Encuentro

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—¿Por qué no se parece a nosotros?— Preguntó Thor cuando conoció a su hermano.

Acunado en los brazos de su madre, descansaba un pequeño bebé de cabellos negros y piel pálida.

—Porque es especial, es mi pequeño niño de hielo— contestó la Reina sonriéndole a su esposo mientras su hijo mayor se estiraba  para poder ver al nuevo príncipe.

En el jardín más hermoso de Asgard, se dio su primer encuentro.

—No lo molestes— dijo Odín cuando el pequeño rubio enterró su dedo índice en una mejilla de su hermano.

El bebé se removió entre la sábana que lo envolvía, hizo pucheros y su llanto ensordeció a Thor.

—¡Ah! No llores. Madre, dile que no llore.
—Ya, ya. Mi hermoso príncipe— Frigga arrulló suavemente a su hijo hasta que dejó de llorar.

Sus grandes y redondos ojos se abrieron entre lágrimas y Thor pudo verlos y, por primera vez conocía el verde más cautivador en su vida. Un par de esmeraldas tan brillantes como joyas.

—Oh...— Se quedó mudo cuando miró fijamente a su hermano menor y una mano diminuta rodeó su dedo. Era un agarre muy frágil y suave.

—Es muy débil.
—Sí, lo es— el Rey alborotó los cabellos dorados de su primogénito.— Como hermano mayor, tu deber será cuidarlo y enseñarle todo lo que sabes.

—¡Sí, lo haré!— Contestó con entusiasmo.— Yo te protegeré— sonrío dulcemente al bebé que balbuceaba y seguía sin soltarlo.— Eeeh... ¿Cómo se llama?

—Oh, cierto— la Reina enderezó al bebé para que ambos pudieran mirarse.—Él es Thor— con su mano derecha unió las pequeñas manos de sus hijos y con ternura los miró a ambos.— Tu hermano mayor. Di hola, Loki.

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