IX End

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Eran las seis de la tarde.
El día ya había llegado.
Su billetera estaba completamente vacía debido al regalo que había comprado el trece de febrero (y eso que había ido mentalizado a regatear) pero eso no importaba ya que de la comida casera se encargaría Francis así que no necesitaría comprar nada en el futuro cercano.

Kiku le había prestado su casa para que se arreglará y, tanto él como Alfred, le ayudaron a vestirse para la gran noche.

El plan de Francis y Arthur era juntarse a las siete en su casa, donde el galo ya tendría la cena preparada y la casa decorada. Por lo que hasta esa hora, el británico se la paso en la casa del japonés intentado calmar sus nervios sobre lo que sucedería.

El asiático amarró el pañuelo de diseño de la bandera británica alrededor del cuello de Arthur y luego le soltó. El de cabello rubio pajoso se miró al espejo de cuerpo completo que había frente a él. Se aliso levemente con las manos la polera roja llena de estrellas negras y se acomodó la chaqueta de cuero negra que había sobre sus hombros. Los jeans negros rasgados y los zapatos de la misma tonalidad cerraban su conjunto. Con su mano derecha sacó el dije que se ocultaba tras la tela del pañuelo para que fuera visible.

- ¡Perfecto, Arthur-san! - Le sonrió el japonés. Por la mañana, utilizando los últimos recursos del inglés habían ido a comprar vestimenta para el cejón y la verdad habían hecho una buena elección, ya que el oji-esmeralda se veía muy lindo. 

- ¡Ahora es mi turno, da-ze! - el adolescente coreano, Jongsoo, comenzó a dar pequeños saltos en su lugar para mostrar su entusiasmo. Estaba pasando el fin de semana en casa de su hermano mayor, Kiku. Por lo que cuando empezaron a arreglar al británico el también estaba ahí. Con delineador negro en una mano y un leve brillo de labios en la otra se acercó al rubio  - ¡Déjeme maquillarlo, hyung! Con esto de los idols me volví un experto en maquillaje masculino, daze~

- deberías estar en tu cuarto  - le reprochó Kiku. Sin embargo el coreano le sacó la lengua a la vez que su mechón característico su movía burlonamente.

- ¡Está casa es de propiedad, así que haré lo que quiera da-ze! - tanto el británico como el estadounidense retrocedieron levemente al ver la mirada de odio en los ojos del japonés.

- ¡Es mi casa!

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No estaba acostumbrado al maquillaje, para nada. Pero el coreano fue tan insistente que al final terminó por aceptar (¡Siempre y cuando fuera poco!). Es por ello que a las seis y media aproximadamente, salió de la residencia asiática con un leve toque de delineador que realzaba sus ojos verdes y un leve brillo estaba sobre sus labios, resaltandolos y haciendo que se vieran más apetecibles, según el coreano -cosa que debería contar como argumento suficiente, considerando la creciente influencia del K-pop y como Jongsoo era influenciado por este-.

Llego a su casa a las siete en punto, pero para no parecer tan ansioso espero unos momentos en el pórtico antes de entrar.
Cuando su novio le abrió la puerta, se dio unos segundos para apreciar al hermoso ser parado frente a él; el galo de cabello suelto portaba una camisa llamativa de color violeta con los tres primeros botones desabrochados, dejando ver un breve fragmento de su pecho. Tambien llevaba pantalones color ocre rojo que se ceñían a su figura perfectamente. Y zapatos de cuero de tonalidad oscura.

- te esperaba, cher Arthur~ - Francis estiró su mano para tomar la del inglés  y la guió a sus labios para depositar un suave beso en ella. Las mejillas del británico se calentaron y el galo le regalo un guiño - Bonne Valentine, mon lapin

Gift For An Idiot [FrUk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora