CAPÍTULO 5 "CASUALIDADES"

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Tomé una ducha, estaba agotado, he comenzado a preguntarme si fue mala idea aceptar esa invitación. No puedo recordar una sola vez en que me emocionara salir.

Decidí llevarme el auto, por el estado del cielo probablemente llueva hoy. Hace frío... me pregunto si Mikasa estará bien, esa mocosa tiene la mala costumbre de quedarse en el suelo.

Es tan... ¿Por qué pienso en ella?

Este es el único día en que puedo despejar la mente y estoy pensando en esa maniática, estoy mal.

Ojalá supiera un poco más acerca de ella. ¿Realmente hizo todas esas cosas?

Desde mi experiencia cerca de ella, la veo hasta a la altura de mi cintura tan inofensiva, sumisa y frágil, ha obedecido sin decepcionarme a todas mi órdenes para hacerme sentir bien.

¿Por qué lo hace? No creo que tragar semen todos los días sea algo agradable.

Después de unos minutos llegué a aquella cafetería, tiene un estilo auténtico y agradable a la vista, es como un maldito jardín, se puede percibir el olor de las flores entre los dulces olores de los postres y el fuerte olor a café. Una combinación que me resulta armónica hasta cierto punto.

-Tsk... ya está aquí.

Me acerqué a la mesa donde Rico me esperaba, llevaba un atuendo cualquiera, una camisa con detalles finos, pantalones perfectamente ceñidos a sus piernas y un blazer, su estilo sofisticado es algo que agradecer.

-Hola.
-Hola, me alegra que vinieras.
-Discuida, siempre tengo tiempo para los amigos.
-Gracias, Levi. Me alegra que me consideres.
-Disculpen, aquí está su orden.

Una mesera de cabello corto y demasiado delgada para mi gusto nos dejó tazas de porcelana y un pastel para cada uno. Al retirarse, la descubrí mirándome con una sonrisa extraña.

Tsk, no me gustan las mujeres con cabello teñido de ese color, parece una zanahoria.

-Lo siento, Levi... ordené por ti.
-Está bien, odiaría esperar.

Charlamos por un buen rato sobre cualquier cosa y aunque era agradable hablar con una mujer tan culta como ella el siguiente tema que tocamos me hizo sentir escalofríos por un momento.

-Mikasa... ¿Cómo se comporta?
-Es bastante tranquila... diría que ella sólo necesita que alguien le haga compañía.
-Me alegra, su expediente es muy contradictorio con relación a como se comporta realmente.

Recordé lo que dijo... ha asesinado a varias personas sin que nadie, además de mí lo sepa. Esa mocosa es compleja e incluso peligrosa.

-He tenido poco contacto con ella... pero es una niña peculiar, a primera vista luce deprimida, fría y un poco sombría pero al hablar dice más de lo que esperas, me parece muy tierna e inocente. En verdad quiero ayudarla, es tan joven que me parece injusto encerrarla. Sencillamente no la creo capaz de hacer algo malo.
-Sí... se recuperará con tu ayuda.
-Espero que así sea... he comenzado a cuestionarme sobre si es buena mi gestión en el hospital.
-Lo es, eres directora de uno de los hospitales psiquiátricos con más prestigio por algo pero sabes... hay mentes que ya no se pueden arreglar.
-Tienes razón... algunos de ellos ya no tienen esperanza alguna... se han hundido en un estado tan profundo.

Seguimos hablando por un rato más hasta que volteamos a ver el reloj además había comenzado a llover fuertemente.

Comenzamos a caminar por la acera lo más rápido que podiamos, la miré y la lluvia la estaba dejando empapada, podía ver sus senos bajo la transparencia de su camisa... disfrutaba de la vista pero no podía dejar que se resfrie por mi lujuria.

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