Capítulo 3.

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Lo empujé e hice lo que toda chica de cualquier época hubiera hecho. Cachetada, señoras y señores. 

Todo quedó en silencio, sólo el eco de mi mano al golpear su rostro quedó en el aire. ¿Me habré excedido? Por supuesto que no, se merecía eso y más.

-La próxima que tan sólo lo intentes, patearé a tu amiguito tan fuerte como me sea posible ¿Te quedó claro Kael? – alcé mi mano y cuando la abrí ya tenía una llama encendida, se la lance por  los pies ocasionando que se prendiera la base sus pantalones.

-¡¿Qué carajos?! Tu… ¿Cómo hiciste eso? – podía apreciar la confusión en su voz. El corrió al lago para apagar las llamas.

-¿Hablas de la magia? Te tomará tiempo aprender a entenderla y más tiempo aún saber usarla, te recomiendo que no me hagas enfadar a no ser que quieras que se ponga peor – me giré dramáticamente y caminé hacia el sendero que llevaba a casa por la orilla del lago.

-¡Hey, espérame! – él usó su velocidad para alcanzarme en un segundo – Oh, cierto. Puedes intentar alejarme lo que quieras, pero cuando caigas rendida ante mi encanto estaré muy gustoso de recordarte que te lo dije, así que Kass, prepárate porque tengo todo el tiempo del mundo para enamorarte. Además mírame, soy perfecto, no te resistirás a tanta belleza Kassandra – dijo con una sonrisa triunfal en su rostro, sonrisa que borré al darle un manotazo en la cara antes de empujarlo al lago y salir corriendo hacia la casa.

Decir que Rik estaba más que confundido al vernos llegar es poco, tuvimos que explicarle lo que había pasado superficialmente.

Obviamente su nuevo amigo no le contaría que me besó y yo no estaba de ánimos como para revivir esa asquerosidad de beso ¿No habías dicho que besaba bien? ¿Quién yo? No, no recuerdo haber dicho eso.

Para entonces eran las cuatro de la madrugada y aprovechando que no tenía clases hasta mañana busqué otro pijama ya que la que llevaba estaba sucia y mojada. Intenté abrir la puerta del baño, y digo intenté porque esta no abrió por más que la forcé, hasta que obviamente rompí la empuñadura. Bien, eso es, Hulk destroza.

-¿No puede uno bañarse sin preocupaciones que vienes como loca a querer verme en paños menores? – la cabeza de Kael apareció por un lado de la cortina de la regadera. ¡Oh, mierda! Olvidé que este baño era compartido con la otra habitación. Doble mierda.

-Ni estando desesperada. Vuelve a lo tuyo y cuando termines de ducharte me avisas, yo también necesito una ducha – me giré con toda la intención de dejarlo por la paz.

-Puedes ducharte conmigo, linda… ya sabes, para ahorrar agua – dijo Kael antes de agarrar la toalla y cerrar la cortina de la ducha.

Bien pequeño Kael, veamos que tan machito puedes ser. Me quité la ropa a gran velocidad y agarré la toalla que tenía colgada a un lago de la ducha. Abrí la cortina de golpe. Definitivamente no me esperaba eso, Kael estaba de espalda con la toalla envuelta en su cintura, para cubrir sus “cosas”, sin embargo lo que no pude evitar quedarme mirando fue su hombro izquierdo. No pude evitar reír como loca cuando vi el tatuaje de un gatito. ¿En serio? ¿Cómo tomas en serio a un chico con un tatuaje de gatito?

Por supuesto que él escuchó mi nada escandalosa risa, y se giró de golpe, y eso hubiera sido gracioso, en serio muy gracioso si en el proceso no se le hubiera caído la toalla. Esa fue la gota que me hacía falta para que me entrase un ataque de risa.

Pero como todo en la vida, mi risa terminó con el grito de quien menos esperaba en ese momento.

-Saben que puedo escuchar su coqueteo desde aquí abajo ¿No? – la voz de Rik sonaba entre divertida e irritada. Aguarden ¿mi hermano había dicho que estábamos coqueteando? ¿Yo con Kael? ¡Iugh!

《Maldito Destino》  [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora