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—¿Estás segura de esto? —Preguntó Trunks a su novia mientras ambos iban volando a la casa de Gohan y Videl Son.

Pan miró con decisión al hombre que iba a su lado con una inquieta expresión en su cara, casi temerosa.

—¿Acaso te arrepientes? —Preguntó seria, sin enojo ni decepción, pues sabía que esto estaba siendo un gran paso en su relación.

Un paso muy grande si considerábamos que Trunks y Pan había mantenido una relación clandestina durante mucho tiempo; básicamente desde que ella cumplió los 17 años y Trunks a los 28 años ya había asumido el control total de Capsule Corp.

Ya fuese por la edad o por la relación que ambas familias mantenían, los dos involucrados habían acordado no hacer oficial su relación con sus respectivos allegados hasta encontrar "el momento adecuado".

Ese momento fue ayer por la noche cuando Trunks puso finalmente el anillo de plata con un zafiro en el centro, en el dedo corazón de Pan.

Ese anillo, ella lo llevaba con orgullo a pesar de que Pan iba cruzando los inicios de los 20 años y Trunks mediados de los 30. Ambos se veían muy jóvenes para sus respectivas edades pues mientras él podría pasar como un joven universitario ella no había desarrollado bien su estatura (según Pan) ni... otros atributos físicos.

―Dime, ¿te arrepientes? ―Repitió Pan.

—¡No! —Exclamó Trunks decidido—, es sólo que...

—¿Sólo que, qué?

—Es sólo que ni siquiera hemos llamado para avisar... ¿y qué si no están?

—Hoy es domingo —dijo Pan convencida de lo que decía—, ambos están en casa.

—¿Y no les estaremos molestando? —Preguntó dudoso.

—Más vale que no, porque si hubieran querido darme un hermanito lo habrían hecho diez años antes.

Trunks negó con la cabeza, resignándose a la voluntad de Pan.

Sinceramente lo único que él quería hacer hoy, que tenía día libre en la corporación, era disfrutar de un desayuno tranquilo con Pan. Ver películas de acción y terror toda la tarde y quizás una relajante estadía en el jacuzzi al caer la noche.

Pero no, Pan le había dado como desayuno la decisión de hablar con sus padres; como película, él sería el protagonista que al final es quemado en la hoguera por profanar a la virgen del pueblo; en vez del jacuzzi recibiría puñetazos; y al final un montón de insultos de camino a un hospital como postre.

Sí, más vale que sus ancestros se preparasen, porque en cuanto Gohan, Goten y Goku oyesen lo que él le había hecho a la pequeña Pan, iban a sentir la paliza que estos imponentes guerreros le darían a Trunks hasta el otro mundo.

Diablos...

Pronto visualizaron la casa de Gohan y Videl, desde que Pan se había independizado y mudado a un apartamento en el centro de la ciudad cortesía de Mr. Satan, ambos habían tenido un montón de espacio para ellos solos y las comodidades de una pareja madura.

Curiosamente Gohan y Goten habían retomado un curioso gusto por entrenar con Goku, Vegeta y él mismo cada cierto tiempo, por lo que era normal que el patio trasero tuviese varios agujeros espantosos arruinando el césped.

Después de la cólera titánica que Videl soltó al ver su jardín, todos ellos usualmente iban a sitios rocosos y helados a entrenar; donde no molestasen a nadie.

Bajaron con lentitud hasta la puerta principal donde tocaron el timbre.

—¿Te enojarás si te digo que me siento nervioso? —Preguntó Trunks siendo completamente sincero.

—Sólo procura no huir cuando mi padre te vea, ¿podrás?

—Supongo que sí, además, no importa si huyo. Si Gohan termina por querer darme una paliza lo hará hoy o mañana.

—No exageres —rezongó Pan—, mi padre no es así. Además ya tengo veintisiete años, he terminado la dichosa carrera que me impusieron mis padres, he ganado el maldito torneo pasado de las artes marciales y tengo propuestas para ser modelo en espera... aunque eso último sigo sin creérmelo —musitó.

—Te dije que eres hermosa ―le sonrió orgulloso de ella.

—¡Pero soy muy bajita! —Apretó los dientes y tocó el timbre otra vez.

—Uno sesenta no es tan malo.

—Uno sesenta y tres —corrigió Pan irritada por tener que alzar la cara para verlo—, ¡pero mírate tú mides uno ochenta!

—Uno ochenta y cinco —corrió Trunks riendo.

—No es justo —hizo un puchero—, mi tío Goten mide uno ochenta y seis. Mi padre uno ochenta y nueve (es un gigante), mi abuelo uno noventa, ¡y mi abuelo Satan mide dos metros!

—Pero tu mamá mide lo mismo que tú.

—Ni me lo menciones —refunfuñó—. Mi abuelita Chi-Chi mide uno setenta y seis y sigue viéndose joven.

—¿Recuerdas que mi madre, Número Dieciocho, tu mamá y la señora Chi-Chi les pidieron a las esferas que les quitaran diez años de vejez?

—Sí, según ellas porque los humanos y saiyajines no envejecen al mismo tiempo.

¿Y qué diablos? Un deseo era un deseo.

Pan tuvo que admitir que no supo de dónde había sacado ese jodido gen que le impidió tener pechos más grandes o un trasero más firme sin tener que esforzarse de más en sus entrenamientos. Su abuela Chi-Chi sin duda había sido bendecida de norte a sur, aunque sus años como peleadora hayan quedado atrás y había sido rejuvenecida, su abuela hacía que muchas cabezas masculinas se girasen a su dirección cuando paseaba por la ciudad.

Su madre ni se diga, no sólo era bonita y sus ojos grandes azulados eran hipnóticos, y no sólo para su padre, sino para todos los que la veían. Además tenía un cuerpo perfectamente bien proporcionado, medidas exactas, perfectas.

¿Y ella?

Sólo hacía crecer sus músculos con sus constantes entrenamientos y ya.

—Pan...

¿Por qué ella fue la manzana podrida de la familia? Bra había salido idéntica a Bulma cuando ésta fue joven, incluso si ambas se paraban una junto a la otra parecían más hermanas que madre-hija. Bellas, elegantes, delicadas...

—Eh... Pan.

¡Y Marron! ¡Ella era modelo! ¡Cantante! Y no una modelo y cantante cualquiera, ¡sino una maldita Idol bien pagada y cotizada por toda revista y programa de televisión! Con peticiones de hacer presentaciones de aquí allá por montones, la joven hija de Krilin y Número Dieciocho había alcanzado la fama a la edad de (oigan esto) 17 años cuando se presentó a un programa de concursos y ganó gracias a su angelical voz de ópera.

—Pan... cielo, ¿podrías soltar ya el timbre?

𝑷𝒂𝒑𝒂́, 𝒂𝒎𝒐 𝒂 𝑻𝒓𝒖𝒏𝒌𝒔  | 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora