Doblegarse

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El verde se volvió su condena.

Para nada va con él.  No lo hace verse fuerte ni imponente. No lo hace lucir poderoso ni inmortal.

Pero lo hace arrodillarse.

Es el color que porta el único ser que es capaz de hacerlo hincarse en una rodilla frente a él.

Resalta entre piel pálida y cuero negro. Enfatiza inteligencia y ludibrio al mismo tiempo.

El verde le pertenece a aquel al que podría besarle el dorso de la mano día y noche y, rendirle devoción con cada beso.

Es el color que no se opaca ni con el rojo de su capa. Resplandece y brilla con mayor intensidad cuando está envuelto en el carmesí que sí va con él.

Y Thor lo sabe.

Su condena está en la ropa verde y negra que está tirada en el suelo de su habitación. Está en los ojos esmeralda de su hermano, acostado en su cama.

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