Billar

11 0 0
                                    



Ya me estaba imaginando una pelea campal llena de reclamos, pero al encontrarme con él en los pasillos de tercero mis temores se disiparon. Corrió hacia mi en cuanto me vio, dejó a un par de sus amigos hablando y me abrazó muy fuerte y beso con gran esmero. No pregunté nada, solo correspondí a todo.

— Te enteraste de la gran noticia? — preguntó bastante entusiasmado.

— No?— yo no sabía que pensar, en mi cabeza solo estaba una cosa.

— Este fin de semana jugamos contra los Leones y después de eso nos vamos a la final.

Me quedé ahí inmóvil pensando en que decir, no me esperaba eso pero era genial, no estaba enojado conmigo, es más, seguramente Erick no le había dicho nada y ahora lo único que le preocuparía sería su bendito campeonato.

— Si iras a verme verdad?

— Claro, por supuesto — hice una pausa, pensando en si podría ir — voy a ver si puedo.

— Que? Tienes que ir a apoyarme.

— Es que no sé si pueda el fin de semana, quizás vayamos donde el abuelo...

— Pero lo visitaste este fin — me interrumpió — yo te necesito ahí, apoyándome.

— De acuerdo, lo haré — le sonreí y recibí más besos en agradecimiento.

Me propuso almorzar juntos en nuestro lugar de siempre y nos despedimos para ir a nuestras clases.

Me pasé las primeras horas evitando a Javier de todas las formas que pude. Quería volver a los días cuando no cruzaba palabra ni mirada con él, los días en los que era invisible para él.

Llegó la hora del almuerzo, caminé muy feliz hasta los jardines de la biblioteca, donde Quique ya me esperaba, me recibió con una mirada seductora y antes de comer, nos dedicamos a los besos.

A cómputo llegué corriendo como siempre, me extrañó no ver a Javier ahí, pensé que ahora era él quien me evitaba.

Saliendo me pasé al ensayo de Sara, ya habían empezado y allí estaba Javier, en su puesto listo para actuar, la verdad es que no era malo y ciertamente me extrañaba que le gustara participar en esa clase de cosas, cualquiera pensaría que Javier era el deportista y Quique el artista.

Me retiré antes de que acabaran con su ensayo pues Quique me solicitaba, corrí muy contenta a su encuentro. Un par de sus amigos estaban con él, iríamos al billar, nunca en mi vida había entrado a esos lugares pero mientras estuviera con Quique no me preocupaba a donde íbamos.

Llegamos al lugar, estaba en el segundo piso, la decoración era muy vintage y acogedora. Eran apenas las cuatro de la tarde y ya había gente jugando y bebiendo, era un mundo nuevo para mí.

Teníamos al rededor de una hora ahí cuando vi a Laura subir las escaleras, venía con Santi, se unieron a nosotros en la misma mesa y tuve que soportar sus fastidiosas indirectas e insinuaciones descaradas hacia Quique.

Al cabo de unas horas más, Laura se encontraba tan ebria que se tambaleaba por el lugar pretendiendo bailar las canciones de la rocola, era algo vergonzoso de ver.

Quique y yo nos alejamos de los demás, ahora solo nos ocupaba besarnos y decir estupideces, efecto del alcohol supongo.

Hubo un momento en el que no vi más a Laura, pensé que quizás se había marchado pero al cabo de un rato volví a verla recargada en la mesa de billar tomando de su baso. Santi le preguntaba si estaba bien, aunque era obvio que no, apenas si se podía sostener en pie y lo único que decía era sí y se reía como idiota.

Ya eran cerca de las siete, estaba algo nerviosa, ya no me estaba divirtiendo. Quique discutía con sus amigos sobre el juego del fin de semana y parecía haberse olvidado de mi, después de un rato más le dije que debía marcharme así que se despidió de todos y se dispuso a acompañarme a casa.

Antes de que empezáramos a bajar las escaleras volví la mirada hacia una de las mesas, Laura estaba casi inconsciente en un sillón junto a un tipo, mucho mas grande que nosotros, que la abrazaba y ponía la otra mano en la rodilla de Laura. Pensé de inmediato lo peor, ninguno de los chicos la cuidaría o incluso cualquiera de ellos podía también "llevársela a casa", no podía dejarla así.

No quería eso en mi consciencia, así que me detuve después de unos escalones y le dije a Quique que debíamos llevar a Laura a casa. No fue difícil quitársela al tipo, la bajamos por las escaleras como pudimos y, si, los chicos ni cuenta se dieron.

Pedimos al taxi que se detuviera una cuadra antes de su casa y nos quedamos sentados en la banqueta ideando como meterla a su casa sin que sus papás se dieran cuenta. Se me ocurrió ir a buscar a Pau, vivía en la siguiente calle y quizás después de rogarle aceptaría tener a Laura ahí, al menos hasta que volviera en si.

No era una mala idea, sus papás no estaban a esa hora y no se darían cuenta del estado de Laura. Esa idea de desvaneció en cuanto vi el auto de su madre dar vuelta a unas cuadras.

— Es la mamá de Pau — dije en un susurro.

— Que? Como sabes que es ella? Podría ser alguien más.

— No, claro que es ella, conozco bien su auto. No puede verme aquí.

— No estamos haciendo nada malo.

— Me va a reconocer y se acercara a preguntarme por Pau, entonces verá que esta idiota está hasta las chanclas y creerá que soy una mala influencia para su hija.

— Creo que exageras.

No discutió más al ver mi enojo. Arrastramos a Laura tras el contenedor de basura y nos agazapamos también nosotros, era algo tan estúpido que cuando el auto terminó de pasar nos echamos a reír.

Concluimos que no era nuestro problema que los papás de Laura le vieran llegar así, demasiado habíamos hecho con traerla a casa. Nos quedamos parados enfrente de su casa y después de tomar un respiro corrimos hasta la puerta y la dejamos sentada ahí, salimos como bólidos y no paramos hasta unas cuadras abajo.

** A la multiunica persona que lee esto 😅 , Perdón por tanta tardanza :'(
espero que te haya gustado :) y trataré de actualizar más seguido, gracias por leer ❤**

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 23, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Amor En SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora