecer era un chico y estaba tomándole una foto al árbol de en frente, moví mi vista a su cabello y creí sentir una corriente de aire pegarme de lleno en la cara, justo cuando sin siquiera haber analizado bien de qué color era exactamente que traía el cabello, este se dió la vuelta.

Solo le pude ver los ojos que se posaron en los míos y casi no le reconocí, llevaba una bufanda de cuadros grandes y un gran abrigo negro, acompañado de un no tan grande bolso, la cámara que llevaba en manos y qué decir de su cabello. Se había vuelto de un rojo muy claro en el último mes.

¿Qué tanto le estaba analizando?

Hizo un movimiento con su mano en mi dirección y yo como toda idiota dure un rato antes de devolverle el gesto.
Parece que habían pasado veinte minutos mientras aún no nos quitábamos los ojos de encima, él no hacía ningún tipo de movimiento y yo aún estaba en trance.

— Tania apúrate a subirte al auto, ya nos vamos. —reaccioné cuando sentí como papá casi corrió al auto y mamá me empujó un poco más afuera para cerrar la puerta mientras de igual manera iba al auto.

Al parecer ninguno de los dos reparó en la presencia del muchacho, lo que me hizo sentir un gran alivio porque no quería que rompieran a hacerme algún tipo de interrogatorio en el largo camino que nos esperaba.

Sin saber que más hacer hice una pequeña reverencia y cuando subí la mirada pude ver como sus ojos se habían vuelto más pequeños, estaba sonriendo. Sin poder evitarlo le devolví la sonrisa, sintiéndome más tranquila, nada a comparación de aquella vez en el aula. Me di la vuelta y quitándome por completo la bufanda me subí al auto que ya estaba encendido mientras mis padres platicaban sobre algo.

El auto avanzó y sentí unas ganas inmensas de voltear a verle, retuve el deseo mordiéndome la lengua y apretando los puños.
Más tarde doblamos en la primera esquina y hasta entonces no me había planteado la pregunta, ¿qué hacía él en estos lugares?

Through the Sky.  ||  K.THDonde viven las historias. Descúbrelo ahora