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La risa de Hyuk se escuchaba en todo su departamento mientras jugaba con su nueva mascota, en realidad ya no era tan nueva, llevaban cuatro meses juntos, le había tomado mucho cariño, poco le importaba que sus amigos y familiares lo odiaran, tan así que hasta Zico lo había apodado como el "pequeño mala leche", el minino solía atacar a sus visitas sin culpa, hasta podía apostar que si los gatos pudieran sonreír éste lo haría después de hacer sus travesuras.

Le había comprado hace algunas semanas uno láser para que jugara, había leído que le haría bien hacer algo de ejercicio, creía que desde que llegó quizás lo había engordado un poco, él se justificaba con que lo había llenado de amor pero como siempre sus amigos criticando; también le compro un trepador para que así dejara de romper su sofá y algunos otros juguetes. Debía admitir que sí sentía algo de culpa por lo mal que debía estarla pasando su verdadero dueño, pero se quedaba tranquilo al pensar que tuvo la suerte de caer en sus manos, él estaba cuidando bien de él, sabía que si el dueño volvía debería dárselo, y le dolía la idea, pero podía aceptarlo.

Se detuvo de jugar cuando oyó que tocaron su timbre, rápido le tiró una pelotita con un cascabel dentro a Tequila para que jugara solo mientras él atendía, era su amigo Jiho, quien le cedió ese apodo feo y que todos usaban ahora en su gato, se saludaron con su típico saludo para después abrazarse.

—¿Cómo está el pequeño mala leche? Lo quiero lejos de mi, ya estoy harto de que lastime mis piernas —preguntó mirando a su alrededor.

—Lo deje jugando en la sala, ¿no escuchas? —Señaló con su pulgar detrás suyo, podía oírse el cascabel moverse.

—Bien, vamos rápido a tu estudio, no quiero ni verlo —pidió empujando al menor tomandolo por sus hombros.

Pero siquiera llegaron a pasar la sala que la pelota de Tequila chocó contra los pies del invitado, que saltó del susto cuando vio al gato correr hacia él, tan así que gritó y uso a Hyuk como escudo, eso provocó una carcajada en él, que sin miedo tomó en sus brazos al gato que se detuvo frente suyo aturdido por los gritos del rapero.

—Eres tan exagerado —retó Hyuk sin dejar de reírse, de forma inconciente acariciaba a su mascota—. No te hará nada ahora.

—Claro, tienes que estar tú en medio para que ese loco se calme —reprochó antes de huir al estudio del menor.

Hyuk negó con la cabeza ante la acción de su amigo, dejó un beso en la cabeza de Tequila antes de dejarlo en el suelo y patear su pelota para que siguiera con su juego.

Ya ambos dentro del estudio Jiho se dio la libertad de hablar sabiendo que solo estarían ellos solos.

—Debes buscar el dueño de esa bestia y devolverselo, además de retarlo por hacerlo tan diabólico —mandó indignado—. Ese gato no es normal.

—Ya he intentado rastrearlo pero nada —aseguró sentando frente a su computadora.

—Si con intento te refieres a dos días y rendirte, pues alabo tu esfuerzo —bromeó echado sobre el sofá de ese cuarto.

—No hay muchas maneras de poder encontrar al mismo —se justificó.

—Existe internet.

—Como existe la posibilidad de que cualquiera se haga pasar por el dueño —discutió encendiendo su máquina—. Mejor no arriesgar.

—Pudiste haber hecho una encuesta, quien se sabía el nombre del gato entonces sería el verdadero dueño —insistió divertido al ver lo tenso que se ponía el menor.

—Mejor no arriesgar —repitió.

—Bueno, por lo menos te hace feliz y algo de compañía, ya que parece que no quieres conocer chicas —se burló apoyando sus manos el respaldo del sofá con una sonrisa divertida.

TequilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora