Cuatro

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De repente lo único que pude escuchar fue el sonido de puñetazos y patadas por todos lados. Las personas que me tenían agarrada me soltaron para unirse a la pelea y yo me resbale con la espalda contra mi auto para terminar hecha una bolita en el suelo. No podía llorar, no podía moverme, no podía hacer nada. Me encontraba paralizada. Sentía como todavía algo de sangre salía de mi costado. De un momento a otro todo quedó en silencio, a excepción por una respiración pesada que se acercaba a mí lentamente. Consideré la posibilidad de gritar o de correr, pero sabía que no reaccionaria lo suficientemente rápido, así que escondí mi cabeza todavía más entre mis brazos y abracé mis piernas. Luego de unos segundos, una mano tocó mi brazo. -Ya no hay más, ya estas a salvo de esos malditos. -Una voz ronca trató de tranquilizarme pero yo me estremecí y traté de apartar su mano. -Oye, tranquila, yo no te voy a hacer daño. -La voz habló suavemente y como no trató de volver a tocarme, luego de unos minutos yo levanté mi cabeza para mirarlo. Había varios cuerpos tirados por alrededor y las farolas de la calle estaban encendidas otra vez. Mi salvador era el mismo hombre que me había cruzada en la salida del bar, ese que me resultaba tan familiar. Ahora recordaba donde lo había visto antes, era el mesero de Pop's pero me había costado reconocerlo por su atuendo de calle tan distinto al uniforme de trabajo. - ¿Puedes levantarte? -Se siguió dirigiendo a mí con voz suave por miedo a asustarme. Yo asentí levemente y lentamente me incorporé y me apoye contra mi auto. No me había dado cuenta de que mi top todavía seguía levantado y se veía claramente mi corpiño. El hombre se acercó a mí y yo traté de alejarme, pero antes de que pudiera hacer algo el bajó la tela de mi prenda superior tratando de hacer el mayor esfuerzo para no rozar mi piel y la acomodó para que no se me viera nada. -Gracias. -Murmuré con mi voz todavía quebrada. Él sonrió de lado y luego me miró serio. -Te lastimaron. -Señaló la herida de mi costado y yo asentí. -Eso no fue lo peor que trataron de hacer. -Susurré, poco a poco aclarando mi voz. Vi como ponía sus manos en puño y miraba enojado a los cuerpos tirados a su alrededor. -Lamento que hayas tenido que pasar por esto, se supone que los Ghoulies ya no estaban más en la ciudad. -Me explicó lentamente con su voz ronca. Yo negué con la cabeza. -No es tu culpa. -Le contesté y en ese momento mis ojos se llenaron de lágrimas. Comencé a temblar descontroladamente mientras las cataratas comenzaban a salir por mis ojos. -Yo... -Traté de decir algo coherente pero mi voz se quebró enseguida. El hombre me envolvió entre sus brazos, todavía tratando de hacer los movimientos menos bruscos posibles y trató de tranquilizarme. -Shh, ya estás bien, estas a salvo. -Susurró en mi oído y yo respiré su aroma con mi cabeza enterrada en su pecho. Olía a cuero y algo mentolado, pero por algún motivo eso era sumamente tranquilizador. Luego de varios minutos pude dejar de llorar. -Vamos, déjame llevarte a casa. -Me ayudó a subirme a mi auto del lado del acompañante y luego él se subió al volante. Encendió el motor y me pidió amablemente si podía indicarle donde era mi casa. Le di las indicaciones lo más precisamente que pude sin que se me quiebre la voz y luego me dediqué a mirar por la ventana por el resto del camino. Cuando estuvimos frente a mi departamento él me ayudó a bajar y me acompañó hasta la puerta de entrada. -Quiero que no te preocupes, porque yo me encargaré que esos malditos no vuelvan a mirarte ni acercarse a ti nunca más en su puta vida, ¿está bien? -Me dijo mirándome fijamente a los ojos y yo asentí con nuevas ganas de echarme a llorar. -Ahora trata de descansar, que probablemente mañana tengas escuela. -Sonrió de lado y se dio media vuelta para marcharse. Antes de que pudiera dar un paso una idea cruzó por mi cabeza. -Jones. -Murmuré y él se dio la vuelta. Sentí como mi cuerpo se congelaba, él era con quien había estado soñando todas estas últimas noches. - ¿Ese es tu nombre? -Logré formular una pregunta coherente y el asintió lentamente. -FP. -Me contestó. -Soy FP Jones. -Se presentó con una sonrisa de lado. -Ya nos habíamos conocido antes. Trabajo de camarero en Pop's y también nos vimos cuando ibas saliendo del Whyte Wyrm. Pero yo todavía no sé tu nombre. -Me miró curioso con un extraño brillo en sus ojos. Yo lo observé durante unos minutos, era el hombre más precioso que había conocido en mucho tiempo y eso que estaba acostumbrada a cruzarme en mi camino con gente bella. -Annabeth. -Dije luego de un tiempo en voz baja. -Mi nombre es Annabeth. -Volví a decir más claro y recibí una hermosa sonrisa de su parte. -Un placer salvarte Annabeth. -Me guiño un ojo y se marchó lentamente. Yo suspiré y me metí dentro de mi apartamento. Tendría que ducharme millones de veces para quitarme la sensación de haber sido abusada. Pero FP de alguna manera había hecho que me sintiera un poco mejor.

Careless Premonitions | FP Jones | RiverdaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora